El viceministro de relaciones
exteriores brasileño debió asumir la virtual vocería del
gobierno de Venezuela el jueves pasado, ante la negativa del
Embajador venezolano de participar en un panel en el Senado
donde se repasarían objeciones a la aprobación del Protocolo
Venezuela-Mercosur.
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La Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa (CRE) realizó
su última sesión de consulta, antes de votar el ingreso de
Venezuela al Mercosur. La sesión fue dividida en dos tandas,
la primera de las cuales contó con la presencia de dos
venezolanos opositores al régimen de Hugo Chávez, hecho que
molestó a la misión diplomática venezolana. El embajador de
Chávez en Brasilia, general retirado Julio García Montoya,
declinó asistir a la tanda vespertina en la cual serían
analizados aspectos económicos. García anunció su ausencia
mediante una carta enviada vía fax la cual originó molestia
entre senadores presentes, quienes decidieron devolverla por
vía diplomática. Hostil, impertinente, arrogante,
políticamente inhábil y no civilizada fueron algunos de los
calificativos vertidos por miembros de la CRE a propósito de
la carta del diplomático.
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El embajador Samuel Pinheiro Guimarães Neto, segundo de la
Cancillería brasileña, (su cargo oficial es Secretario
General) y reconocido amigo del proyecto chavista, fue quien
respondió las consideraciones presentadas por el senador
Tasso Jereissati, quien es el relator del proyecto de
aprobación del Protocolo Venezuela-Mercosur. Las objeciones
de Jereisatti y otros asistentes estuvieron referidas a la
discrecionalidad en el otorgamiento de divisas en Venezuela,
a la falta de transparencia en las negociaciones Lula-Chávez
sobre el Protocolo, al cierre del mercado venezolano a
productos brasileños (sector automotriz), y a la falta de
compromisos precisos por Venezuela en reglas de comercio
vigentes ya en Mercosur.
Fue Pinheiro Guimarães quien hizo público que Caracas
presentó “hace cerca de una semana”, una lista de productos
sensibles que no ingresarían al compromiso Venezuela-Mercosur
del Arancel Externo Común. En medios empresariales
venezolanos y brasileños consultados se desconoce el
contenido de esa lista.
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Tras la conversación privada (sólo en presencia de una
traductora) entre Barack H. Obama y Hugo Chávez en Trinidad
en abril pasado, se comentó de forma insistente - en medios
diplomáticos y políticos- que el estadounidense habría
enunciado una suerte de lista de quejas del nuevo gobierno
de EEUU para con el régimen venezolano. Algunos llegaron a
referirse a “cinco condiciones” que privarían en el ánimo de
Obama avanzar en una aproximación a Chávez más allá del
formal intercambio de embajadores.
Todo señala que esa lista existe y fue recitada nuevamente
por un alto funcionario de EEUU, esta vez en público, ante
las cámaras del canal venezolano Globovisión.
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La encargada de difundir la lista de Obama fue la Secretaria
de Estado, Hillary Clinton, en entrevista con el periodista
venezolano Leopoldo Castillo difundida el martes 07 de
agosto: “No queremos interferencia en asuntos de otros
países”, “queremos una democracia vibrante”, “queremos ver
líderes que sean efectivos y ayuden a crear mejores
oportunidades económicas para la gente”, “creemos que hay
modos de que funcione que no son anti-democráticos y que
serían muy efectivos para ganarse la buena opinión de la
gente (...) dejando espacio para la crítica constructiva”.
El quinto tema sería la estrecha relación entre Venezuela e
Irán.
El asunto de la “interferencia en asuntos internos” fue
remachado por EEUU al día siguiente, esta vez por el
aspirante a Subsecretario para América Latina, Arturo
Valenzuela. En su comparecencia ante el Comité de Asuntos
Exteriores del Senado, el chileno-estadounidense afirmó que
“probablemente hubo influencia significativa por parte de
Venezuela en la situación de Honduras”. Valenzuela, a quien
la diplomacia venezolana en Washington había evaluado como
un personaje accesible, se estrenó señalando acusaciones
hacia Chávez.
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La rueda de prensa ofrecida por Chávez el viernes 10 de
junio a periodistas oficiales y extranjeros, confirmó
versiones procedentes del interior del gobierno venezolano:
el mandatario asumió el caso hondureño como su principal
tarea de gobierno. Detalles sobre su actividad en los
últimos días, narrados por el propio Chávez, señalan que
sigue los eventos en vivo por TV, dirigiendo hasta el
tratamiento mediático de su canal internacional (Telesur) a
los eventos hondureños. La pauta de trabajo de Chávez, en
las últimas dos semanas, ha estado determinada por lo que va
ocurriendo en Honduras. Chávez, según su propia confesión,
habría entrado incluso en contacto telefónico personalmente
con el gobierno de EEUU, siendo atendido por el secretario
para Latinoamérica Thomas Shannon.
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Chávez anunció la creación de un fondo para cubrir los
gastos del derrocado mandatario hondureño. El gobierno
venezolano está cubriendo desde el pasado 28 de junio, los
gastos “logísticos” de Zelaya y su comitiva, en su constante
desplazamiento entre EEUU y Centroamérica. Incluso el
periplo a EEUU y El Salvador del presidente paraguayo
Fernando Lugo y su canciller Héctor Lacognata, en el marco
de la fracasada Operación ALBA, corrió a cuenta de
Venezuela. Un viceministro venezolano (Francisco Arias
Cárdenas,) sirve de attaché a Zelaya, a quien se suma
personal de apoyo dispuesto por Caracas.
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La entrevista de Clinton a Globovisión fue objeto de un
comunicado oficial del gobierno Chávez, que la calificó como
“acto inamistoso”.
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El gobierno Lula otorgó a Honduras un crédito del Banco
Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social, a favor del
consorcio Odebrecht. Los recursos están destinados para la
construcción de una hidroeléctrica que “reduzca la
dependencia hondureña de hidrocarburos”. Según el designado
embajador brasileño en Honduras (no ha tomado posesión del
cargo), Mário da Graça Roiter, esa dependencia habría
llevado a que Manuel Zelaya se aproximara a Venezuela e
ingresara al ALBA.
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Venezuela expandió la acción de su personal militar en
Bolivia. La unidad de ingeniería militar que actuaba en el
oriental departamento de Beni, está realizando operaciones
en el departamento de Pando, luego que el gobierno de Evo
Morales desplazara y encarcelara a las autoridades
regionales acusándolas de una masacre. Un intenso programa
de movilización de colonos hacia este departamento
fronterizo, controlado por la Oposición, fue iniciado por
Morales y se concretará en los próximos meses con apoyo
venezolano. La oposición boliviana sostiene que con estos
movimientos demográficos, el gobierno pretende alterar el
padrón electoral con vistas a las elecciones presidenciales
de diciembre próximo.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |