Hugo Chávez no viajó a Argentina con el propósito de romper relaciones con Colombia en el marco de la reunión presidencial suramericana. La versión habría sido filtrada en medios diplomáticos brasileños y el diario español El Mundo ayer se hizo eco de ellas. Según fuentes consultadas en el alto gobierno venezolano, el propósito de Chávez con su intervención en Unasur era resaltar el tema de la presencia militar de EEUU en la región, procurando pronunciamientos expresos de los mandatarios del vecindario.  

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Una ruptura formal de las relaciones diplomáticas con Colombia es un hecho que Chávez se reservaría para un escenario venezolano, donde no comparta cámaras con otras figuras internacionales. En los preparativos de la Cumbre del Unasur, Chávez habría jugado al rol  de radical anti uribista en sus contactos con Brasil y Argentina. Se habría tratado de un amague discursivo más que una decisión tomada de escalar en el conflicto de Colombia en medio de la reunión de Bariloche.

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Chávez estaría decidido a intervenir abiertamente en la política interna colombiana desde la plataforma electoral de la izquierda de ese país. Este hecho lo confirman aseveraciones en su programa televisivo dominical del 23 de agosto, cuando mencionó un plan de difusión de su proyecto político valiéndose de aliados en Colombia.

La evaluación que hace el chavismo colombiano considera que una ruptura de relaciones de Caracas con Bogotá dañaría la proyección de una candidatura chavista en Colombia para las elecciones del 2010. Esa evaluación fue compartida por Caracas. Por ello,el embajador de Chávez en Colombia debe estar regresando a Bogotá en breve, luego que en la Cumbre de Bariloche no se produjera un aumento del conflicto binacional. En todo caso, lo que Chávez califica como el “congelamiento” de las relaciones se mantiene como línea venezolana.

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Tras el reciente anuncio de Chávez de congelar las relaciones con Colombia, se registraron diversos actos de las autoridades venezolanas frenando el tránsito de personas y mercancías. Se reprodujo lo que ya había ocurrido en el 2005 con el Caso Granda), en el 2007 con el fin de la intermediación de Chávez con las Farc y, en el 2008 por el ataque de Colombia a las Farc en territorio ecuatoriano.

Desde el 28 de julio autoridades militares y civiles venezolanas, incluso a nivel ministerial, habrían implementado decisiones de choque contra Colombia. Desde la extralimitación en las revisiones aduaneras en la frontera con paralización de  cargamentos de alimentos, hasta el desconocimiento de permisos de importación recién emitidos, distintas instancias del Gobierno venezolano optaron por interpretar la orden impartida por Chávez desde Miraflores a través de un programa de TV de martes en la noche.

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Algunas de las acciones del gobierno venezolano contra Colombia amenazaban afectar el flujo de suministros de bienes esenciales en la frágil cadena de distribución venezolana. Pese a los anuncios de Chávez según los cuales reemplazarían las importaciones de productos colombianos con proveedores de otros países en breve tiempo, este hecho ya ha sido calificado en medios oficiales como de difícil cumplimiento.

Para dosificar las sanciones comerciales contra Colombia y evitar que se reviertan contra la popularidad del gobierno venezolano, Chávez ordenó formar un comité de seguimiento dirigido desde la Vicepresidencia Ejecutiva venezolana.   El manejo cotidiano de la crisis de las relaciones de Venezuela con Colombia fue  puesto en manos del vicepresidente ejecutivo Ramón Carrizales, quien al igual que en el tema de las relaciones con Rusia, ha venido suplantando a la Cancillería venezolana.

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Lula da Silva se anotó el viernes dos éxitos: preservar la existencia de Unasur y resolver a favor de Brasil uno de los más importantes negocios del futuro inmediato en materia de telecomunicaciones a nivel regional. En ambos hechos estuvo involucrada la presidenta argentina Cristina Kirchner.

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El 28 de agosto, mientras la atención pública regional se concentraba en la cumbre Unasur a propósito del acuerdo militar EEUU-Colombia, en Buenos Aires se difundía el contenido de una resolución ministerial que materializa un notorio éxito diplomático y comercial de Brasilia.  La señora Kirchner decidió dejar sin efecto la decisión del gobierno de Carlos Menen que escogió la norma estadounidense (ATSC) de televisión digital. Simultáneamente Argentina se sumó al sistema SBTVD (Sistema Brasileiro de Televisão Digital),  adaptación brasileña de la norma japonesa ISDB-T.

Con ese anuncio, hecho por Cristina Kirchner en compañía de Lula da Silva, se cierra la intensa gestión diplomática que Brasil realizó, con apoyo japonés, para sumar a Argentina al mercado de aparatos de equipos de recepción de TV con tecnología japonesa.

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Perú ya asumió el patrón de Tv digital nipo-brasileño. Chávez anunció recientemente que Venezuela escogerá el mismo patrón técnico para Tv digital, abandonando los planes de sumarse al recién liberado sistema chino. En Brasilia suponen que la opción de Venezuela por el sistema  SBTVD será fielmente seguida por Bolivia.  Con ello Brasil ha logrado imponer su patrón de Tv digital a prácticamente toda Suramérica.

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Tanto Argentina como Venezuela exigieron a Japón transferencia tecnológica para la producción local de equipos de recepción de Tv digital.  Sin embargo, analistas consultados aseguran que la gran ganadora de este juego será la industria electrónica brasileña, la cual se apresta a convertirse    en la gran productora de equipos para la recepción de la nueva señal de TV en hogares y bolsillos de Suramérica. El tamaño del negocio se pierde de perspectiva ya que se trata de reemplazar varios cientos de millones de aparatos de TV analógica, amén de los nuevos teléfonos celulares aptos para la señal de SBTVD.

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Tal como este Informe señalara una semana atrás, el acuerdo militar EEUU-Colombia fue dado como un hecho cumplido por Brasil. Explicaciones y garantías de que no se realizarán operaciones militares desde Colombia fueron lo máximo que Unasur pudo solicitar a Colombia. Esto quedó reflejado en la declaración de Bariloche, la cual habla de los siempre escurridizos “mecanismo de confianza mutua en materia de defensa y seguridad”, incluyendo garantía aplicables a los acuerdos existentes con los países de la región y extrarregionales. El genérico texto complació a todos los presentes: desde Uribe que señala los pactos de Chávez con Rusia, hasta Chávez que se montó en la ola de denunciar el pacto de Uribe con Washington, pasado por Alan García que anda molesto por las aproximaciones entre Chile y Bolivia. Brasil siente que logró salvar la unidad del mecanismo. Miraflores anda complacida con los resultados,...y en el Palacio de Nariño también. Pero el conflicto Venezuela-Colombia continúa.

 

*	Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País