El tema militar fue reasumido
esta semana por el Eje La Habana- Caracas. Hugo Chávez
retomó el uso de su uniforme militar y en varios discursos
se refirió a las amenazas de guerra con EEUU. Nuevamente el
presidente venezolano hizo referencia a un potencial ataque
de EEUU desde territorio colombiano. Una guerra con Colombia
en los llanos o en la Guajira, con tanques de guerra (y
helicópteros artillados) forma parte de la hipótesis de
guerra que ya el dictador Marcos Pérez Jiménez formulara a
finales de los años cincuenta y que pareciera haber sido
retomada por los actuales planificadores militares
venezolanos.
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Chávez anunció la continuación de las compras de armamentos.
Mencionó expresamente la adquisición de tanques de combate
para duplicar la actual cantidad disponible. Ya desde el año
pasado la empresa Rosoboronexport, encargada de las
exportaciones bélicas rusas, había filtrado noticias sobre
la compra de un importante lote de carros de guerra por
parte de Venezuela. Informes aparecidos en prensa europea
han mencionado tanques modelo T-52 y carros de transporte de
tropas BMP3 como los equipos por los cuales se decidiría
Venezuela.
Analistas de temas militares comentan que Venezuela aspira a
que Rusia amplíe la actual línea de crédito rusa de US$
1.000 millones para la venta de armas, cantidad insuficiente
para la lista de compras mostrada por Caracas.
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La instrumentación del proyecto de Hugo Chávez para crear
una expresa alianza militar regional fue anunciada desde
Bolivia. Evo Morales se refirió a la creación de una escuela
de guerra de los miembros del ALBA. Resulta improbable que
la declaración del boliviano fuera hecha sin previas
conversaciones con Caracas. La presencia de EEUU en bases
colombianas y el desplazamiento de Manuel Zelaya de la
presidencia en Honduras serían las razones para apurar el
plan militar del Eje La Habana-Caracas.
Desde Nicaragua, Bolivia, Cuba y Venezuela arrancaron las
salvas de ataque contra el gobierno colombiano a raíz de las
negociaciones de Alvaro Uribe para facilitar bases aéreas y
navales a EEUU. En ese contexto, Chávez avizoraría la
oportunidad para la firma de un acuerdo de defensa recíproca
entre los miembros del ALBA, la cual recibiría la
complacencia extraregional de Irán y Bielorrusia. El tema
militar será seguramente parte de la agenda a ser tratada en
la prevista reunión del ALBA que tendrá lugar en Bolivia el
próximo mes de agosto.
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El gobierno de Lula optó por no acompañar a Hugo Chávez en
su cruzada para reimponer, por cualquier vía, a Manuel
Zelaya en la presidencia de Honduras.
Al contrario de las operaciones de Chávez en el 2007 para
recuperar secuestrados en Colombia, Brasil ha preferido ver
desde lejos las maniobras planeadas en Caracas y La Habana
para colocar a Zelaya en Tegucigalpa. Ha resaltado el hecho
de que el operador internacional de Lula, Marco Aurelio
García, se mantenga lejos de las acciones de Chávez y
Zelaya.
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El propio canciller brasileño, Celso Amorim, se desmarcó de
cualquier acción obre Honduras. Amorim, en medio de la
cumbre de Mercosur de esta semana afirmó que “Brasil hizo lo
que podía hacer, pero no es el país que tiene en las manos
la capacidad de ejercer más presión. EEUU tiene medios, así
como la Unión Europea. Brasil se lavó las manos.
Fuentes consultadas en Brasilia comentaron que ni Lula ni la
diplomacia de Itamaraty quieren verse involucrados en las
acciones de Chávez que peligrosamente se aproximan a actos
de abierta y ostensiva injerencia en Honduras. La presencia
del canciller venezolano, Nicolás Maduro, en calidad de
copiloto de Zelaya en su paseo del pasado viernes al borde
de la frontera Nicaragua-Honduras, habría reforzado esta
percepción en varias cancillerías de la región.
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El soporte político de Manuel Zelaya en el interior de
Honduras lo constituyen organizaciones de izquierda centrada
en el Frente Nacional contra el Golpe. Este hecho fue
confirmado por Rixi Moncada, ex ministra del derrocado
gobierno de Zelaya, quien se refrió y exaltó las acciones
del Frente contra el gobierno de Roberto Micheletti. La
señora Moncada mencionó el Frete al leer un texto
previamente preparado para rechazar el llamado Acuerdo de
San José, el pasado miércoles 22. Moncada encabezó la
delegación de representantes de Zelaya en las conversaciones
promovidas por Oscar Arias.
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La estrategia para el regreso de Zelaya implica la creación
de un estado de ingobernabilidad a manos del Frente y, el
retorno de Zelaya a Tegucigalpa escudado por grandes
concentraciones de seguidores, El plan falló el 05 de julio
cuando la Operación Alba intentó colocar a Zelaya en el
aeropuerto de la capital hondureña. La operación igualmente
fracasó el viernes 24 de julio, cuando los seguidores de
Zelaya no pudieron paralizar el país y garantizarle un
corredor desde la frontera hasta Tegucigalpa.
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La línea compartida por la izquierda hondureña, el equipo de
Zelaya y los gobiernos del Eje La Habana-Caracas y los
gobiernos asociados y satélites es la de radicalizar la
situación en el interior de Honduras. De allí la negativa de
Hugo Chávez y Fidel Castro a la propuesta de Oscar Arias.
Entre sus prioridades políticas está imponer una reforma
constitucional con poder originario para refundar la
república y orientarla hacia el “Socialismo del Siglo XXI”.
Una meta inmediata de la izquierda sería el retiro del
personal militar estadounidense de la Fuerza de Tarea
Conjunta Bravo que opera en Palmerola.
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La canciller del gobierno Zelaya estuvo en Brasil a mediados
del pasado mes de mayo. En aquellos días el tema de moda en
el continente era la eliminación de sanciones a Cuba en la
OEA. Interrogada al respecto, la señora Patricia Rodas
afirmó que “nadie tiene derecho a excluir a otro país”. Con
su presidente Zelaya en el exilio, la señora Rodas ahora
reclama que los países del mundo, especialmente los
latinoamericanos, impongan sanciones a Honduras. Retiro de
visados a autoridades, prohibiciones de ingreso a países,
congelamiento de cuentas bancarias, suspensión de
intercambio comercial y ayuda internacional son algunas de
las sanciones que Zelaya y Rodas han pedido contra su propio
país. La más reciente gestión fue ejecutada por Venezuela,
al pedir en la Cumbre del Mercosur de esta semana que los
países miembros prohibieran el ingreso de funcionarios del
gobierno de Micheletti. La propuesta fue obviada por los
mandatarios sureños quienes se limitaron a una declaración
altisonante a favor de Zelaya pero sin consecuencias
prácticas
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El uribismo pareciera estar en franco proceso de quiebre.
Los aliados del presidente Uribe comienzan a emigrar hacia
proyectos propios con vistas a las elecciones del 2010. La
escogencia -a principios de esta semana- para las directivas
de las cámaras del Congreso, de parlamentarios distintos a
los sugeridos desde el Palacio de Nariño, así parecieran
demostrarlo. El play político está volviendo a Bogotá y ya
nada está seguro en materia de alianzas y candidaturas.
Todos los partidos trabajan ya bajo la hipótesis de que
Uribe no se presentará a la reelección y los nombres de
candidatos se multiplican.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |