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No hay medidas económicas: sólo es campaña
por Edgar C. Otálvora
viernes, 13 junio 2008


El presidente Hugo Chávez está en abierta campaña para ganar simpatías y crear las condiciones para enfrentar las elecciones regionales de noviembre. En una desesperada carrera contra las encuestas, el Gobierno trata de borrar las huellas, tales como la Ley Gestapo, su amistad con las Farc, la baja de tarifas de transporte, entre otras. A la vez que procura ganar amigos, neutralizar enemigos y mostrarse comprensivo con la clase media. La popularidad de Chávez está en baja. Ya son obvios los malestares entre quienes antes fueron sus leales escuderos. El insiste en actuar como si el 2D nunca ocurrió. Pero la campaña electoral ya comenzó y su inicio oficial podría señalarse en la noche del pasado miércoles en el Hotel Alba. A sala llena, con importantes capitanes de empresas y banqueros venezolanos sentados en primera fila, vestido de traje oscuro y sin franelas rojas a la vista, Chávez realizó una emisión especial de su programa Alo Presidente, transmitido en cadena nacional.

Se esperaban medidas

Desde una semana antes, el ministro de Planificación, Haiman El Troudi, comenzó a filtrar las orientaciones de política económica que serían presentadas por Chávez en un acto al cual se invitaría al empresariado nacional. Las expectativas fueron de variado tipo, pero en general eran altas. Oficialmente se trataba de medidas para reactivar la economía, según declaraba El Troudi y el ministro de Información Andrés Izarra. En medios cercanos al Gobierno se esperaba el arranque de una fuerte política antiinflacionario que incluiría desde acciones de control de precios por parte de batallones del Psuv, hasta medidas macroeconómicas para frenar la expansión monetaria y reducir el impacto inflacionario que aporta el dólar paralelo.

Una noche tan linda

En tres horas de ameno palabrerío, el Presidente anunció poco más de una decena de medidas, todas ellas de carácter microeconómico y algunas casi del tipo favor personal para personas que pasaron por Miraflores a quejarse el día antes. El propio Presidente confesó estar preocupado por los niveles de inflación y hasta expuso teorías sobre como superar el flagelo: aumentar la producción y bajar las expectativas inflacionarias. Salvo la lección de macroeconomía, Chávez no dijo nada de cómo pretende aumentar la producción y bajar los temores cotidianos a que los precios seguirán subiendo. Al contrario, aseguró que no frenará el gasto público y que éste será incrementado… es decir, Chávez aumentó esa noche el temor de los venezolanos a que la inflación seguirá subiendo en medio de un torbellino de gastos gubernamentales para abrirle paso a los candidatos del Psuv. Las medidas del mini paquete no reactivarán la economía endógena coinciden los más diversos especialistas y empresarios consultados. El propósito de Chávez no era macroeconómico sino electoral. La macroeconomía seguirá bajo su exclusivo control.

Subirse a la ola otra vez

El propósito del evento con empresarios fue leerles las condiciones para una tregua que durará hasta noviembre o quizás hasta el 31 de diciembre. Es posible hacer negocios con el Gobierno, insistió Chávez, pero siempre que se reconozca que se trata de un gobierno socialista.

Entre los seguidores de Chávez corría ayer la incertidumbre sobre los verdaderos propósitos del Comandante al mostrarse amigo de banqueros y fabricantes de harina de maíz y sacarlos de la lista de "oligarcas". Algunos diputados aseguran que es una jugada táctica. Grandes empresarios respiraron aliviados sintiendo que ganaron unos meses de gracia antes de que llegue el socialismo real. En Miraflores se sintieron satisfechos: la larga ruta de eventos electorales ya arrancó y piensan que en esas lides es que Chávez se crece.
 

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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