Jacques
Chirac está ahora en un mismo costal con Álvaro Uribe.
Después de acusar al presidente colombiano de “no hacer
nada” por la liberación de su madre, los hijos de Ingrid
Betancourt imputan al presidente francés idéntica falta.
Molesto por la injusta inculpación y en medio de una
conferencia de prensa en Berlín, Chirac tuvo que defenderse
y aclarar que Francia había hecho lo que estaba a su alcance
para rescatar a esa persona pero que “todo resultó en vano”.
Chirac, empero, disculpó a la hija de la secuestrada
diciendo que sus críticas venían “del corazón”.
Al cumplirse los cinco años de cautiverio de la ex candidata
colombo-francesa, secuestrada por la guerrilla comunista de
las Farc el 23 de febrero de 2002, la familia Betancourt y
el comité de apoyo respectivo, en lugar de aumentar la
presión sobre la entidad secuestradora, redoblaron sus
ataques contra el gobierno colombiano quien no tiene nada
que ver con ese crimen, e injuriaron al equipo de Jacques
Chirac.
Melanie Delloye, la hija de la cautiva y Fabrice Delloye, el
ex marido de ésta, criticaron en una rueda de prensa en
París, en 23 de febrero pasado, la supuesta “falta de
voluntad política” del gobierno francés para organizar el
rescate de IB y, sobre todo, lo acusaron de no haber
rechazado las pretendidas “manipulaciones” del presidente
Álvaro Uribe. Fabrice Delloye, estima, en efecto, que en
julio de 2003 el presidente colombiano “comunicó falsas
informaciones de un supuesto ex guerrillero” en el sentido
de que Ingrid Betancourt sería liberada “por encontrarse
gravemente enferma”. Mal aconsejado y sin contar con el aval
de Bogotá ni de Brasilia, París despachó precipitadamente un
avión sanitario al Brasil. Improvisada, esa incursión
fracasó y los agentes franceses regresaron con las manos
vacías. Desde entonces, las pretensiones de un rescate
unilateral de IB fueron "congeladas" por París, cosa que los
hijos de ésta deploran. Empero, esa familia pretende ir
mucho más lejos.
Fabrice Delloye parece convencido de que él podrá obtener un
gesto de buena voluntad de las Farc si provoca un choque
frontal entre los presidentes Uribe y Chirac. Lo hecho por
él en la citada rueda de prensa es sin equívocos: criticó a
Chirac por no haber sancionado la “actitud agraviante” del
mandatario colombiano, y sugirió que Francia debería agitar
un gran garrote contra Colombia. “¿Por qué el gobierno
francés no le ha pedido a Estados Unidos que presione a
Uribe, único presidente fascista de América Latina” y
“protegido del presidente Bush?”, lanzó el ex funcionario
francés.
En vista del triste estado de las relaciones actuales entre
París y Washington, Delloye no tiene posibilidades de ser
oído. Sin embargo, esa idea irresponsable de que Francia
debe castigar a Colombia utilizando como pretexto el
expediente Ingrid Betancourt, está, desafortunadamente,
haciendo camino.
Esa idea había comenzado a germinar a comienzos de 2007. El
23 de febrero pasado, Melanie Betancourt criticó, en efecto,
la pasividad del primer ministro Dominique de Villepin, y
pidió a los candidatos a la elección presidencial francesa
comprometerse “realmente” en la liberación de su madre. La
frase que soltó enseguida refleja el avance de esa peligrosa
idea cogitada en ciertas oficinas[1] parisinas: “Francia
debe amenazar a Colombia con romper las relaciones
diplomáticas si realiza una operación militar” para
liberarla[2]. Fabrice Delloye, por su parte, agregó que
Álvaro Uribe es "ferozmente peligroso". Y poniendo al mismo
nivel las Farc y el presidente de Colombia agregó: « Estamos
ante dos monstruosidades »[3]. Hasta el momento de redactar
esta nota, ni los insultos contra Álvaro Uribe del señor
Delloye, ni los pedidos de castigo a Colombia de Melanie,
han sido rechazados por el gobierno francés.
¿Qué otra cosa podrían pedir las Farc?
La actitud de los hijos de IB es tan extrema que la
unanimidad de la familia Betancourt se quebró. Mientras una
rama fustiga al gobierno francés por su “ineficacia”, otra
lo congratula por sus “valientes esfuerzos” en la liberación
de IB. Astrid, la hermana de Ingrid, y Yolanda Pulecio, la
madre de ambas, están en el primer bando. Melanie y Lorenzo
Delloye y el padre de éstos, están en el segundo. Empero,
las dos ramas y el comité de apoyo, coinciden en una cosa:
en olvidar que el pedido de libertad debe ser dirigido ante
todo a las Farc. Ambos se oponen a todo lo que pueda parecer
un apoyo a los esfuerzos del Estado colombiano contra las
Farc y contra los secuestros.
Como Jacques Chirac reitera todos los días que él seguirá
“haciendo lo que sea posible por la liberación de la señora
Betancourt”, Álvaro Uribe le ha pedido que sea consecuente
con eso y le preste ayuda técnica para localizar los puntos
donde las Farc tienen a los rehenes. En particular, Colombia
le pide a Francia venderle medios electrónicos sofisticados
para captar las comunicaciones de los jefes terroristas.
“Después [de localizar a los rehenes] veremos cómo
organizamos la liberación”, explicó Uribe[4]. Sin embargo,
París se había anticipado a responderle, una vez más, que no
hará nada en ese sentido[5]. Y en ese ambiente de exigencias
unilaterales y de rechazos amargos a los pedidos de ayuda,
París continúa su prédica a favor de la “liberación de la
señora Betancourt”. Es más, Chirac precisa incluso que esa
liberación debe hacerse, “dentro de un arreglo humanitario
en las zonas desmilitarizadas".
El problema es que ese esquema de las “zonas
desmilitarizadas” es, en si, un callejón sin salida. Las
Farc hablan, es cierto, de un “canje humanitario”, y de la
“desmilitarización” de dos municipios colombianos, como
condición para ese “canje”[6], pero eso poco tiene que ver,
en realidad, con la liberación de los rehenes. En lugar de
negociaciones liberadoras, lo que buscan las Farc es un
cambio de régimen: que Uribe saque de las cárceles a los
guerrilleros condenados y que ordene a las fuerzas militares
un cese de sus actividades anti subversivas y anti tráfico
de drogas en todo el país. Aspiran, además, a que una parte
del territorio, los municipios de Florida y Pradera, les
sean entregados, para ocuparlos militarmente durante un
periodo indefinido, en un sector clave del sur del país,
próximo a corredores geográficos que los narco-terroristas
quieren controlar para abrirse una vía hacia el Océano
Pacifico.
No es difícil comprender por qué Álvaro Uribe, las fuerzas
armadas y la opinión pública, se han opuesto siempre a ese
escenario. Y se entiende muy bien por que las Farc insisten
en ello de manera obsesiva. Pero el jefe de Estado
colombiano, ante el bloqueo de la situación, busca otros
medios para liberar a los secuestrados.
Después de haber creído, como muchos, que la única salida a
ese problema era la negociación con los secuestradores, y
tras haber constatado varias veces que las Farc se oponen
ferozmente a toda negociación seria sobre ese tema, Álvaro
Uribe cambió de orientación y anunció que los rescates se
podría hacer mediante la vía militar, si las circunstancias
lo permiten. Experiencias positivas recientes indican que
esa vía puede ser tenida en cuenta, pues tres secuestrados
fueron liberados por las fuerzas del orden en operaciones de
gran habilidad[7]. Puestas a la defensiva en todos sus
frentes, las Farc temen que sus guaridas y los campos donde
concentran grupos de rehenes se derrumben uno a uno ante la
determinación de militares y policías. La prioridad para los
jefes de las Farc es, pues, quitarle a Uribe la nueva arma
del rescate militar. Para hacerlo reiteran que asesinarán a
los rehenes ante la menor tentativa de rescate.
Aterrorizadas una vez más por ese enfoque, las familias no
tiene otro camino que levantar, incluso contra sus deseos,
la consigna de “no al rescate militar”.
No es cierto que un rescate militar deba concluir
forzosamente en un baño de sangre. La liberación del ex
ministro Fernando Araújo, el 31 de diciembre de 2006, prueba
que las fuerzas del orden pueden atacar por sorpresa a los
secuestradores y arrancarles sus rehenes. Araújo, quien
había sido raptado por las Farc el 5 de diciembre de 2000,
logró escapar a sus verdugos gracias a una ofensiva del
ejército en el departamento de Sucre. El ejército y la
policía han realizado en el pasado cientos de rescates
exitosos por esa vía. Empero, en 2003[8], un frente de las
Farc masacró a 13 rehenes ante la irrupción de un
helicóptero militar. Desde entonces el temor de una nueva
bestialidad parecida se apoderó de todos los espíritus.
No obstante, la evasión del ex ministro Araújo relanzó la
idea de la solución militar. Según las encuestas, un 71% de
la opinión está hoy a favor de los rescates militares,
contra un 28% que preconiza el llamado “acuerdo
humanitario”.
La táctica de resignarse ante los dictados de las Farc y
sacralizar como única vía el “canje humanitario”, prolonga
el atroz cautiverio de todos los secuestrados. Pues las Farc
no ven por qué deberían privarse de los escudos humanos que
constituyen los grupos de secuestrados y por qué deberían
desbaratar esa poderosa palanca de agitación contra el
gobierno colombiano.
Esa táctica comienza en todo caso a generar dudas en Europa.
“Las Farc tienen la obligación de liberar a todos los
secuestrados”, subrayó a comienzos de febrero pasado[9] la
presidenta de la Confederación Suiza, Micheline Calmy-Rey.
Aunque ella insiste en la “vía pacífica”, ese llamado a las
Farc es novedoso. Por su parte, España, Portugal, Gran
Bretaña, Alemania y la ONU aceptaron en los últimos meses
reforzar su ayuda a Colombia, lo que incluye, en algunos
casos, una nueva actitud sobre la venta de material
militar[10].
La ayuda internacional para el rescate de los secuestrados
es urgente pues algunos de éstos podrían estar en territorio
extranjero. “Ingrid podría estar fuera del país” afirmó
Álvaro Uribe a periodistas franceses el 20 de febrero
pasado, agregando que existían indicios en ese sentido, sin
precisar si ellos estaban en Venezuela o en Ecuador[11].
Ello fue seguido de un nuevo incidente que deja mucho que
pensar. Astrid Betancourt comentó que si ello era cierto la
guerrilla lo que estaba haciendo era “proteger” a su hermana
“de los rescates militares”[12]. Lo que equivale a una nueva
versión de la fantasía que pretende hacer creer que las Farc
son menos culpables del secuestro de IB que el gobierno de
Uribe. Lo que es ciertamente asombroso.
Para garantizar su seguridad democrática, Colombia necesita
“el apoyo y la comprensión de la Unión Europea”, había
declarado María Consuelo Araújo, la ministra colombiana de
Relaciones Exteriores el 8 de enero pasado, durante una gira
por Europa. Colombia, en efecto, debe ser escuchada. Al lado
de una Venezuela chavista que, gracias a Rusia, se arma
hasta los dientes, y que tolera la presencia en su
territorio de unidades de las Farc, privar a Colombia de
medios de defensa contra el terrorismo y contra las otras
amenazas, es un crimen. Por fortuna, el nuevo liderazgo
político que saldrá de las urnas francesas en abril/mayo
próximo, podría significar una mejora de la actitud de París
y de la UE respecto de Bogotá.
[1] El
matutino L’Humanité, órgano del Partido Comunista Francés,
publicó el 25 de febrero de 2007 un artículo sobre Ingrid
Betancourt donde se habla de un manifiesto que pediría que
Francia y Estados Unidos presionen a Colombia. En ese
artículo el papel de las Farc es escamoteado y esa sigla no
aparece ni una sola vez.
[2] Ver el cable de la AP y el artículo de Le Nouvel
Observateur, Paris, 24 de enero de 2007.
[3] LCI, París, 23 de febrero de 2007
[4] Ver Le Figaro, 21 de febrero de 2007.
[5] Ver las declaraciones de Camille Rohou, embajador de
Francia en Colombia, publicadas por el diario El Colombiano,
de Medellín, el 4 de febrero de 2007 y por El País, de Cali,
el 8 de febrero de 2007. “No vamos a apoyar de ninguna
manera los rescates militares”, dijo Rohou.
[6] Las Farc dicen querer canjear únicamente a 57
secuestrados, entre ellos varios políticos, tres
estadounidenses, algunos soldados y policías, a cambio de la
excarcelación de unos 500 insurgentes.
[7] El ex ministro Fernando Araújo, fue liberado
militarmente el 31 de diciembre de 2006. El 8 de febrero de
2007, Leonardo Nur, capitán del Ejército, fue liberado tras
un ataque militar a un campamento guerrillero, en el
departamento del Valle. Nur había sido secuestrado el 23 de
mayo de 2003. Otra patrulla militar rescató a Marina Garcés
Muñoz, anciana de 72 años, el 20 de febrero de 2007, en el
Valle. Ella había sido secuestrada por el Ejército de
Liberación Nacional el 19 de septiembre de 2006.
[8] El 5 de mayo de 2003, fueron así asesinados por las Farc,
tras un cautiverio de 13 meses, el ex ministro de Defensa,
Gilberto Echeverri, 65 anos; el ex gobernador de Antioquia
Guillermo Gaviria; el pastor bautista Bernard Lafayette, y
once miembros de la fuerza pública secuestrados por la
guerrilla.
[9] Ver El Tiempo, Bogotá, 7 de febrero de 2007
[10] Diez y seis caza-bombarderos Mirage 5, comprados por
Chile a Bélgica y retirados de servicio en diciembre pasado,
serán revendidos a Colombia luego de ser modernizados. Ver
artículo en RTL.be, Bruselas, 4 de febrero de 2007.
[11] Horas después de que Iván Márquez, un jefe de las Farc,
negara que IB está cautiva fuera del país, el presidente
Uribe conminó a las Farc a que digan dónde está ese rehén.
"Para aclarar mejor el caso de la doctora Ingrid, Iván
Márquez debería decir sobre él mismo si está en el
extranjero o está en Colombia", afirmó el mandatario. "Él
sabe (Iván Márquez) por qué se lo digo", agregó.
[12] El País, Cali, 22 de febrero de 2007
* |
Periodista
colombiano,
autor del libro: "Les Farc, ou l'échec d'un communisme
de combat".
Editions Publibook, Paris, 593 páginas, diciembre de
2005. |