A
mediados del año 2007, con la llegada del jurista Nelson
Jobim al Ministerio de Defensa
brasileño, la política militar de ese país mostró un viraje.
Tres temas comenzaron a ser desplegados de forma intensa por
el nuevo y mediático ministro: la modernización del aparato
bélico brasileño, el estímulo a la creciente industria
militar de ese país y la conformación de un Consejo de
Seguridad Suramericano. Las tres iniciativas, no
casualmente, están estrechamente imbricadas en cuanto a su
ejecución y propósitos.
La
propuesta del Consejo debía ser presentada a consideración
de los 12 jefes de estado de la comunidad de países
suramericanos (Unasur) a finales del año 2007. Pero la III
Cumbre de Unasur no pudo realizarse ante las sucesivas
crisis vividas entre Colombia con Venezuela y Ecuador desde
noviembre pasado. Finalmente Brasil asumió la
responsabilidad de servir como sede de la Cumbre, marcada
para el 23 de mayo, y cuya agenda contemplaba prácticamente
un solo punto: la firma del Tratado constitutivo de la
organización. Es ese ambiente, el anfitrión incluyó la
presentación de su propuesta de crear un consejo consultivo
de Unasur en materia de seguridad y defensa
subregional. Todavía nadie tiene
muy claro el propósito y las funciones específicas y
particulares que cumpliría ese Consejo.
Jobim ha insistido que el Consejo no es una alianza
militar sino una instancia de consulta. Pero está latente
que en Suramérica se está cocinando una instancia militar
que deja por fuera a EEUU. A este hecho se suma el creciente
armamentismo en el cual Venezuela no es el único pero si el
más voraz comprador de juguetes de guerra.
Correa
rompió desde el principio
La llegada
de Rafael Correa a la presidencia de Ecuador en enero del
2007 significó la fractura de la alianza de cooperación
militar entre ese país y EEUU. Al mismo tiempo marcó la
instauración de una postura de alejamiento con respecto a
Colombia y sus esfuerzos contraguerrilleros. Correa comenzó
a problematizar las relaciones
con Colombia antes de ser electo al denunciar la
erradicación de plantaciones de coca mediante uso de
químicos. Una de los primeros anuncios de Correa ya electo
fue un llamado “Plan Ecuador” con el cual pretendía mostrar
un esquema no violento en contraste con el Plan Colombia.
Hasta ahora, el Plan Ecuador se habría quedado en
declaraciones. Pero en lo que Correa parece decidido a
llevar a cabo es en el desprendimiento de Ecuador del
aparato bélico de EEUU. Correa ha anunciado reiteradas
veces que su gobierno no renovará el acuerdo que permite que
fuerzas de EEUU operen en y desde la Base de Manta.
La decisión
de Correa ha hecho que dentro del esquema de presencia
militar de EEUU en Suramérica, Paraguay tome un potencial
rol de base para operaciones estadounidenses. Ya en el 2005,
el actual gobierno de Nicanor Duarte alcanzó acuerdos de
intercambio de cooperación militar y policial con EEUU. En
aquella oportunidad el canciller brasileño, Celso
Amorim, dio muestras de la
cólera con la cual Brasilia recibía aquella noticia.
Paraguay un
comodín
En
territorio paraguayo, en la población de Concepción, se
encuentra una pista aérea construida por EEUU y que podría
convertirse en base para operaciones estadounidenses en la
subregión. Por ello, el cuadro
militar futuro en la región dependerá en parte, de la
posición que asumirá el nuevo gobierno paraguayo. El triunfo
del izquierdista obispo Fernando Lugo puede significar la
repetición al calco de la línea asumida por Correa en cuanto
a las relaciones con EEUU y Colombia.
Si bien
Lugo llega al gobierno amarrado a una variopinta alianza
electoral, dos frentes de presión pueden operar sobre su
gobierno distanciándolo de un acuerdo con Washington. Lugo
ha promovido una agenda de reclamos contra Brasil,
relacionados con los beneficios financieros de la generación
eléctrica en la frontera común. Para compensar, Brasilia
diseñó un plan de ayuda económica para Paraguay,
evidenciando que Lula trata de mantener a ese país dentro de
su espacio político, restándole peso a las malquerencias que
Lugo estimulo en su campaña electoral. Una condición que
Brasil podría imponer es que Lugo se abstenga de acuerdos
que representen más presencia de EEUU en Paraguay. Por otro
lado, las fuertes tendencias
antiestadounidenses de algunos socios internos y
externos de Lugo, hacen esperar que el nuevo gobierno
paraguayo no acepte ampliar la presencia gringa en su
territorio.
La opción
Colombia
La cancelación de las
operaciones de Manta y la dificultad de contar con
Concepción, pareciera haber despertado otras opciones para
el emplazamiento miliar de EEUU. La más reciente declaración
en ese sentido la hizo el embajador de EEUU en Colombia,
William Brownfield. En una
entrevista con El Espectador de Bogotá,
Brownfield se refirió a la posibilidad de que su país
proponga el establecimiento en territorio colombiano de
una base que reemplace la ecuatoriana. En esa ocasión el
diplomático fue consultado por la periodista
Angélica Lagos Camargo
específicamente sobre la posibilidad de que una hipotética
base tuviera sede en La Guajira.
Brownfield no confirmó ni rechazó esa hipótesis. En
todo caso, la importante presencia de EEUU en las bases
aéreas del sur y sureste colombiano son en la práctica una
plataforma terrestre para sus operaciones, las cuales se
concatenan con la estación que EEUU mantiene en
Curaçao.
La mención de la Guajira,
adjudicada inadecuadamente a Brownfiel,
ya hizo que Hugo Chávez encolerizado, amenazara con exigir
la devolución de toda la Guajira a Venezuela, lo que en la
práctica constituiría una declaración de guerra contra
Colombia. El arrebato de Chávez sobre la Guajira se produjo
en paralelo a su anuncio de que la flota de aviones Su-30
comprada a Rusia, se prepara para hacer practicas de
lanzamiento de misiles, preparándose para hundir los barcos
de la reactivada IV Flota de EEUU.
La Cuarta Flota virtual
El próximo 01 de julio será
oficialmente reactivada la IV Flota de EEUU, cuyo espacio de
acción será el Caribe y el Atlántico suramericano. La flota
estará basada en el estado de La Florida y ya tiene a su
jefe designado: el almirante Joseph D.
Kernan quien estará al frente de la IV Flota y del
Comando Naval del Sur dependiente del Comando Sur de EEUU.
La IV Flota contaría con un
portaaviones nuclear y su correspondiente dotación de naves
de apoyo. Los gobiernos de Cuba y Venezuela, seguidos de su
satélite boliviano, han dado alta importancia a la
reactivación de la IV Flota. El discurso del Eje es
dicotómico: en ocasiones lo presentan como una agresión del
gran Imperio, en otras lo muestran como el síntoma de
preocupación de Washington ante el avance de la revolución
en Latinoamérica. Brasil por su cuenta ha manifestado su
despreocupación por el hecho.
En contraste, algunos
analistas califican la IV Flota como “virtual”, por cuanto
sería una reorganización administrativa del poderío naval
gringo en la zona y no un incremento del mismo. En todo
caso, el papel militar de EEUU en la región está pendiendo
de las decisiones que los nuevos inquilinos de la Casa
Blanca asuman a partir del próximo año. Por lo pronto, el
candidato republicano expresó que no permitirá que Venezuela
y Bolivia se conviertan en una nueva Cuba: dado el estado
actual de los procesos la declaración de
John
McCain es un anuncio de
conflictos. Desde el Partido Demócrata hasta ahora sólo se
han escuchado confusas interpretaciones de la situación
latinoamericana, más destinadas a la gradería electoral
gringa que a una formulación de política militar hacia la
región. Por lo pronto, el tablero del ajedrez presencia
jugadas discretas de peones por los flancos…todavía las
piezas mayores no se han activado. En el caso de Venezuela,
aún está en espera de sus caballos y torres de manufactura
rusa, bielorrusa y china.
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Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta |