El
presidente Hugo Chávez está en abierta campaña para ganar
simpatías y crear las condiciones para enfrentar las
elecciones regionales de noviembre. En una desesperada
carrera contra las encuestas, el Gobierno trata de borrar
las huellas, tales como la Ley Gestapo, su amistad con las
Farc, la baja de tarifas de transporte, entre otras. A la
vez que procura ganar amigos, neutralizar enemigos y
mostrarse comprensivo con la clase media. La popularidad de
Chávez está en baja. Ya son obvios los malestares entre
quienes antes fueron sus leales escuderos. El insiste en
actuar como si el 2D nunca ocurrió. Pero la campaña
electoral ya comenzó y su inicio oficial podría señalarse en
la noche del pasado miércoles en el Hotel Alba. A sala
llena, con importantes capitanes de empresas y banqueros
venezolanos sentados en primera fila, vestido de traje
oscuro y sin franelas rojas a la vista, Chávez realizó una
emisión especial de su programa Alo Presidente, transmitido
en cadena nacional.
Se esperaban medidas
Desde una semana antes, el ministro de Planificación, Haiman
El Troudi, comenzó a filtrar las orientaciones de política
económica que serían presentadas por Chávez en un acto al
cual se invitaría al empresariado nacional. Las expectativas
fueron de variado tipo, pero en general eran altas.
Oficialmente se trataba de medidas para reactivar la
economía, según declaraba El Troudi y el ministro de
Información Andrés Izarra. En medios cercanos al Gobierno se
esperaba el arranque de una fuerte política
antiinflacionario que incluiría desde acciones de control de
precios por parte de batallones del Psuv, hasta medidas
macroeconómicas para frenar la expansión monetaria y reducir
el impacto inflacionario que aporta el dólar paralelo.
Una noche tan linda
En tres horas de ameno palabrerío, el Presidente anunció
poco más de una decena de medidas, todas ellas de carácter
microeconómico y algunas casi del tipo favor personal para
personas que pasaron por Miraflores a quejarse el día antes.
El propio Presidente confesó estar preocupado por los
niveles de inflación y hasta expuso teorías sobre como
superar el flagelo: aumentar la producción y bajar las
expectativas inflacionarias. Salvo la lección de
macroeconomía, Chávez no dijo nada de cómo pretende aumentar
la producción y bajar los temores cotidianos a que los
precios seguirán subiendo. Al contrario, aseguró que no
frenará el gasto público y que éste será incrementado… es
decir, Chávez aumentó esa noche el temor de los venezolanos
a que la inflación seguirá subiendo en medio de un
torbellino de gastos gubernamentales para abrirle paso a los
candidatos del Psuv. Las medidas del mini paquete no
reactivarán la economía endógena coinciden los más diversos
especialistas y empresarios consultados. El propósito de
Chávez no era macroeconómico sino electoral. La
macroeconomía seguirá bajo su exclusivo control.
Subirse a la ola otra vez
El propósito del evento con empresarios fue leerles las
condiciones para una tregua que durará hasta noviembre o
quizás hasta el 31 de diciembre. Es posible hacer negocios
con el Gobierno, insistió Chávez, pero siempre que se
reconozca que se trata de un gobierno socialista.
Entre los seguidores de Chávez corría ayer la incertidumbre
sobre los verdaderos propósitos del Comandante al mostrarse
amigo de banqueros y fabricantes de harina de maíz y
sacarlos de la lista de "oligarcas". Algunos diputados
aseguran que es una jugada táctica. Grandes empresarios
respiraron aliviados sintiendo que ganaron unos meses de
gracia antes de que llegue el socialismo real. En Miraflores
se sintieron satisfechos: la larga ruta de eventos
electorales ya arrancó y piensan que en esas lides es que
Chávez se crece.
* |
Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |