Tal como adelantáramos en este
Informe el pasado 18 de enero, Brasil se ha ofrecido a
servir de puente entre Hugo Chávez y Barack H. Obama. La
versión inicialmente desmentida por Lula da Silva fue
finalmente confirmada por el propio Chávez esta semana. El
venezolano aseguró que Lula le habría pedido autorización
para tocar el “tema Venezuela” en su planeado encuentro con
Obama a mediados del mes de marzo. Chávez dijo haberlo
autorizado.
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Se trata de la segunda ocasión
en la cual Lula ofrece a la Casa Blanca sus buenos oficios
para servir de puente entre Washington y el gobierno
venezolano. Ya en el 2002, en los primeros contactos con
EEUU del equipo del recién electo Lula, el brasileño puso
sobre la mesa de negociación con Washington su disposición y
facilidades para contactar y eventualmente influir en el
“temperamental” Hugo Chávez.
La oferta se materializó en
diversas ocasiones durante el gobierno Bush y pareciera que
continuará operando, lo cual le otorga a Brasilia una
condición de suerte de árbitro en los usuales líos entre
Chávez y el Presidente de EEUU. Lula ha afirmado que en esta
ocasión desea promover un encuentro entre Barack H. Obama y
Chávez. A favor de ese encuentro han estado operando varias
cancillerías latinoamericanas y europeas las cuales han
sugerido que una reunión Obama-Chávez se produzca en
Trinidad y Tobago el próximo mes de abril. En Miraflores
existiría cierta excitación ante este posible encuentro. En
la Casa Blanca todo indica que se mantiene la línea de no
facilitarle a Chávez alguna circunstancia explotable
publicitariamente contra Obama.
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Los parlamentos de Paraguay y
Brasil están a punto de dar al traste con los deseos de Hugo
Chávez de formar parte del Mercosur.
En Paraguay el debate
parlamentario del ingreso de Venezuela como miembro pleno
del Mercosur quedó paralizado esta semana. En Brasil, la
renovación de las directivas del parlamento y la entrada en
campaña electoral sugieren que los brasileños no darán este
año su aprobación al Protocolo de adhesión de Venezuela al
Mercosur. Causas de política interior de cada país así como
reacciones adversas a Hugo Chávez están actuando en este
asunto.
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En el caso brasileño, el
Protocolo de ingreso de Venezuela aún espera por la
aprobación de la Comisión de Política Exterior y Defensa
Nacional del Senado y por la plenaria senatorial. Esta
semana se produjo la designación del senador Eduardo Azeredo
como Presidente de la Comisión, quien en sus primeras
declaraciones públicas desde su nuevo cargo, reiteró su
rechazo a la entrada de Venezuela al Mercosur. Azeredo es
parte de la alta dirigencia del partido socialdemócrata PSDB
y representa al estado de Minas Gerais, el tercero (luego de
Sao Paulo y Río de Janeiro!!!) en importancia económica del
país.
Azeredo alega dos tipos de
objeciones: unas de tipo político y otras de orden
económico-comercial.
La objeción política tiene que
ver con el progresivo deterioro del clima democrático en
Venezuela, país que “camina rápidamente hacia un régimen
totalitario”, según lo dicho por Azeredo a la agencia
Reuters esta semana.
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Las objeciones brasileñas contra
el ingreso de Venezuela al Mercosur se han incrementado en
las últimas horas, ante la nueva ola de estatización
forzadas e intervenciones de empresas y tierras ejecutadas
por el gobierno venezolano.
Chávez no garantiza la propiedad
privada y el libre comercio, claves en los acuerdos del
Mercosur: este es otro de los argumentos que el senador
Eduardo Azeredo alegó esta semana contra el ingreso de
Venezuela al Mercosur. Azeredo igualmente mencionó aspectos
de política arancelaria del actual gobierno venezolano las
cuales irían en contravía con las del mercado sureño.
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El cierre del canal de
televisión privado RCTV ejecutado en el 2007, se ha
convertido en un fantasma que afecta la imagen de Hugo
Chávez en el extranjero. Ese es uno de los argumentos
utilizados en la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado paraguayo para frenar el ingreso de Venezuela al
Mercosur.
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En Paraguay se produce un hecho
análogo al que se presenta en Brasil, donde el oficialista
PMDB no apoya a Lula en cuanto a la aprobación del Protocolo
Mercosur-Venezuela. En Paraguay, parlamentarios del Partido
Liberal Radical Auténtico, miembros de la coalición
gobernante, rechazan el ingreso de Venezuela el cual es
promovido por el presidente Fernando Lugo y su base
izquierdista.
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La llamada “cláusula
democrática” del Mercosur está contenida en el Protocolo de
Ushuaia. Ese instrumento establece que “la plena vigencia de
las instituciones democráticas es condición esencial para el
desarrollo de los procesos de integración entre los Estados”
parte del Mercosur.
Analistas internacionales han
llamado la atención sobre un hecho que podría llevar a la
declaración de nulidad del Protocolo de ingreso de Venezuela
al Mercosur, en caso de que finalmente se materialice.
En el texto firmado en el 2006,
Venezuela no se comprometió a suscribir y cumplir el
Protocolo de Ushuaia. No se trataría de un simple olvido ya
que el texto del Protocolo numera expresamente los restantes
protocolos constitutivos del Mercosur.
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Una crisis militar tuvo lugar
esta semana en Colombia. Los altos mandos castrenses, en
abierto apoyo al Ministro de la Defensa, solicitaron al
presidente Uribe la convocatoria del Consejo Superior de
Seguridad y Defensa. Según testigos, la solicitud fue
entregada por escrito el martes en la noche, en mano del
Presidente cuando este regresaba de un viaje a Cúcuta. El
propósito de la convocatoria era aclarar la política del
Estado colombiano ante el uso de territorio de países
vecinos como aliviaderos de las Farc.
Se trataría de la segunda
ocasión durante el gobierno Uribe que ocurre un hecho como
este. Ya en el 2005, luego de un encuentro de Uribe con
Chávez en Santa Marta, el alto mando militar colombiano
habría forzado una reunión con el Presidente para exigir
mano dura ante lo que consideraban burlas del gobierno
venezolano al que, como ahora, acusan de proteger a la
guerrilla colombiana.
En esta ocasión, los altos
cargos militares dieron un espaldarazo a la línea dura del
ministro Juan Manuel Santos en cuanto al derecho que
asistiría a Colombia para atacar a las Farc en territorios
vecinos. Esa tesis fue esgrimida por el presidente
colombiano un año atrás pero esta semana Uribe recriminó a
Santos que la expusiera abiertamente. Esto generó un agitado
miércoles en el alto gobierno, del cual pareciera que
emergió un fortalecido Santos, mientras observadores
políticos estiman que la crisis fue la estocada final a las
aspiraciones de Uribe para reelegirse. La bandera de la mano
dura contra la guerrilla la asumió Santos.
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La crisis militar en Colombia se
produjo en coincidencia con la confirmación por Washington
de la continuidad de su apoyo financiero y político al Plan
Colombia. Santos acaba de llegar de EEUU donde renegoció el
apoyo estadounidense.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |