Chávez
ya tiene
su
'viernes
negro' por
Edgar C.
Otálvora
viernes,
25 abril
2008
El
viernes 18 de abril podría llamarse el Viernes Negro del
gobierno de Hugo Chávez. Ese día fue materializada la
primera gran devaluación del nuevo signo monetario
venezolano. El Bolívar Fuerte oficialmente perdió casi la
mitad de su valor. Pero el anuncio no fue hecho mediante un
pronunciamiento oficial que informara al país sobre la
pérdida de valor de la moneda. El gobierno prefirió el
oscuro lenguaje financiero y macroeconómico, disfrazando la
decisión mediante subterfugios bursátiles. La maniobra puede
considerarse como una exitosísima operación mediática para
el ocultamiento de un grave paso que afectará el bolsillo de
todos los venezolanos y especialmente de quienes menos
tienen.
Las empresas automotores recibieron el viernes pasado el
anuncio de que ya no contarán con dólares de Cadivi para
importar vehículos. Deberán recurrir al mercado bursátil en
lo que fue el arranque de un sistema de doble tasa de cambio
para el bolívar fuerte. Desde ese día ya hay por lo menos
dos tasas de cambio oficialmente aceptadas para la moneda
venezolana: el dólar Cadivi cada vez más escaso y el dólar
paralelo. Detrás de ello se esconda la decisión del gobierno
de devaluar la moneda pero que la gente de ser posible, no
se enterara.
Devaluación estilo Chávez
El esquema devaluador quedó confirmado el lunes pasado. El
Ministro de Finanzas hizo tres anuncios en uno sólo. En
primer lugar afirmó que el gobierno procedía a emitir nuevos
bonos de deuda pública. Es decir, el gobierno participó su
decisión de aumentar en tres mil millones de dólares la
deuda que tarde o temprano deberán pagar los venezolanos. En
segundo lugar, el despacho que controla el teniente Rafael
Isea informó que esos bonos estaban destinados para que las
empresas obtengan dólares para pagar los productos
importados. De esta manera, el alto gobierno confirmó la
información del El Nuevo País del domingo pasado, acerca de
que los importadores deben olvidarse de los dólares baratos
que entregaba Cadivi. En lo sucesivo, las importaciones
deberán pagarse a la tasa de cambio que establezca el
mercado para la compra-venta de los bonos del gobierno.
Curiosamente el gobierno antineoliberal prefiere que el
valor de la moneda lo fije el odiado mercado.
Finalmente el ministro Isea hizo el anuncio más grave y lo
mencionó como algo secundario, pese a ser un asunto de
máxima relevancia: Las importaciones de alimentos también se
harán a dólar paralelo. En otras palabras, la comida del
venezolano ya no contará con dólares baratos Cadivi.
Por otra parte, los mecanismos de compra-venta de bonos del
gobierno se han convertido en una mina de ganancias para
banqueros favorecidos por el gobierno para acaparar estas
operaciones.
Bolívar fuerte vale la mitad
La legislación aprobada por la Asamblea Nacional prohíbe que
los medios de comunicación informen sobre la tasa de cambio
del dólar callejero. Pero ahora que la comida deberá
importarse con dólares paralelos, los medios comienzan a
referirse al dólar permuta, o dólar implícito. Se trata de
formas rebuscada para evadir la prohibición legal de
referirse al tema. Lo cierto es que desde el lunes circulan
diversas evaluaciones de expertos sobre la tasa del dólar
real que obtendrán los importadores de comida y demás
productos de primera necesidad. Los analistas estiman que el
dólar real podría estar alrededor de tres bolívares fuertes
por cada dólar estadounidense, en la actual coyuntura. En el
futuro, nadie puede prever en cuanto estará esta cifra,
sujeta a la especulación financiera y, a los manejos que el
gobierno y banqueros amigos del régimen realizan en el
mercado de bonos.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País