Las
lecciones
de la
liberación
del
suboficial
Pinchao
Eduardo
Mackenzie
-
Exclusivo
para
webarticulista.net
París,
sábado 19
mayo 2007
|
Las
seis lecciones más urgentes que se pueden sacar del episodio
Pinchao, es decir del acto de heroísmo del suboficial de la
Policía colombiana John Frank Pinchao Blanco quien escapó el
pasado 28 de abril de un campo de concentración de las Farc,
donde estaba cautivo desde hacía más de ocho años[1],
tras una operación lanzada por la policía contra una unidad
de las Farc, son las siguientes:
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Varios rehenes de los cuales no se
sabía si estaban aún en vida, aparentemente lo están[2],
aunque padecen de graves enfermedades y sufren brutales
castigos. Estos rehenes son los parlamentarios Luis Eladio
Pérez y Jorge Gechen Turbay, la ex senadora Ingrid
Betancourt, su ex jefe de campaña Clara Rojas, la señora
Gloria Polanco de Losada, los técnicos norteamericanos
Marc Gonçalves, Tom Howes y Keith Stansell[3],
los policías y militares Luis Mendieta, Armando
Castellanos Gaona, el capitán Bermeo, el teniente Malagón,
los sargentos Marulanda y Pantoja y los cabos Pérez Medina
y Ortega. John Frank Pinchao confirmó que hace tres años
Clara Rojas tuvo un hijo, Emmanuel, con un guerrillero y
que ese niño sigue en poder de las Farc.
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La estrategia del presidente Álvaro
Uribe de buscar la liberación de los rehenes en poder de
la guerrilla comunista Farc por todos los medios, incluida
la acción militar y el hostigamiento a los secuestradores,
es la correcta. La línea de esperar a que las Farc se
dignen venir a una mesa de negociaciones con el gobierno
si éste les concede una nueva zona desmilitarizada, es
errada[4].
El suboficial Pinchao es el segundo rehén de las Farc que
alcanza la libertad en los últimos meses, gracias a
contextos de desorden creados por la ofensiva militar en
las filas de los secuestradores[5].
La exigencia de las Farc de crear una zona desmilitarizada
en los municipios de Florida y Pradera, en el Valle del
Cauca, para realizar el llamado “intercambio humanitario”,
nunca aceptada por el gobierno de Álvaro Uribe, fue
declarada “inviable” por Camille Rohou, embajador de
Francia en Colombia, el 3 de mayo de 2007[6].
-
Los rehenes de las Farc son mantenidos
en condiciones inhumanas, implacables, horripilantes. El
gran desprecio de los jefes de las Farc por la vida
humana, por los derechos más elementales de la persona y
el tratamiento bárbaro que infligen a sus rehenes y
secuestrados, han quedado al descubierto, una vez más,
ante la faz del mundo. Las revelaciones del suboficial
Pinchao son a ese respecto claras y confirman las
declaraciones del ministro Fernando Araujo tras su audaz
huida de un campamento de las FARC. Varios de los rehenes
sufren de desnutrición y están enfermos (infartos,
infecciones intestinales y cutáneas, ceguera, hepatitis y
diabetes son las dolencias más frecuentes) y no reciben
atención médica alguna. Varios rehenes, incluida Ingrid
Betancourt, intentaron escapar y fueron recapturados y
“castigados duramente”. El suboficial indicó que los
rehenes permanecen bajo terribles amenazas de muerte y que
durante meses son atados con cadenas y candados al cuello,
día y noche, los unos a los otros. Esos tratos abyectos
deben ser dados a conocer al mundo entero. Los gobiernos
europeos y las ong de derechos humanos deben repudiar los
crímenes de las Farc y la crueldad con la que ellos tratan
a sus rehenes. Esa organización terrorista debe ser objeto
de una condena internacional. Un clamor debe levantarse a
nivel mundial contra las Farc. Los pueblos y los gobiernos
civilizados deben exigirles a las Farc el cese de esas
atrocidades y la liberación inmediata de sus victimas.
-
Una parte de los rehenes de las Farc
son tenidos en campamentos clandestinos ubicados en zonas
selváticas limítrofes con Venezuela y Brasil. Ello
confirma una vez más las alegaciones de quienes denuncian
desde hace varios años, sin ser escuchados, que el régimen
chavista tiene una política de tolerancia e incluso de
apoyo logístico y militar hacia las Farc. Si las Farc no
encontraran en esas zonas limítrofes tolerancia por parte
de las autoridades venezolanas y brasileñas, ellas no
instalarían en esos confines sus campos móviles de
concentración. El episodio Pinchao podría abrir la
puerta a la responsabilización de los presidentes Hugo
Chávez e Luis Inacio da Silva[7]
por las desgracias que sufren los rehenes de las Farc. El
pueblo colombiano y la opinión internacional exigirán
cuentas un día a esos mandatarios por su contribución
indirecta al calvario de los rehenes colombianos en esas
zonas limítrofes. A menos de que esos gobiernos realicen
acciones efectivas anti Farc en sus territorios de
frontera y ayuden a liberar así a los rehenes[8].
-
Las Farc se oponen a toda tentativa de
arreglo pacífico de la cuestión de los rehenes y
secuestrados e incluso a la excarcelación misma de los
miembros de las Farc condenados por la justicia. Una vez
más, la dirección de las Farc rechazó la propuesta del
presidente Uribe de hacer un intercambio humanitario e
incluso de realizar una liberación unilateral de presos de
las Farc para que esa organización no tengan más pretextos
para continuar el cautiverio de los rehenes. Un jefe de
las Farc, Raúl Reyes, rechazó de nuevo la propuesta en ese
sentido del presidente Uribe, el 16 de mayo pasado. La
comunidad internacional, en general, y la Unión Europea
en particular, pudieron constatar así que las Farc tratan
de sabotear toda iniciativa tanto de la parte del gobierno
colombiano, como de la comunidad internacional, para
obtener la liberación de los rehenes.
-
El asunto de los rehenes y
secuestrados en Colombia por las Farc y por las otras
bandas terroristas colombianas debería ser un tema de
primera importancia para la conciencia pública mundial.
Esta y los gobiernos elegidos por ella, no pueden ser
indiferentes ante lo que ocurre en Colombia, donde una
guerrilla de extrema izquierda, una de las últimas del
hemisferio occidental, dispone de campos de concentración
y de muerte donde centenares de personas son hacinadas y
tratadas como los prisioneros del ex Gulag soviético. Ese
horror no puede continuar. Washington apoya los esfuerzos
del Estado colombiano para obtener la liberación de los
rehenes mediante conversaciones con las Farc o mediante
acciones militares calculadas. Los gobiernos europeos no
lo hacen. Sin embargo, ellos son los más activos al
momento de exigirle al Estado colombiano (y mucho menos a
las Farc) esas liberaciones. Ese unilateralismo de
apariencia neutralista es erróneo y debe cesar. Las
exigencias de las capitales europeas deben ser dirigidas a
los captores de rehenes y no al Estado colombiano que hace
todo lo que está a su alcance y que paga un elevado precio
en sangre y sacrificios personales y económicos en el
desmantelamiento de las entidades secuestradoras y
narcotraficantes.
“Colombia necesita comprensión y apoyo de
la Unión Europea”, declaró en enero de 2007 María Consuelo
Araújo, ministra colombiana de Relaciones Exteriores,
durante un viaje oficial por el Viejo Continente. “Francia
debería ayudarnos a localizar a Ingrid Betancourt”, subrayó
el 21 de febrero de 2007 el presidente Álvaro Uribe. París
podría “ayudarnos a verificar si ella ha sido trasladada a
otro país”, agregó. Tales llamados de Colombia cobran enorme
actualidad hoy en día. La ayuda técnica francesa y europea,
sobre todo en equipos de localización y rastreo de
telecomunicaciones, puede ayudar, por ejemplo, a salvar la
vida de numerosos rehenes. Pues la vida de éstos está en
constante peligro mientras continúen en poder de sus
captores. Quienes ponen en peligro la vida de los rehenes no
son las autoridades sino los secuestradores. Toda inversión
del problema es un sofisma impulsado por los secuestradores,
quienes pretenden descargar la responsabilidad de sus
crímenes sobre otros. La UE no debería acatar esa inversión
negacionista de la realidad sino aportar claridad y ayuda
política y técnica al Estado colombiano en su lucha legitima
contra el terrorismo.
[1]
Pinchao fue secuestrado el 1 de noviembre de 1998 luego
de un violento ataque de las Farc contra un cuartel en
Mitú, una capital de provincia, que dejó decenas de
muertos y permitió a las Farc capturar 52 policías.
Aprovechando un descuido de sus guardias, Pinchao huyó
de noche del campamento y erró durante 13 días por la
selva del Vaupés, hasta que encontró campesinos e
indígenas que le dieron comida y le ayudaron a localizar
el comando Jungla de la policía antinarcóticos que lo
buscaba por haber sabido de su huida gracias a la
intercepción de una comunicación radial de la guerrilla.
Traslado a Bogotá, Pinchao fue acogido por su familia y
por el presidente Uribe y recibió atención médica en un
hospital.
[2]
El 27 de abril de 2007, los familiares
de los doce ex diputados del Valle del Cauca,
secuestrados por las Farc en 2002, recibieron un video
donde piden al gobierno ceder ante las exigencias de las
Farc.
[3]
Capturados el 13 de febrero de 2003 en
el departamento de Caquetá cuando el avión en que
efectuaban una misión antidroga fue derribado por
guerrilleros. Estos asesinaron a los dos otros ocupantes
de la nave, el norteamericano Thomas John Jannis y al
colombiano Luis Alcides Cruz.
[4]
Las Farc exigen la liberación de 500 de
sus militantes encarcelados, a cambio de la entrega de
58 rehenes “políticos” en poder de esa guerrilla. Los
secuestros realizados por las Farc disminuyeron un 76%
gracias a la orientación de Álvaro Uribe, desde su
llegada al poder en agosto de 2002, de contención de la
guerrilla.
[5]
El actual ministro colombiano de Relaciones Exteriores,
Fernando Araújo, fue nombrado a ese cargo después de
haber escapado a las Farc en enero de 2007 tras seis
años de cautividad. Acosados por las fuerzas armadas,
las Farc dejaron en libertad, entre marzo y comienzos de
mayo de 2007, en el noroccidente de Antioquia, a ocho de
los nueve geólogos secuestrados en Chocó. Ocurrió lo
mismo a comienzos de abril de 2007 con cuatro
funcionarios de Impuestos y Aduanas nacionales,
secuestrados por las Farc y entregados poco después a
una comisión del departamento del Valle.
[6]
El 13 de diciembre de 2005, los gobiernos de España,
Francia y Suiza propusieron al gobierno colombiano y a
las Farc una “zona de encuentro” de 180 km2 en el
caserío El Retiro (Valle) para realizar el “intercambio
humanitario”. Las Farc rechazaron sin tardar la
propuesta. Otras ocho propuestas diferentes, formuladas
por el gobierno colombiano, han sido rechazadas por las
Farc.
[7]
En abril de 2007, el gobierno de Brasil dejó en libertad
y no extraditó a Colombia a Oliverio Medina, alias el
« cura Camilo », un guerrillero de las Farc cuya
extradición había sido pedida por Colombia en septiembre
de 2005, cuando éste fue capturado en Sao Paulo. Un
guerrillero de las Farc, de nacionalidad brasileña,
Michael Cuello Souza, alias Isauro, fue capturado en
Colombia en abril de 2007.
[8]
Una notable excepción a la regla ocurrió el 20 de abril
de 2007 cuando militares venezolanos rescataron en medio
de un tiroteo a Luis Alberto González (64 años) y Elsa
Crespo (59 años), padres de José Luis González Crespo,
gobernador del departamento colombiano de la Guajira,
secuestrados el 15 de abril en el poblado venezolano de
El Guanero. En la acción no hubo capturas y las
autoridades no precisaron si los secuestradores eran
guerrilleros o paramilitares colombianos.
* |
Periodista
colombiano,
autor del libro: "Les Farc, ou l'échec d'un communisme
de combat".
Editions Publibook, Paris, 593 páginas, diciembre de
2005. |
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