Cuando
el presidente, el vice, ciertos ministros y algunos
milicos, dicen que no habrá referendo, como si fueran
unos dioses, que todo lo deciden y que todo lo pueden,
sin duda lo que están es hablando como miembros activos
del MVR, y no como unos dirigentes que defienden su política
de gobierno. Eso quiere decir, señoras y señores, que
quienes llevan hoy las riendas del Gobierno nacional,
están en campaña electoral y bien avanzada por cierto;
y dentro de unos días, van a desplegar la pancarta por
el NO; y no se trata de decirle NO al referendo, sino de
la invitación a votar por la opción del NO ante la
inminente e ineludible interrogante plebiscitaria que se
nos avecina. En ese sentido, el Gobierno utiliza y
seguirá utilizando todas las fuerzas y medios de que
dispone, para tratar de hacer ganar el NO.
Sin embargo, algunos analistas dicen que ciertamente el
Presidente y su banda, pueden y deben hacer todo lo
posible por impedir la realización del referendo
revocatorio; cayendo sin querer en la trampa mesiánica-política
que tanto Chávez como las circunstancias le han tendido
a mucha gente; y lo más lamentable es que eso ha
llegado al corazón mismo de la oposición, donde por
cierto se siguen llevando de arrastre materias tales
como unidad, visión de futuro, coraje e imaginación.
Dicho esto, sería positivo que no se siguiera
percibiendo a Chávez, a su gabinete y sus militares
jaladores (perdonen el pleonasmo), como unos semidioses,
que marchan por encima de las investiduras democráticas,
cual gobernantes que abiertamente confunden gestión de
gobierno con mítines; que mezclan cuenta y memoria con
autobuses cargados de gente para llenar sus actos de
calle.
Ahora bien, no habría que asombrarse por cuanto el
gesto de millones de venezolanos que votaron por Chávez
en el 98 dejaba entrever el desprecio de dichos
electores por las instituciones democráticas; mortal
paradoja para una nación poseedora de una rica herencia
democrática.
Y hoy, a pesar de haber sido Venezuela una potencia
democrática regional, no tenemos experiencia en materia
de referendo, y un ejemplo de ello es que algunos líderes
políticos de oposición confunden referendo con campaña
presidencial.
En la actualidad, tanto esos desbarrancados electores,
así como también los aún pestilentos a naftalina
partidos políticos tradicionales, los bobos feroces de
Altamira y demás histriónicos ex chavistas, deben
entender que la búsqueda de soluciones no pasa por
arrimarse a esa rabiosa, insensata e irracional onda
antichavista, por lo demás histérica, facilista y de
un cortoplacismo que ya hizo metástasis.
Lo que realmente se necesita es que nos encaramemos en
nuestras instituciones, que nos reconciliemos con
nuestro acervo democrático y con nuestra vital división
de poderes. Y en ese sentido, llenar debidamente todos
los requisitos que la ley nos impone, para la celebración
de un referendo revocatorio y en consecuencia comenzar
desde ya a hacer campaña por el SÍ.
Para finalizar, detengámonos por un minuto a escuchar,
-lo cual no es difícil dada la omnipresenciala campaña
por el NO que lleva adelante el presidente, y
entenderemos que el referendo es inminente; mientras que
los encargados de la campaña por el SÍ, temen en medio
de su desbarajuste y amateurismo político que no habrá
referendo y no se han movilizado para hacer una
recolección seria de firmas que refleje de manera
contundente lo que dicen hoy las encuestas, sondeos que
por cierto pareciera que el único que los toma en serio
es el presidente Chávez. •
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* LUIS DE LION
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2002. Editorial la Mosca Analfabeta C.A.
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