La extraña
retórica
del
profesor
Noam
Chomsky
Eduardo
Mackenzie
París, 23
julio 2002
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Nueva
incursión del profesor Noam Chomsky en tierras
latinoamericanas. Esta vez el eminente lingüista se ocupa de
Colombia. Mas concretamente, de la situación en el Cauca. El
dice haber pasado "algunos días" en ese departamento y
conversado allí "algunas horas" con el gobernador indígena
Floro Tunubalá. Así, el ha comprendido todo.
Su veredicto : el mal principal de Colombia es el
gobierno colombiano, las élites colombianas, los militares,
los paramilitares y Washington. Y la guerrilla ? No, la
guerrilla colombiana, ese feroz aparato que devasta el país
y, sobre todo, ensangrenta y parasita las capas mas pobres
de la población, no es objeto de su preocupación. Para
el gran tribuno la guerrilla colombiana no es mas que un
actor secundario, una especie de títere supletivo en manos
de "la élite colombiana" quien utiliza esa misma
guerrilla "en su lucha contra la gente que lucha contra el
sistema".
Incomprensible ? Evidentemente. Sin embargo, atención,
el profesor Chomsky no suele equivocarse. El nuevo pontífice
de la izquierda bien pensante norteamericana es como los
Papas, su infalibilidad es garantizada y acatada. Ante sus
bulas la duda está llamada a jugar un papel nulo.
Chomsky nos dice, sin atragantarse, que si la guerrilla
colombiana perdió toda "orientación social" eso se debe, no
a sus propios errores y contradicciones internas, sino a la
actividad externa de la "élite colombiana" quien alcanzó una
"primera meta" consistente en "llevar a la guerrilla a esa
transformación".
Nunca nadie había formulado una explicación más luminosa (y
cínica) del por qué y del cómo la guerrilla colombiana pudo
degenerar en delincuencia común pura y dura.
Según el profesor, la "élite colombiana" --el parece no
conocer otra categoría--, es, a su vez, títere de las
"multinacionales agroindustriales" quienes quieren "sacar a
los campesinos de sus tierras, destruir la biodiversidad y
edificar laboratorios de semillas".
Por otra parte, Washington realiza una "guerra química"
contra los campesinos y organiza
la "destrucción de los cafetales con las fumigaciones"
(antidrogas). Esto es lo que el profesor Chomsky dice haber
descubierto gracias a sus conversaciones rápidas con el
gobernador Tunubalá. Puro delirio ? No. Ni pensarlo.
Juzguemos eso a la luz de otro "hallazgo" del eminente
académico.
¿Por qué hay paramilitares en el Cauca ? Porque allí se ha
construido un "Bloque Social", que es, según el, la
alternativa única a los problemas colombianos : una
comunidad de "resistencia al neoliberalismo" que es, según
el entrevistador de Chomsky, "la más importante experiencia
del hemisferio".
El "Bloque Social" está, pues, destinado a "separar la
región [del Cauca] del conflicto" colombiano, a liberarse de
los "militares-paramilitares" y de la guerrilla y lograr "el
desarrollo social y económico independiente". ¿Muy bueno
para ser cierto? No. Todo eso avanza muy bien, según
Chomsky, quien no ve sino un problema : las "fuerzas
militarizadas" (categoría rara), entiéndase, el ejército y
los paramilitares --estos últimos también serían títeres de
la "elite colombiana"-- quieren destruir ese prometedor
embrión de sociedad utópica agraria y antiliberal.
Seamos serios. El cuadro que presenta el profesor Chomsky
tiene poco que ver con la realidad. Antes de que
llegaran los paramilitares al Cauca habían llegado las
guerrillas, quienes atacaban a la población civil. Hasta el
punto de que los indígenas, para defenderse, construyeron el
Quintin Lame, una guerrilla. Hoy esa organización no existe.
Fué disuelta por los propios indígenas, después de llegar a
acuerdos de paz con el gobierno de Bogotá, en mayo de 1991.
Pero las FARC continuaron sus masacres y siguen
asolando el país.
La aparición de paramilitares es una de las respuestas
ilegales de la población desesperada. Otra respuesta es la
resistencia civil desarmada, en la cual participan los
sectores populares y en la cual los indígenas llevan un
papel de vanguardia sumamente importante y valiente. Chomsky
no dice nada sobre esto, pues esa porción de la realidad
colombiana perturba sus esquemas y construcciones
intelectuales.
Si el "Bloque Social" tiene un enemigo ese es la guerrilla
que es el aparato armado más fuerte de la región, más que
los paramilitares y más que las fuerzas militares
acantonadas en la región. Las Farc no aceptan que
iniciativas populares de autosostenimiento se hagan a
espaldas de ellas. ¿No fueron las Farc las que mataron,
por ejemplo, en el norte del país, a los militantes de una
guerrilla maoísta reconvertida a lo civil, el Epl, que
habían osado fundar una comunidad bautizada Esperanza, Paz y
Libertad ?
Los paramilitares, es cierto, tampoco ven con buenos ojos
esos experimentos. Pero paramilitares y guerrilla comparten
por igual la responsabilidad de la violencia en el país y en
el norte del Cauca. Y no hay por que atribuir solo a los
paramilitares los peligros que corre la población del Cauca.
¿Cómo un distinguido intelectual norteamericano, la
antípoda del charlatán irresponsable, puede firmar un "email
interview" impregnado de tales imposturas ?
La respuesta o, mejor, mi respuesta, es ésta : el gran
desafío de Chomsky es buscar una salida a la bancarrota
política y moral en la que la izquierda extraparlamentaria
norteamericana está metida desde que se embarcó en un apoyo
a la guerrilla stalinista colombiana, sobre todo desde la
desaparición de la URSS, creyendo que esa fuerza, que
degeneró en el tráfico de drogas, el gangsterismo y la
barbarie, simbolizaba la "resistencia al capitalismo y al
imperialismo" en un país semicolonial.
Para justificar esa opción, ellos deben alterar la realidad,
torcer las evidencias, diabolizar al otro, en este caso a
"la élite colombiana", a la administración americana, a las
fuerzas armadas, que son, según ellos, hermanos gemelos de
los paramilitares. Y hacer de la guerrilla una especie de
víctima inocente de esa coalición perversa.
Las Farc pasaron de matar "en nombre de la humanidad" a
matar en nombre del dinero y del poder totalitario. No es la
primera vez que una organización stalinista termina en el
campo del fascismo. La izquierda norteamericana no quiere
reconocer eso. Los hechos están ahí, y son el calvario
diario de los colombianos, pero ella los ignora. ¿ Hasta
cuando durará esa ceguera criminal ?
Una palabra sobre Floro Tunubalá. Los colombianos están
orgullosos de haber elegido un gobernador indígena. Las
manifestaciones de simpatía por esa elección fueron muchas y
generales. Chomsky, sin embargo, nos cuenta que esa elección
"fué un choque para las élites que habían dirigido siempre"
el departamento. Una sorpresa? Tal vez. Pero no, Chomsky el
lingüista nos habla de un "choque". Si ello es así la
pregunta lógica es : ¿quien cuestionó esa elección? ¿Cuando?
¿Cómo? Chomsky no lo dice.
Noam Chomsky parece conmovido por el hecho de que Floro
sea "un indígena reflexivo, locuaz, altivo". ¿Esas
cualidades son, acaso, exóticas en un indígena colombiano ?
¿Hasta el punto de tener que hacer ese comentario ? Hay
elogios que a veces se transforman en su contrario. Y que
producen como un malestar. Un lingüista debería saberlo.
¿Qué hace la escuela Chomsky cuando se encuentra ante un
hecho sangriento cometido por la fuerza stalinista cuya
imagen hay que preservar, para preservar unas posturas
ideológicas ? Muy fácil : la respuesta es diluir la
responsabilidad del agresor en un discurso que traslada o
atribuye al otro igual carga de culpa, aunque ese otro no
haya sido protagonista de la agresión o sea incluso la
víctima.
Poner en pié de igualdad agresor y agredido, soslayar
ciertos hechos, magnificar otros, es un método fácil y
pernicioso, que no paga. Sin respetar las "tenazas de la
realidad", como diría el sociólogo Edgar Morin, la prosa más
bien intencionada se transforma en demagogia.
Ese malabarismo curioso, utilizado con frecuencia por cierta
izquierda internacional, hace pensar en la actuación del
señor Kompass, representante de la ONU en Colombia, luego de
la terrible masacre de Bojayá, donde las Farc mataron a 119
civiles inocentes, entre ellos 45 niños, el 2 de mayo
pasado. Kompass, en lugar de aceptar los hechos y de
designar a las Farc como los autores de la matanza, lanzó
una diatriba contra el Estado colombiano, por no haber
podido evitar la tragedia.
Tras la ola de indignación nacional que suscitó la masacre,
la injusta suputación del diplomático sueco no hizo sino
avivar la amargura.
Ese método es utilizado también por el entrevistador de
Chomsky cuando asegura, sin sonrojarse, en su "email
interview", que Toribío y Jambaló, al norte del Cauca, están
siendo " bombardeados por las Farc y por el gobierno
colombiano".
Quien no conoce lo que está pasando allá podría tragar
entero eso. No nosotros. Toribío y Jambaló hacen parte de
una serie de pueblitos atacados por las Farc en estas
últimas semanas (Toribío, Totoró, Timbío y Mondomo). Por que
? Porque allí la resistencia civil a la guerrilla es enorme.
En Toribío, la guerrilla realizó su ataque más violento :
bombardeó el pueblo, con un tipo de mortero inventado por el
IRA irlandés --y vendido a las Farc desde hace varios años--
mató a un niño de 10 años, hirió a tres civiles, destruyó 30
viviendas, destruyó el Banco Ganadero y la estación de
Policía. Los 14 policías del lugar lucharon 20 horas contra
500 guerrilleros hasta que se les acabaron las municiones.
La guerrilla entonces intentó quemarlos vivos lanzándoles
bombas incendiarias. Tras la rendición de éstos, la matanza
que se preparaba no pudo comenzar pues el pueblo se opuso a
ello y logró que la guerrilla dejara en libertad a los
policías. La guerrilla también vió dificultados sus
propósitos criminales por dos aviones del ejército que
comenzaban a dispararles desde el aire.
La columna guerrillera abandonó el lugar, se internó en la
montaña y cayó sobre otro pueblo para reanudar sus cobardes
ataques.
Eso es lo que los propagandistas de Noam Chomsky y la
revista ZNET, presentan como un "bombardeo del norte del
Cauca por las Farc y el gobierno".
Noam Chomsky, basado en evaluaciones de algunas
organizaciones de derechos humanos, asegura que la "amplia
mayoría de atrocidades" es cometida en Colombia por los
paramilitares. Sin citar cifras ni fuentes exactas, y
empleando una categoría sociológica obscura como los
"militares/paras" (?), declara que el 75%-80% de las
atrocidades son cometidas por que ese sector y que esa
proporción se ha mantenido "estable durante años".
Ese balance es inexacto. A pesar de las abundantes
estadísticas disponibles, Chomsky no cuantifica el tema
preciso de los secuestros, de las destrucciones de pueblos,
ni de las matanzas de rehenes militares, ni de civiles.
Sin hablar de la destrucción de obras de intraestructura
industrial destinadas a demoler la economía del país. Si lo
hiciera, el constataría que en el terreno real las
guerrillas ponen las cifras de atrocidades más altas.
El profesor norteamericano parece ignorar que la
utilización masiva del secuestro extorsivo, como arma de
guerra y de terrorismo psicológico, por parte de las Farc y
del Eln (cerca de 3.000 secuestros cada año), han
ocasionado, por primera vez en muchos años, un importante
estallido en el seno del movimiento europeo de
organizaciones de derechos humanos.
Tras dos décadas de activismo, las ongs que trabajan en
Colombia han perdido su unidad y llegado a conocer roces
violentos con activistas y energúmenos de otras ongs de
Europa. ¿Por qué ? Porque una ong holandesa, Pax Christi
Holanda (PCH), decidió lanzar una campaña europea de
denuncias contra el secuestro en Colombia. Y como ese delito
es copiosamente realizado por las Farc los actos para
sabotear esa campaña no se hicieron esperar.
Esa ruptura es, sin embargo, sana y necesaria pues muestra
una evolución positiva en el seno del movimiento de las ongs.
La nueva actitud de Pax Christi Holanda refleja, de manera
explícita, que ciertas ongs están hartas del
unilateralismo y de la ceguera tradicionales de las ongs
ante el fenómeno guerrillero o terrorista.
Esas presiones podrían ser el preludio de nuevos ataques
(incluso más violentos) contra la ong holandesa y contra
toda aquella organización de derechos humanos, colombiana o
extranjera, que evolucione en el mismo sentido de PCH, o que
se deslinde de la unanimidad y de la actitud de tolerancia
ante la violencia emanada de organizaciones llamadas "de
izquierda", que existía hasta hace unos meses en la galaxia
de las ong de derechos humanos.
El profesor Noam Chomsky debería informarse bien antes de
lanzar elucubraciones discutibles sobre el tema tan
complicado de Colombia. Con los esquemas que defiende no
podrá comprender lo que pasa, ni ayudar a la izquierda a
reconocer sus errores y a jugar un papel constructivo en
América Latina.
* |
Periodista
colombiano,
autor del libro: "Les Farc, ou l'échec d'un communisme
de combat".
Editions Publibook, Paris, 593 páginas, diciembre de
2005. |
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