La
operación de las fuerzas militares colombianas que concluyó
con el abatimiento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano,
comenzó a ser capitalizada por Hugo Chávez a las pocas
horas de conocerse los hechos. Chávez tomó para sí el
malestar del presidente ecuatoriano por el caso y le dio un
matiz pre-bélico a las
relaciones con Colombia.
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Desde
noviembre cuando Uribe lo despidió unilateralmente de sus
funciones de facilitador ante
las Farc, Chávez ha estado incrementando el volumen de sus
reacciones ante Colombia. Desde esa fecha estaba previsto el
cierre de la Embajada venezolana en Bogotá y diversas
medidas administrativas han venido afectando el comercio
bilateral.
Chávez, con
el apoyo de la cancillería cubana, ha desplegado una intensa
gestión mundial buscando desacreditar a Uribe, debilitarlo
como legítimo vocero de Colombia, promoviendo un mecanismo
de intervención internacional en la política colombiana. En
ese camino, Chávez hasta ahora había movido sus influencias
para aupar la creación de un grupo de países que sirviera
de mediadores entre las Farc y el gobierno colombiano,
emulando el llamado Grupo Contadora. No se trataba de un
grupo para facilitar el intercambio humanitario, como la
había propuesto Uribe, Francia y Brasil. La iniciativa
chavista procuraba el doble propósito de darle vocería
internacional y legal a las Farc, a la vez de reintroducir a
Chávez oficialmente en el proceso colombiano. Esta opción
habría quedado sin piso práctico ayer, a raíz del anunció de
virtual ruptura de relaciones de Chávez con Colombia y su
decisión de militarizar el conflicto entre los dos países.
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En los
últimos días Caracas está manejando la tesis de aislar al
gobierno de Uribe. Aspira a lograr el apoyo de Ecuador y
Bolivia, y la aprobación de Brasil y Argentina para
boicotear a Colombia como sede de la prevista reunión anual
de la comunidad suramericana que debería realizarse en marzo
en Medellín.
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El principal
argumento de Uribe para retirar a Chávez del papel de
facilitador ante las Farc, fue
que el presidente venezolano había violando la regla de oro
de un intermediario: ser neutral. Entre agosto y noviembre,
El gobierno de Chávez colocó todo su poderío
comunicacional y diplomático
para apoyar la agenda internacional de las Farc. Esta
estrategia tuvo su punto culminante durante el discurso de
Chávez ante la Asamblea Nacional en presencia del cuerpo
diplomático, cuando el mandatario venezolano pidió
reconocimiento para las Farc como si se tratarán de un
Estado soberano.
La reacción
del gobierno venezolano ante la muerte de Raúl Reyes
confirma a los ojos de Colombia, la alianza política del
chavismo con las Farc, en su interés compartido de golpear
al gobierno de Alvaro Uribe.
Chávez presidió ayer un minuto de silencio en memoria de
Reyes. Luego procedió a enunciar medidas de presión política
y militar sobre Colombia, como si el país agraviado fuera
Venezuela.
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Chávez ordenó
a su ministro de Defensa el envío de 10 batallones a la
frontera con Colombia, incluyendo tanques de guerra.
Igualmente le ordenó al jefe militar el despliegue de la
fuerza aérea. Como estaba previsto desde tres meses atrás,
mandó a que el personal diplomático venezolano abandonara
inmediatamente Colombia. El argumento dado por Chávez ha
sido que Colombia invadió territorio ecuatoriano.
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Un asunto que
llamó poderosamente la atención de analistas extranjeros
consultados ayer, fue el contexto en el cual Chávez anunció
lo que pudiera convertirse en el inicio de una guerra con
Colombia. El anuncio no fue hecho con la formalidad que el
caso parecía ameritar, sino que fue tratado como parte de
los temas del programa de TV dominical del Presidente. Fue
uno tanto de los asuntos comentados por Chávez, quien
incluso hizo reminiscencias de sus noches en discotecas
caraqueñas.
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Algunos
evalúan el anuncio bélico de Chávez contra Colombia como un
paso firme y no un amague publicitario. El hecho era
considerado ayer como una medida de distracción, procurando
que las fuerzas militares colombianas se ocupen de la
frontera oriental y reduzcan la presión sobre el
suroriente colombiano donde se
concentrarían importantes grupos de las Farc. No pareciera
que el gobierno Uribe va a morder este aparente anzuelo del
venezolano: las operaciones militares.
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En medios del
alto gobierno colombiano priva la tesis de que la
radicalización de Chávez ante Uribe responde más a elementos
de la política doméstica venezolana, luego de la derrota
electoral en el referendo constitucional y en la sensible
caída de la popularidad del gobernante venezolano. No
pareciera que, por ahora, en el Ministerio de Defensa
colombiano se modifiquen los planes de combate contra las
Farc, su principal hipótesis de guerra. Aunque las alarmas
están prendidas porque sus dos hipótesis de conflicto
externo (Venezuela y Nicaragua) se han reactivado, ahora
sumándosele Ecuador al alicate geopolítico contra el
gobierno Uribe.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |