El expediente negro internacional contra el actual gobierno venezolano se sustenta en sus especiales relaciones con Irán. El traslado de Venezuela a un escenario de conflicto geoestratégico situado al otro lado del mundo y, la penetración de Irán en Latinoamericana de la mano de Chávez, está moldeando la perspectiva de diversos gobiernos y poderosos partidos políticos europeos en relación al régimen venezolano. Esta misma semana, la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, aseguró ante la comisión senatorial de Relaciones Exteriores que su gobierno está siguiendo y evaluando legalmente las relaciones comerciales y financieras entre Venezuela e Irán. 

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Los más diversos analistas consideran que es poco probable, en el corto plazo, que el actual gobierno venezolano sea incluido en una lista oficial de EEUU de países colaboradores con el terrorismo. Se trata de una carta dura en la manga de Washington y no se jugará a la ligera. También pareciera que el principal argumento de quienes promueven una penalización contra el gobierno de Venezuela, sería el entronque entre Chávez y el régimen radical de Teherán.

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Corre en el mundo diplomático caraqueño una tragicómica anécdota. A mediados del 2007 llegó a Caracas un grupo de parlamentarios laboristas ingleses. El paquete usual para turistas políticos VIP suele incluir la asistencia (y participación) en el programa televisivo dominical del Presidente. Así las cosas, los políticos llegados de Londres se dispusieron a ver de cerca a Chávez en plan de gobernante televisivo. Al momento de llegar al set del programa, fueron informados de que estarían al lado de la delegación iraní que también formaba parte de los invitados. La angustia se apoderó de los flemáticos amigos ingleses de Chávez. Ellos -alegaban- no podían salir ante las cámaras de TV, sentados al lado de los representantes de un país (Irán) que amenaza con una guerra nuclear a Europa. Los encargados de la producción del programa insistían que los ingleses debían sentarse en la zona asignada a invitados internacionales que apoyan el proceso bolivariano. “¿Pero si todos ustedes apoyan al comandante Chávez, cuál es el problema en sentarse junto a los hermanos iraníes?” habría argumentado un funcionario venezolano entre contrariado y sin entender las razones de los hermanos londinenses. Todo esto según lo que gustan narrar  diplomáticos europeos presentes ese domingo.

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Lejos de atenuar esta impresión, Chávez hace gala de sus intensas relaciones con Irán. El pasado viernes convocó al alto gobierno, incluyendo a su Vicepresidente y a varios ministros, para realizar en el Palacio de Miraflores un encuentro de trabajo con Ali Akbar Mehrabian, ministro de Industria y Minas iraní.  Según la agencia oficial iraní, de cumplirse los planes previstos por ambos gobiernos “de aquí a finales de 2008 se pondrán en marcha un proyecto industrial de alguna empresa iraní una vez cada diez días.”.  Lo que en unas relaciones diplomáticas relativamente normales se hubiese resuelto con una reunión a nivel ministerial y una eventual audiencia privada que el Presidente concedería al ministro visitante, Chávez lo convirtió en una importante ceremonia de rango presidencial.

Irán es, no cabe duda, la principal travesura geopolítica de Hugo Chávez, y probablemente la más costosa en términos de la imagen internacional de su “revolución”.

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La liberación de tres políticos colombianos secuestrados por las Farc se ha convertido en una nueva operación de marketing político internacional. Dos semanas atrás, el gobierno venezolano trasladó a Caracas a un grupo de familiares de los secuestrados. De la mano de la senadora colombiana Piedad Córdoba, llegaron cuatro personas por cada uno de los beneficiarios de la decisión de la guerrilla. Una semana atrás fueron trasladados hasta Barinas, donde se encontraron con Chávez en una reunión debidamente televisada. Estos movimientos hacían suponer la inminencia de la liberación.

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Hasta el momento no se habría producido un intercambio de datos entre los gobiernos de Venezuela y Colombia sobre la zona y la  modalidad de la entrega de los secuestrados. Autoridades castrenses colombianas han reiterado que no poseen información sobre áreas en las cuales deban suspender operaciones militares para facilitar la entrega. Voceros de la Cruz Roja Internacional aseguran que aún no han sido llamadas para actuar en una eventual operación de este tipo. Todo hace ver que la liberación todavía debería esperar días, o semanas.

Aparte de consideraciones logísticas, la oportunidad que escojan las Farc y Caracas para la liberación de nuevos secuestrados, pareciera estar atada a las negociaciones que sobre el tema se desarrollan en lugares tan distantes como Washington, París, la selva amazónica, las montañas colombianas, Caracas, La Habana, Bogotá y la frontera venezolano-colombiana.

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La activa intermediación de parlamentarios gringos en el asunto de los secuestrados por las Farc, quedó virtualmente confirmada con las declaraciones de Carolina Pérez, hija de Luis Eladio Pérez, uno de los potenciales nuevos liberados. Representantes demócratas como  James McGovern y William Delahunt se han embarcado personalmente en gestiones de liberación de los tres estadounidenses secuestrados. Se da por descontado que sus movimientos se realizan en coordinación con el Departamento de Estado de EEUU, el cual no sólo está informado del proceso sino que, además, le proporciona apoyo.

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Esta semana en medios políticos de Bogotá se manejaba la hipótesis de la eventual liberación de, por lo menos, uno de los ciudadanos estadounidenses en manos de las Farc. Las declaraciones del embajador estadounidense en Bogotá, William Brownfield  colocaron al guerrillero Simón Trinidad (preso y procesado en EEUU) como potencial objeto de negociación con las Farc. Esto creó el clima para especular sobre el avance de las conversaciones entre representantes de Washington y la guerrilla colombiana.

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La estrategia definida por Francia y Brasil para actuar al conjunto ante el tema de los secuestrados en Colombia fue uno de los temas que afinaron los presidentes Nicolas Sarkozy y Lula da Silva en su reunión en la Guyana francesa. El plan comienza a moverse esta semana. El canciller francés  Bernard Kouchner estará aterrizando en Bogotá y Caracas para exponer personalmente a Uribe y Chávez el proyecto de crear un grupo multinacional de apoyo a las gestiones ante las Farc. Brasil y Francia señalan que Chávez, dadas sus especiales relaciones con las Farc, es un conducto útil para lograr la entrega de secuestrados. El anuncio de la visita de Kouchner a Caracas fue hecho personalmente por Chávez, en transmisión en vivo y directo por TV, en horario estelar el pasado viernes.

*	Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País