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Venezuela prepara cierre de su embajada
en  Bogotá

por Edgar C. Otálvora
domingo, 20 enero 2008


Hugo Chávez ya no tiene Embajador en Bogotá. El gobierno de Venezuela está preparando desde noviembre pasado su aparato diplomático para una ruptura de relaciones con Colombia. Chávez la está provocando con una línea confrontacional directa contra Álvaro Uribe. Pero Chávez no quiere ser quien tome la decisión de cerrar las respectivas misiones diplomáticas. Dentro de esa línea, Chávez y su gobierno (incluyendo a la mayoría monocolor de la Asamblea Nacional), ha ejecutado acciones y ha expresado criterios que a juicio de diversos analistas consultados, obligaría a Bogotá a retirar su Embajador en Caracas. Siguiendo el manual no escrito de las relaciones internacionales podría tratarse de un retiro temporal bajo la figura de “llamado a consultas”.

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Pavel Rondón, el Embajador ante Colombia, permanece en Venezuela desde cuando fue llamado a consultas en el mes de noviembre. Diplomáticos latinoamericanos acreditados en Bogotá han escuchado a sus colegas venezolanos afirmar que Rondón no vuelve. El siguiente paso hacia una ruptura sería que Venezuela retire de Bogotá a su cuerpo diplomático (incluyendo a los agregados militares) y limite las relaciones al nivel consular. Otro tanto estaría en la cartilla colombiana de reacción.

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A mediados del año pasado era inocultable la formación de una virtual alianza de quienes procuraban la salida anticipada de Uribe del cargo, bajo acusaciones de vínculos con el paramilitarismo y hasta de fraude electoral, además de enrostrarle supuesta insensibilidad ante los secuestrados. En ese barco estaban montados desde sectores de la izquierda legal hasta del partido Liberal, incluyendo además a un ala del Partido Demócrata estadounidense y a influyentes operadores de la cancillería francesa.

Primero con su decisión unilateral de amnistiar al Canciller de las Farc, Rodrigo Granda y luego, con la decisión de colocar a la senadora Piedad Córdoba y a Chávez en el rol de facilitadores ante las Farc, el colombiano logró bajar el nivel de los ataques que recibía.

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La casi diaria carga de epítetos de Chávez contra Uribe y el anuncio del venezolano de que comparte el programa político (“bolivariano”) de las Farc, cambió el panorama político interno colombiano. El llamado de Chávez para que saquen a las Farc de la lista de organizaciones terroristas y que se les confiera reconocimiento diplomático como fuerza beligerante, logró galvanizar un frente alrededor de Uribe, impensable seis meses atrás.

Abiertos contradictores de Uribe como los expresidentes Cesar Gaviria (cabeza formal del Partido Liberal) y el conservador Andrés Pastrana, han arrimado su apoyo al Presidente. Incluso desde el izquierdista Polo Democrático han surgido rechazos a la conducta de Chávez y respaldo a Uribe como jefe del Estado colombiano. El más notorio de ellos es el del parlamentario Gustavo Petro, ex -socio político de Chávez.

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Desde Bogotá ya no se ve a Chávez como un vehemente y desmedido mandatario extranjero que quiere ayudar a Colombia, incluso al precio de inmiscuirse indebidamente en los asuntos internos. En los últimos días la imagen de Chávez cambió: ahora es la del mandatario extranjero que ejecuta una estrategia contra el Estado colombiano con un franco apoyo político a las organizaciones alzadas en armas. Esta imagen se ha visto reforzada, además, por la rutinaria presencia de la senadora Piedad Córdoba en el séquito presidencial venezolano. Córdoba se ha convertido en la pieza mediática que prueba la existencia de un plan coordinado entre Miraflores, las Farc y sectores de la izquierda colombiana que ninguno de ellos busca esconder. El anuncio de Chávez en el mensaje anual ante la Asamblea Nacional a favor del reconocimiento de las Farc como fuerza beligerante, fue acompañado de simultáneas declaraciones de las Farc y de Córdoba.

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El miércoles pasado, la Cancillería colombiana emitió un duro comunicado acusando directamente a Chávez de injerencia en asuntos internos de Colombia. La respuesta de la Cancillería venezolana al comunicado colombiano, está siendo objeto de pormenorizado estudio no sólo en Bogotá sino en otras cancillerías de la región. Aparte de nuevos ataques personales contra Uribe, el comunicado suscrito por el canciller venezolano Nicolás Maduro, “justifica, cualquier medida que, en el marco del derecho internacional, el gobierno bolivariano pueda tomar para regularizar esta situación.”. La situación que aspira a “regularizar” el gobierno venezolano, según su Cancillería, es nada más y nada menos que el conflicto interno colombiano.

Diplomáticos extranjeros consultados opinan que el comunicado venezolano busca justificar la injerencia unilateral de Chávez en Colombia, asunto en el cual no contará con el respaldo de prácticamente ningún gobierno de la región. Otros opinan que Chávez copia el estilo imperial que tanto rechaza cuando se trata de los gringos.

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El comunicado del canciller Maduro delata preocupación por el impacto negativo que pudiera sufrir la imagen de Chávez entre la extensa colectividad colombiana asentada en Venezuela. Luego de numerosos párrafos para apalear a Uribe, el texto de la Cancillería venezolana reza así: “el Presidente Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana han dado testimonios concretos de amor y solidaridad con nuestros hermanos colombianos. Por primera vez en la historia se regularizó la vida legal de miles de ciudadanos de origen colombiano (…) Hoy en día, viven bajo el amparo del Gobierno Bolivariano, libres, en familia y en paz.”.

Aparte de las palabras de la Cancillería, el gobierno venezolano anunció esta semana el otorgamiento de créditos a refugiados colombianos para que abran negocios en Venezuela.

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En Miraflores habría causado molestia que la Asamblea Nacional se apresurara a aprobar una moción de respaldo a la posición de Chávez a favor de las Farc. El pronunciamiento fue interpretado internacionalmente como una decisión legislativa que le daba rango de ley al reconocimiento de las Farc. En la agenda de Chávez está una intensa campaña personal entre los gobiernos que considera amigos, para provocar pronunciamientos de apoyo a favor del reconocimiento de las Farc. Hasta el -no tan cercano- gobierno de México habría sido tocado por Chávez. La campaña hasta ahora habría sido poco efectiva, más allá de la periferia del Eje La Habana-Caracas

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Los próximos pasos de Chávez en su confrontación con Colombia y de reafirmación de su reconocimiento y apoyo a las Farc, dependería de la alianza internacional que logre armarse con ese propósito. Debe suponerse que la diplomacia paralela de Venezuela, la cancillería cubana y el aparato internacional de las Farc (especialmente activo en Europa) están trabajando intensamente en ese sentido. Para ello además podrían contar con un caldo de cultivo favorable proporcionado por las pugnas electorales en EEUU.
 

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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