Desde
el pasado miércoles corrieron en Caracas rumores sobre el
anuncio de un paquete económico de duras consecuencias.
Recientes reuniones entre miembros del equipo económico del
gobierno con diputados de la Asamblea Nacional y con
directivos del Banco Central hacían suponer que algo grueso
se aproximaba. La palabra devaluación corría el jueves en la
mañana a sotto-voce,
pero ya en la tarde era un rumor generalizado.
Siguiendo el
manual no escrito para estos casos, diversos analistas
financieros y políticos calculaban que en caso de que la
devaluación fuera una decisión tomada, la noche del viernes
sería la ideal para su anuncio, ya que los venezolanos a esa
hora ya se encontraban en plan de vacaciones de carnaval.
Por otra
parte, el notable aumento de los precios en las recientes
semanas, que se junta a los diez puntos de inflación
acumulados en los cuatro últimos meses del año pasado,
mantenían a los expertos atentos a una reacción oficial. Las
cifras de inflación debían ser publicadas por el Banco
Central el viernes.
*****
El viernes en
la mañana, la información divulgada por el periodista José
Suárez-Núñez sobre ventas nerviosas de crudo por parte de
Pdvsa, vinieron a darle cuerpo
al creciente rumor de sequía en las arcas oficiales. La vía
devaluacionista aparecía cada
vez más factible. Según Suárez-Núñez,
Pdvsa exige el pago de contado de
US$ 1.000 millones en una
licitación de venta de crudo que deberá concretarse esta
semana.
A medio día,
el BCV publicó las cifras de inflación (3,4% en enero) que
confirmaron el aumento masivo de los precios de bienes y
servicios tras la entrada en circulación de la nueva moneda
venezolana. A media tarde, el nuevo Ministro de
Planificación, el teórico socialista
Haiman El Troudi, citó a
los periodistas para explicar los resultados inflacionarios.
En una inusual comparecencia ante los medios, el ministro
quiso restar importancia a los resultados de inflación,
calificándolos de “inerciales”, a la vez que desmintió que
estuviera en camino una devaluación de la moneda.
La aparición
de El Troudi ante las cámaras,
lejos de calmar los rumores, los agudizó. ¿Qué estará
pasando cuando el gobierno mandó a un ministro a explicar la
inflación?, era la pregunta que corría.
Las alarmas
adquirieron color rojo a media tarde, cuando se conoció que
el Ministerio de Finanzas, Rafael Isea,
estaba convocando a una rueda de prensa en horas de la
noche. ¿Qué podía ser tan importante para que se produjera
una inusual convocatoria, justamente en la noche cuando
comenzaba el receso de cinco días del sistema bancario?.
Ante los
periodistas, Isea se limitó a
informar sobre el cambio en la cabeza del organismo de
recaudación tributaria (Seniat).
Noticia sin duda relevante en las pugnas en el alto chavismo,
pero que no ameritaba el llamado a una rueda de prensa
nocturna, en vísperas del receso de carnaval.
El paquete de
medidas económicas no apareció, pero quedó en el ambiente la
sensación de que se está cocinando.
*****
El caso de La
Maleta de Antonini Wilson se
convirtió en septiembre pasado, en motivo de choque entre
los departamentos de Estado y de Justicia de EEUU. El
intento de ingresar dinero de sospechosa procedencia a
Argentina y su posterior decisión de regresar a EEUU,
convirtieron a Antonini en una
papa caliente para las autoridades estadounidenses.
La explosión
del predecible escándalo era temida en el Departamento de
Estado, ya que afectaría directamente los cursos de
actuación de Washington ante Caracas y Buenos Aires, en
momento cuando en Argentina corría la disputa presidencial y
en Venezuela se disputaba la reforma constitucional. La
sostenida línea de EEUU de mantenerse lo más próximo posible
del gobierno Kirchner, se vería
necesariamente afectada por el caso, tal como finalmente
ocurrió.
En el juego
de tensiones privó el criterio del Departamento de Justicia
sobre la procedencia de arrancar un proceso que sumaba por
lo menos dos asuntos con mucha pulpa donde morder: el flujo
de dinero negro desde Venezuela y la actuación de agentes
oficiales venezolanos en territorio gringo. Corrupción y
espionaje son dos atractivos temas para la actual justicia
de EEUU.
*****
La ahora
Presidenta de Argentina, Cristina
Kirchner, dedicó claros esfuerzos durante la campaña
electoral a mejorar la imagen en EEUU. Esta tendencia era
vista con aprobación tanto por Washington como por Israel.
Cuando el caso de La Maleta se convirtió en un proceso
judicial en Miami, la ya presidenta
Kirchner apenas en su primera semana de gobierno,
asumió rápidamente un discurso
confrontacional contra EEUU, al coro del difundido
desde Caracas.
El
departamento de Estado, en privado como en público
transmitió a Buenos Aires un mensaje que procuraba explicar
las causas del proceso, remarcando el carácter judicial y no
político del mismo. La Kirchner
permaneció sorda a estas explicaciones hasta esta semana
cuando recibió por primera vez al Embajador de EEUU en
Argentina, Earl
Wayne.
*****
El semanario
bogotano El Espectador, en su edición de este fin de semana,
ofrece una entrevista con Gustavo Petro
que no tiene pérdida. Petro,
quien diez años atrás hacía gala de su especial amistad con
Hugo Chávez, se ha distanciado del venezolano en los últimos
tiempos. El congresista colombiano sostiene que Chávez (y la
senadora Piedad Córdoba) cayeron en una trampa montada por
Alvaro Uribe. Según el polémico
parlamentario,
Chávez y Córdoba
entraron en una disputa verbal sin sentido con Uribe que
habría fortalecido al mandatario colombiano.
Petro reclama a Chávez y a
Córdoba por ser responsables de que ahora Colombia esté a
punto de lograr la aprobación del TLC con EEUU, de que en
Washington se revisara “toda la política del plan Colombia
para meternos más gringos armados” y, de que Uribe ahora
tenga 80% de popularidad.
*****
En medio de la reciente Cumbre
del Alba en Caracas, Hugo Chávez anunció la preparación de
un proyecto para la creación de un pacto militar entre los
miembros de ese grupo de países.
La iniciativa originó reacciones
inmediatas en Ecuador y Nicaragua. El ministro de Defensa de
Ecuador, Wellington Sandoval negó que su país se
sumaría a un pacto de defensa con
Venezuela. En Nicaragua fue la oposición la que se manifestó
en contra.
En todo caso, la conformación de
una alianza militar ya está bien avanzada, al menos en el
caso de tres de los miembros del Alba: Venezuela, Cuba y
Bolivia. La incorporación de Nicaragua a esta alianza
militar del Alba, pasaría por el mismo esquema que Bolivia:
otorgamiento de ayuda para obras militares, suministro de
equipos y presencia de efectivos militares venezolanos como
parte de acuerdos gobierno a gobierno sin aprobación
legislativa.
* |
Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |