Lula
da Silva decidió romper el cerco que Hugo Chávez intentó
sembrar alrededor de Alvaro Uribe. Brasil mantiene su
amistad especial con Caracas pero no está dispuesta a seguir
jugando a los caprichos del presidente venezolano quien
buscaba deslegitimar a Uribe, mediante la creación de un
grupo internacional que mediara entre las Farc y el legítimo
gobierno colombiano.
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La visita de Lula de dos días a Colombia está marcada por
una agenda que busca tender puentes entre ambos países, y
entre ambos mandatarios. El programa público del sábado en
Bogotá, tuvo a Lula en plan de promotor de los negocios
brasileños. Luego, en privado, los presidentes tuvieron
oportunidad de hablar y acordar temas durante su encuentro
en la hacienda de Hatogrande, donde hicieron públicos los
acuerdos en materia de seguridad. El desplazamiento el
domingo hasta Leticia, en la frontera común, tiene una
connotación política y militar que materializará la
independencia con la cual Lula se está moviendo en el tema
de la seguridad andina. A Uribe y Lula se les une Alan
García, con lo cual se completa en Leticia la presencia de
los tres países que en el año 2005 firmaron un pacto de
defensa policial y militar de la Amazonía, para frenar el
avance del narcotráfico y la guerrilla. Informes procedentes
de Brasilia y Washington aseguraban esta semana que el
llamado “Acuerdo de Tabatinga” sería ratificado por Uribe,
Lula y García. La presencia de Lula y García en el principal
desfile militar anual colombiano señala el tipo de mensaje
que Bogotá y Brasilia han convenido con enviar.
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Ante el anuncio del encuentro de Lula con Uribe acordado
antes de la “reconciliación” de Hugo Chávez con el
colombiano, el mandatario venezolano optó por inventar una
“cumbre amazónica” en la cual buscó involucrar a Lula, Evo y
al ecuatoriano Rafael Correa. La reunión no se concretó ya
que Brasilia la desestimó. La segunda opción de Chávez fue
sumarse auto-invitado a la reunión que Lula tenía pautada
realizar con Evo para formalizar un préstamo largamente
negociado por Bolivia y Brasil para construir una carretera
de interés geopolítico para los brasileños. Para justificar
su presencia, Chávez sacó de la manga su decisión personal
de prestarle dinero (del fisco venezolano) a Bolivia, para
que también contra carreteras. La impresión de la alta
diplomacia brasileña es que Chávez no tolera que Brasil se
aproxime a Evo. Chávez no tolera dejar de aparecer como el
padrino de Bolivia.
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El fracasado proyecto del Gasoducto del Sur ya tiene un
reemplazo en la creativa imaginación de la diplomacia
venezolana: Chávez le propuso a Lula construir un
ferrocarril por toda Suramérica, además de una carretera que
cruce la Amazonía desde Bolivia hasta la frontera con
Venezuela.
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El gobierno mexicano inició esta semana la construcción de
un terminal gasífero en el puerto de Manzanillo sobre el
Océano Pacífico. El hecho aparentemente lejano de Venezuela,
marcaría el fracaso de la agenda energética con la cual Hugo
Chávez ha procurado armar su poderío revolucionario en la
región. El proyecto mexicano está destinado a recibir gas
que Perú estará enviado en breve, ya que Bolivia no pudo
avanzar en esa dirección.
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México y el estado de California han procurado comprar gas
en Suramérica. Eso movió a la firma de un acuerdo en el 2001
impulsado por el para entonces presidente boliviano Jorge
Quiroga. El proyecto LNG Pacific que llevaría inversiones a
Bolivia y gas a los gasoductos gringos, se transformó en uno
de los argumentos de la violenta oposición contra el
gobierno de Sánchez de Lozada quien llegó al gobierno de
Bolivia en 2002. Sánchez debió abandonar la Presidencia ante
las presiones callejeras de dirigentes obreros, agrícolas y
cocaleros quienes se oponían a la venta de gas al exterior.
Una de las banderas de hombres como Evo Morales era que el
gas boliviano no debía venderse al extranjero. El estado de
violencia política del 2002-2005 en Bolivia alejó a los
potenciales compradores de gas.
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En el 2005, los países del sur altamente gasificados en su
matriz de consumo energético - especialmente Chile-,
evaluaban la opción del gas peruano. A su vez, Evo, desde la
oposición en Bolivia, rechazaba la venta de gas a los
odiados chilenos. Por ello a principios del 2005 cobró
cuerpo el tema de construir un “anillo energético” en
Suramérica. El proyecto se cayó ese mismo año, cuando el
presidente peruano Alejandro Toledo se negó a suscribir un
compromiso, alegando que su país no contaba con capacidad de
producir el gas necesario para atender las necesidades
sureñas y el consumo interno. En ese momento el gobierno
venezolano inventó el ahora poco recordado Gasoducto del
Sur, con el cual Chávez prometía llevarle gas desde Puerto
La Cruz a toda capital suramericana que lo necesitara.
Posteriormente, con Evo Morales ya en la presidencia
boliviana, se produce la estatización del sector de
hidrocarburos con el apoyo político y financiero de Chávez.
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Evo se la juega en mayo del 2006 enfrentándose a Brasil y
sucumbe ante sus múltiples promesas. Chávez ofrece no sólo
reemplazar a los inversionistas extranjeros (incluyendo a
Petrobras) en el sector de hidrocarburos boliviano. Además
Chávez ofrece en abril del 2006 financiar un gasoducto que
saldría de Bolivia llegaría a Uruguay y Argentina,
atravesando Brasil y Paraguay. Eran tiempos en los cuales
Chávez incluía en su comitiva al canciller cubano Felipe
Pérez Roque y el venezolano andaba ganando voluntades
sureñas para ingresar al Mercosur.
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Pasados dos años expertos del sector hidrocarburos
bolivianos ya han detectado que las ofertas de Chávez fueron
sólo un cuento, que ha debilitado a ese país como potencial
gran productor de gas. En tanto, el Perú gobernado por Alan
García, ha sacado ventaja para venderle gas a Norteamérica,
a Chile, y con amenazas de reemplazar a Bolivia en el
sediento mercado argentino.
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Mientras Perú se ha tornado el destino de inversiones
internacionales del sector de hidrocarburos, la situación de
Bolivia ha tendido a desmejorar rápidamente. La falta de
nuevas inversiones ha hecho que Bolivia no esté en capacidad
de atender las ofertas de Evo a Argentina sobre masivo
suministro de gas. De hecho, el gobierno de Cristina
Kirchner decidió recientemente comprar gas procedente de
Trinidad & Tobago.
Se está registrando una fuga masiva de ingenieros y técnicos
del sector hidrocarburos desde Bolivia hacia Perú. Las
inversiones internacionales están evadiendo a la Bolivia de
Morales, no sólo en el sector hidrocarburos. Cifras
oficiales señalan que en el primer trimestre del 2008, el
ingreso por concepto de remesas de bolivianos que trabajan
en el exterior fue superior a la inversión extranjera. Las
cifras señalan que se produjo una des-inversión neta en
Bolivia.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |