La crisis económica mundial es
ya un hecho y los precios del petróleo están en indetenible
picada. Por ahora, el ruido de la campaña electoral ha
ocultado el choque que la caída de los ingresos de divisas
tendría sobre las cuentas del Gobierno venezolano
preludiando carestía, desempleo y una disminución de los
gobernadores y alcaldes que serán electos el próximo
domingo.
Los dos crudos de referencia internacional, el Brent del Mar
del Norte y el tejano WTI, para entrega a principios del año
2009, cerraron ayer por debajo de los US$ 50 La canasta de
crudos de la OPEP mostraba ayer jueves un precio promedio de
US$ 52 que reflejaba las ventas hasta el miércoles en la
noche. Los precios del crudo de exportación venezolano, en
razón de sus características, suele estar por debajo del
promedio de la OPEP. El precio promedio del crudo venezolano
se situó en US$ 46,35 la semana pasada, lo cual representó
una caída de US$ 83 en menos de cuatro meses. Expertos
consultados sugieren que las exportaciones petroleras
venezolanas se habrían cotizado por debajo incluso de los
US$ 40 en algún momento de la semana.
Se acabó el blindaje
Si bien en medio del clima electoral, el Gobierno ha
insistido en minimizar el efecto de la crisis económica
mundial, el propio presidente Hugo Chávez confesó en un
mitin reciente que la crisis si afectará a Venezuela. El
discurso del blindaje venezolano se fue diluyendo ante los
datos de la caída continua de los precios petroleros. La
pregunta de oro que intentan responder economistas
venezolanos y extranjeros es sobre el nivel de precios que
el gobierno venezolano requiere para equilibrar las cuentas
externas y mantener su nivel de gasto público interno y sus
obligaciones con socios políticos extranjeros. Las cifras
varían entre los US$ 60 por barril de petróleo (monto
sugerido por el economista Maza Zavala) y los US$ 102
enunciados por la agencia Reuters citando a PFC Energy.
Analistas internacionales han sugerido que las reservas
internacionales y diversos fondos manejados
discrecionalmente por Chávez, le servirían para paliar la
crisis al menos el año 2009. Sin embargo, la situación
macroeconómica se verá altamente afectada ante la pérdida
del impulso económico de los altos ingresos fiscales. No
sólo se espera un fuerte frenazo de la economía, sino que
algunos analistas sugieren que la recesión estará acompañada
de un violento aumento de los precios ya que el Gobierno no
podrá destinar recursos para subsidiar los alimentos, como
hasta ahora lo hace vía las importaciones con un bolívar
artificialmente fuerte. Desempleo y carestía estarían en el
horizonte del venezolano en el año entrante. .
Caja del gobierno en problemas
La discusión del presupuesto público del año 2009 está
paralizada. El proyecto elaborado por el Gobierno estimaba
ingresos petroleros basados en un barril que se vendería en
US$ 60. La actual situación muestra que esa meta es
irrealizable. En medios políticos se comenta que el Gobierno
procedería a reconducir el presupuesto, clonando el del año
2008.
Las compras del Banco de Venezuela y de CEMEX estarían en la
picota, mientras los innumerables programas sociales y de
inversión que el presidente Chávez ha anunciado para
Venezuela y el extranjero, se estarían quedando sin
sostenibilidad financiera. Rumores de uso masivo de las
reservas internacionales, de apertura de nuevas licitaciones
petroleras y de endeudamiento a alto costo corren entre
analistas económicos, quienes coinciden que Chávez se niega
a reducir su ritmo de gasto. Incluso voraces socios como
Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Cuba aspiran a renovadas
ayudas financieras de las declinantes reservas venezolanas.
Por otra parte, los gobiernos estadales y municipales que
serán electos el próximo domingo, serán directamente
afectados por la crisis mundial, ya que sus ingresos por el
llamado "situado constitucional" serán un porcentaje de un
petróleo cada vez con menos peso.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |