Las deudas de
Venezuela con países proveedores de sus cuantiosas
importaciones, se ha convertido en un asunto reiterativo en
los últimos meses. Diversas empresas -grandes y pequeñas-
han debido recurrir a sus respectivos gobiernos solicitando
gestiones diplomáticas para lograr el pago de los montos
adeudados.
El caso más
reciente y notorio se conoció esta semana, cuando el pasado
miércoles fue filtrada a la prensa brasileña la noticia de
una carta enviada por Lula da Silva a Hugo Chávez. Pese a
las constantes y amenas conversaciones que mantienen los dos
mandatarios, el brasileño habría optado por la vía epistolar
para llamar la atención por los retrasos de hasta ocho meses
en el pago a las empresas brasileñas.
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El listado de las deudas
venezolanas revelado por la prensa de Brasil incluye US$ 3,2
millones a dos empresas productoras de alambre, US$ 2,2
millones a una empresa productora de alimentos, una fábrica
de calzados que espera su pago por US$ 300 mil y una
vendedora de mármol que Venezuela le debería US$ 11 mil.
Empresas productoras de maquinaria reportan acreencias de
montos considerablemente superiores.
Las noticias
sobre la morosidad venezolana se multiplican: En abril
pasado, la industria láctea uruguaya contabilizaba en US$ 15
millones sus acreencias ante Venezuela.
En junio pasado,
otro socio político de Chávez, Evo Morales, debió pedir a
Caracas prontitud en el pago de las deudas. En aquel caso
Bolivia se refirió a la morosidad que la estatal
Suministros Venezolanos Industriales (Suvinca) mantenía con
la empresa boliviana Ametex por cerca de US$ 3 millones.
Casi simultáneamente desde Lima se conoció que Venezuela
mantenía deudas por US$ 500 millones con pequeños
productores textiles peruanos.
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Garantías de que
EEUU no actuará desde Colombia contra los países
suramericanos sería la carta que Unasur presentaría a Alvaro
Uribe el próximo viernes, en la prevista reunión de
Bariloche. El acuerdo para la utilización por parte de
militares de EEUU de bases aéreas y navales en Colombia será
el motivo para la reunión extraordinaria de Unasur. Lula da
Silva ha expresado la necesidad de negociar - previo a la
Cumbre de Bariloche - un acuerdo para garantizar que el
encuentro sea fructífero. Colombia, por su parte, ha
expresado que va a la Cumbre de Unasur sin que ello
signifique que modificará su acuerdo militar con EEUU.
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Para Brasil el
tema del acuerdo EEUU-Colombia es de alta relevancia, ya que
concede veracidad al escenario, definido por sus
planificadores militares, sobre la presión militar
extranjera para el control de la Amazonía.
Desde que
Ecuador anunció su decisión de no renovar el acuerdo que
permitía a EEUU utilizar la Base de Manta, Brasil comenzó
una fuerte campaña de presión sobre Paraguay. Buscaba la
cancillería brasileña impedir un eventual acuerdo entre
Washington y Asunción que permitiría a EEUU reemplazar Manta
con las instalaciones de Concepción al noreste de Paraguay.
El triunfo de Fernando Lugo en Paraguay alejó la posibilidad
de un acuerdo EEUU-Paraguay para tranquilidad de Brasilia.
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La filtración
desde Colombia de las negociaciones que seguía con EEUU para
el uso de bases militares despertó nuevamente las alarmas
brasileñas.
Para Hugo Chávez
y Fidel Castro, junto a sus socios en Ecuador, Bolivia y
Nicaragua, el tema de las bases se asomó como una nueva
bandera publicitaria contra EEUU y el gobierno de Alvaro
Uribe. Esto, junto al derrocamiento de Manuel Zelaya en
Honduras, son las más recientes incorporaciones temáticas al
discurso propagandístico de la izquierda radical
continental.
El empuje
mediático de Chávez contra el acuerdo EEUU-Colombia tuvo su
momento estelar durante la reunion de Unasur, celebrada en
Quito con motivo de la toma de posesión del segundo gobierno
de Rafael Correa. Ese día, en ausencia de Alvaro Uribe, los
presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia utilizaron el
acto-programa de TV desde la Sala Capitular del
quiteño
convento
de San Agustín para arengar contra Colombia. Si
bien las cancillerías habían acordado no incluir el tema de
las bases en la declaración final, Chávez utilizó su tiempo
al aire para referirse a ellas.
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El tema se
convirtió para Brasil en un caso de delicada diplomacia que
procuraba varios y complicados objetivos: mantener a
Colombia en el seno de la joven y débil Unasur; mostrar el
malestar brasileño ante EEUU sin llegar a sumarse al grupo
radical y; definir una solución diplomática de conveniencia
que salve la cara de Unasur dando por entendido que el
acuerdo EEUU-Colombia ya es en la práctica un hecho
consumado. Pareciera que Lula pudiera tener éxito en su
propósito el cual ha seguido empujando exponiéndole el tema
vía telefónica a Barack Obama.
Ya el propio
Chávez se refirió esta semana a la necesidad de “garantías”
por parte de Colombia y EEUU. Algunas cancillerías
suramericanas hablan de “garantías escritas”. Lo cierto es
que el propósito de Venezuela y Cuba de lograr una condena a
Colombia por parte del vecindario suramericano ya no
pareciera tener cabida en la agenda diplomática regional.
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Dinero del
Estado venezolano habría sido congelado por el gobierno de
los EEUU. La información se maneja con alta discreción en
Venezuela y de hecho, no ha sido posible confirmarla con
fuentes oficiales.
Según expertos
independientes consultados, la supuesta decisión de las
autoridades de EEUU es legalmente probable y estaría basada
en las sanciones acordada en 2007 por el Consejo de
Seguridad de la ONU contra Irán.
Como se
recordará, un banco propiedad de Irán que actúa amparado en
la legislación bancaria venezolana, ya fue incluído a
principios del 2008 en la lista de la Financial Crimes
Enforcement Network del Departamento del Tesoro de EEUU. En
aquella ocasión, el Banco Internacional de
Desarrollo, abierto en Caracas en el 2007, fue incorporado a
la lista de instituciones vetadas en el sistema financiero
estadounidense bajo el señalamiento de facilitar operaciones
del terrorismo. Esta es sólo una de las varias sanciones que
ya EEUU ha aplicado, por diversas razones y en varios
terrenos, a Venezuela.
Ahora los
rumores aseguran que depósitos de una entidad bancaria
estatal venezolana estaría retenidos en EEUU.
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Medios internacionales dedicados
a temas bélicos han reseñado cambios producidos
recientemente en la estructura militar venezolana. La
publicación Jane´s llamaba la atención sobre la asignación
al Comando Estratégico Operacional (CEO) de las Fuerzas
Armadas de dos instancias relacionadas con guerra de alta
tecnología.
A principios de
julio la Unidad de Guerra Electrónica del Ejército fue
transferida al CEO. Igualmente, el Comando Aereo de Defensa
Aeroespacial Integral, que dependía de la Fuerza Aérea, pasó
a control del CEO. Estos cambios fueron publicados en la
Gaceta Oficial del 20 de julio. El Comandante del CEO
reporta directamente al Comandante en Jefe, es decir, al
Presidente de la República.
* |
Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |