Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Reacomodos bélicos en Suramérica
por Edgar C. Otálvora
viernes, 23 mayo 2008


A mediados del año 2007, con la llegada del jurista Nelson Jobim al Ministerio de Defensa brasileño, la política militar de ese país mostró un viraje. Tres temas comenzaron a ser desplegados de forma intensa por el nuevo y mediático ministro: la modernización del aparato bélico brasileño, el estímulo a la creciente industria militar de ese país y la conformación de un Consejo de Seguridad Suramericano. Las tres iniciativas, no casualmente, están estrechamente imbricadas en cuanto a su ejecución y propósitos.

La propuesta del Consejo debía ser presentada a consideración de los 12 jefes de estado de la comunidad de países suramericanos (Unasur) a finales del año 2007. Pero la III Cumbre de Unasur no pudo realizarse ante las sucesivas crisis vividas entre Colombia  con Venezuela y Ecuador desde noviembre pasado. Finalmente Brasil asumió la responsabilidad de servir como sede de la Cumbre, marcada para el 23 de mayo, y cuya agenda contemplaba prácticamente un solo punto: la firma del Tratado constitutivo de la organización.  Es ese ambiente, el anfitrión incluyó la presentación de su propuesta de crear un consejo consultivo de Unasur en materia de seguridad y defensa subregional. Todavía nadie tiene muy claro el propósito y las funciones específicas y particulares que cumpliría ese Consejo. Jobim ha insistido que el Consejo no es una alianza militar sino una instancia de consulta. Pero está latente que en Suramérica se está cocinando una instancia militar que deja por fuera a EEUU. A este hecho se suma el creciente armamentismo en el cual Venezuela no es el único pero si el más voraz comprador de juguetes de guerra. 

Correa rompió desde el principio

La llegada de Rafael Correa a la presidencia de Ecuador en enero del 2007 significó la fractura de la alianza de cooperación militar entre ese país y EEUU. Al mismo tiempo marcó la instauración de una postura de alejamiento con respecto a Colombia y sus esfuerzos contraguerrilleros. Correa comenzó a problematizar las relaciones con Colombia antes de ser electo al denunciar la erradicación de plantaciones de coca mediante uso de químicos. Una de los primeros  anuncios de Correa ya electo fue un llamado “Plan Ecuador” con el cual pretendía mostrar un esquema no violento en contraste con el Plan Colombia.  Hasta ahora, el Plan Ecuador se habría quedado en declaraciones. Pero en lo que Correa parece decidido a llevar a cabo es en el desprendimiento de Ecuador del aparato bélico de EEUU.  Correa ha anunciado reiteradas veces que su gobierno no renovará el acuerdo que permite que fuerzas de EEUU operen en y desde la Base de Manta.

La decisión de Correa ha hecho que dentro del esquema de presencia militar de EEUU en Suramérica, Paraguay tome un potencial rol de base para operaciones estadounidenses. Ya en el 2005, el actual gobierno de Nicanor Duarte alcanzó acuerdos de intercambio de cooperación militar y policial con EEUU. En aquella oportunidad el canciller brasileño, Celso Amorim, dio muestras de la cólera con la cual Brasilia recibía aquella noticia.  

Paraguay un comodín

En territorio paraguayo, en la población de Concepción, se encuentra una  pista aérea construida por EEUU y que podría convertirse en base para operaciones estadounidenses en la subregión. Por ello, el cuadro militar futuro en la región dependerá en parte, de la posición que asumirá el nuevo gobierno paraguayo. El triunfo del izquierdista obispo Fernando Lugo puede significar la repetición al calco de la línea asumida por Correa en cuanto a las relaciones con EEUU y Colombia.

Si bien Lugo llega al gobierno amarrado a una variopinta alianza electoral, dos frentes de presión pueden operar sobre su gobierno distanciándolo de un acuerdo con Washington. Lugo ha promovido una agenda de reclamos contra Brasil, relacionados con los beneficios financieros de la generación eléctrica en la frontera común. Para compensar, Brasilia diseñó un plan de ayuda económica para Paraguay, evidenciando que Lula trata de mantener a ese país dentro de su espacio político, restándole peso a las malquerencias que Lugo estimulo en su campaña electoral. Una condición que Brasil podría imponer es que Lugo se abstenga de acuerdos que representen más presencia de EEUU en Paraguay. Por otro lado, las fuertes tendencias antiestadounidenses de algunos socios internos y externos de Lugo, hacen esperar que el nuevo gobierno paraguayo no acepte ampliar la presencia gringa en su territorio.   

La opción Colombia

La cancelación de las operaciones de Manta y la dificultad de contar con Concepción, pareciera haber despertado otras opciones para el emplazamiento miliar de EEUU. La más reciente declaración en ese sentido la hizo el embajador de EEUU en Colombia, William Brownfield. En una entrevista con El Espectador de Bogotá, Brownfield se refirió a la posibilidad de que su país proponga   el establecimiento en territorio colombiano de una base que reemplace la ecuatoriana. En esa ocasión el diplomático fue consultado por la periodista Angélica Lagos Camargo  específicamente sobre la posibilidad de que una hipotética base tuviera sede en La Guajira. Brownfield  no confirmó ni rechazó esa hipótesis. En todo caso, la importante presencia de EEUU en las bases aéreas del sur y sureste colombiano son en la práctica una plataforma terrestre para sus operaciones, las cuales se concatenan con la estación que EEUU mantiene en Curaçao.

La mención de la Guajira, adjudicada inadecuadamente a Brownfiel, ya hizo que Hugo Chávez encolerizado, amenazara con exigir la devolución de toda la Guajira a Venezuela, lo que en la práctica constituiría una declaración de guerra contra Colombia. El arrebato de Chávez sobre la Guajira se produjo en paralelo a su anuncio de que la flota de aviones Su-30 comprada a Rusia, se prepara para hacer practicas de lanzamiento de misiles, preparándose para hundir los barcos de la reactivada IV Flota de EEUU. 

La Cuarta Flota virtual

El próximo 01 de julio será oficialmente reactivada la IV Flota de EEUU, cuyo espacio de acción será el Caribe y el Atlántico suramericano. La flota estará basada en el estado de La Florida y ya tiene a su jefe  designado: el almirante Joseph D. Kernan quien estará al frente de la IV Flota y del Comando Naval del Sur dependiente del Comando Sur de EEUU.

La IV Flota contaría con un portaaviones nuclear y su correspondiente dotación de naves de apoyo. Los gobiernos de Cuba y Venezuela, seguidos de su satélite boliviano, han dado alta importancia a la  reactivación de la IV Flota. El discurso del Eje es dicotómico: en ocasiones lo presentan como una agresión del gran Imperio, en otras lo muestran como el síntoma de preocupación de Washington ante el avance de la revolución en Latinoamérica. Brasil por su cuenta ha manifestado su despreocupación por el hecho.

En contraste, algunos analistas califican la IV Flota como “virtual”, por cuanto sería una reorganización administrativa del poderío naval gringo en la zona y no un incremento del mismo. En todo caso, el papel militar de EEUU en la región está pendiendo de las decisiones que los nuevos inquilinos de la Casa Blanca asuman a partir del próximo año. Por lo pronto, el candidato republicano expresó que no permitirá que Venezuela y Bolivia se conviertan en una nueva Cuba: dado el estado actual de los procesos la declaración de John McCain es un anuncio de conflictos. Desde el Partido Demócrata hasta ahora sólo se han escuchado confusas interpretaciones de la situación latinoamericana, más destinadas a la gradería electoral gringa que a una formulación  de política militar hacia la región.  Por lo pronto, el tablero del ajedrez presencia jugadas discretas de peones por los flancos…todavía las piezas mayores no se han activado. En el caso de Venezuela, aún está en espera de sus caballos y torres de manufactura rusa, bielorrusa y china.

 *

  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.