El jueves pasado, 16 de julio, el gobierno venezolano manifestó a Colombia su decisión de suspender un encuentro previsto entre sus cancilleres y varios ministros. La información sobre acuerdos entre Bogotá y Washington  para el uso de bases colombianas por parte de EEUU, fue la razón esgrimida por la cancillería venezolana. La suspensión fue anunciada por el viceministro Francisco Arias Cárdenas en conversación telefónica con la viceministra colombiana Clemencia Forero Ucros.

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Hugo Chávez y Alvaro Uribe se han reunido en dos ocasiones en lo que va del año, en lo que se entendió como un mutuo interés por bajar tensiones. Para dar cuerpo a algunos proyectos de acuerdo, optaron por recrear una Comisión de Alto Nivel (COBAN), la cual estaría conformada por sus cancilleres, ministros de defensa y otros ministros de las áreas temáticas que fueran a ser tratadas. El primer encuentro de la COBAN debió realizarse ayer martes 21 de julio, pero ya desde la semana pasada las dos cancillerías habían desactivado el encuentro.

 

La razón para la suspensión de la reunión de la COBAN fue adelantada el lunes por el canal de TV internacional del gobierno venezolano. Luego fue confirmada a medianoche por Chávez, quien ordenó «revisar» todas las relaciones con Colombia. Según Chávez, Colombia está  abriendo sus puertas a la presencia militar de EEUU, país que según manifestó el presidente venezolano es un «agresor». Para Chávez es un «eufemismo»  decir que «no son bases yankis, sino bases colombianas y que ellos pueden venir. Van a estar ahí permanentemente».

 

Las afirmaciones de Chávez fueron hechas en medio de una reunión de la alta dirigencia de su partido, el PSUV, celebrada en el salón del Consejo de Ministros en Miraflores y transmitida en vivo por uno de los canales de TV oficiales.

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El general Alberto Müller Rojas, jefe doctrinal del PSUV, comentó ayer que por su recomendación, el presidente ordenará una revisión del aparato militar venezolano ante la presencia de EEUU en Colombia.

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A propósito de la crisis política de Honduras donde está abiertamente comprometido a reestablecer a Manuel Zelaya en la presidencia, Chávez abrió fuego contra EEUU en los últimos días, culpándolos de la caída del hondureño. Al coro con el nicaragüense Daniel Ortega, Chávez ha denunciado que tras la intervención del presidente Oscar Arias como mediador en el caso hondureño (la cual rechazan), estaría la mano de Washington. Los temas de Honduras y las bases colombianas para uso de EEUU fueron mezclados por Chávez y Ortega, convirtiéndoles en argumentos de la retórica del ALBA contra EEUU en los días que corren.

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Construir una agenda «proactiva» era el propósito de Colombia en la actual etapa de relaciones con Venezuela. Las crisis de los años 2005 (Caso Granda) y 2008 (apoyo de Chávez a Correa tras Operación Fénix), han fracturado la estructura de relaciones entre los dos países, con lo cual la agenda bilateral se limita a algunos temas comerciales. Incluso en ese limitado contexto, Bogotá se queja del reiterado incumplimiento de Caracas en asuntos como pagos de divisas y liberación de las restricciones al comercio de vehículos. Según un alto funcionario colombiano consultado, en las altas esferas del gobierno Uribe se da como un hecho el poco interés real que Caracas tiene de avanzar en proyectos operativos con Colombia. El acuerdo Colombia-EEUU sobre bases militares habría sido la excusa de oro para suspender el encuentro de la COBAN, afirmó el consultado. Así las cosas, el anuncio de «revisión» de las relaciones hecho por Caracas, pareciera simplemente la decisión de mantener el actual bajo nivel de relacionamiento bilateral.

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El presidente Uribe ha optado por utilizar la celebración del 20 de julio, fiesta nacional colombiana, como una ocasión para enviar mensajes geopolíticos. En el 2007, por primera vez el desfile del 20 de julio se celebró fuera del territorio continental colombiano. Ese año, de particular confrontación con Nicaragua por el conflicto limítrofe en aguas del Caribe, los militares colombianos desfilaron en la isla de San Andrés.

 

El año 2008, y para reforzar la imagen del creciente éxito militar contra las Farc, Uribe ordenó que el desfile del 20 de julio se realizara en Leticia, la más sureña y amazónica de las capitales departamentales de Colombia. En esa ocasión logró reunir a Lula da Silva y a Alan García y firmar con ellos, acuerdos de cooperación en materia de seguridad.

 

El desfile del 20 de julio de este año se produjo en la fachada llanera colombiana, en Tame, departamento de Arauca, a 65 kilómetros de la frontera con Venezuela. En esta ocasión, los militares colombianos habrían querido demostrar su éxito en recuperar el control de esta zona petrolera, antiguamente en manos del ELN y las Farc.

 

A principios del mes de julio, el Ejército colombiano anunció la construcción de un nuevo batallón de artillería basado en el fronterizo departamento de Arauca.

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El fracaso de las negociaciones promovidas por Oscar Arias para la normalización de Honduras, se produjo por la negativa de ambas partes para aceptar el plan de siete puntos propuestos por el costarricense.

 

Si bien los voceros del derrocado Manuel Zelaya afirmaron compartir la «hoja de ruta» expuesta por Arias, en los sectores de la izquierda hondureña surgió un fuerte rechazo a la aceptación del mismo. Esos sectores y organizaciones de izquierda, reunidos en el «Frente Nacional Contra el Golpe de Estado», son los operadores de las protestas dentro de Honduras a favor del regreso de Zelaya.

 

La «hoja de ruta» propuesta por Arias implicaba la restitución de Zelaya el próximo viernes 24 de julio; la conformación de un «gobierno de reconciliación nacional»; «amnistía general para delitos políticos»; renuncia de Zelaya a ejecutar una consulta para reformar la Constitución; adelantar las elecciones un mes; traspasar el mando de las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Electoral y; crear una comisión de verificación con «hondureños notables» y representantes de organismos internacionales.

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El fracaso de la propuesta Arias, anunciado en la noche del 19 de julio,  comenzó a entreverse en la mañana de ese domingo. El diario Folha de São Paulo había publicado ese día una entrevista donde Zelaya advirtió que mantenía su intención de promover una reforma constitucional al reinstalarse en el poder. En San José se celebraba la segunda ronda entre los representantes de Zelaya y de Roberto Micheletti. Los negociadores de Zelaya llegaron a Costa Rica en un avión Falcon 2000 de matricula estadounidense propiedad del gobierno venezolano.

 

Esos negociadores afirmaron su respaldo a la «hoja de ruta» de Arias, aunque ya Zelaya la había condicionado y la izquierda hondureña la estaba rechazado. Al final los emisarios de Micheletti fueron quienes declararon «inaceptable» el acuerdo, porque el regreso de Zelaya al gobierno no es aceptable para el actual régimen de Honduras. La izquierda radical hondureña (vocera de Zelaya dentro de Honduras) y el gobierno de Micheletti coincidieron en la improcedencia de la propuesta Arias. El acuerdo era intransitable para ambas partes. El juego quedó trancado. Se espera por nuevas movidas de piezas en el ajedrez hondureño las cuales  deberían producirse este fin de semana.

 

*	Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País