La muerte de Raúl Reyes durante una operación militar colombiana en la zona fronteriza con Ecuador, será el tema más caliente de los próximos días. La noticia tiene múltiples aristas que impactarán en el desenvolvimiento de la política colombiana y regional. Alvaro Uribe quien venia siendo objeto de una campaña de arrinconamiento internacional aupado desde Caracas y desde algunos sectores de EEUU, pudo mostrar ayer un éxito militar, político y diplomático de su política de “seguridad democrática”.

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La importancia de Raúl Reyes dentro de la estructura de las Farc había ido en aumento en los últimos años, en razón de dos hechos que están marcando la actual dinámica de la organización. Por un lado, la intensificación de la ofensiva de las Fuerzas Militares colombianas y el consecuente repliegue de las Farc, habría impedido la realización de una conferencia nacional de los altos mandos que dirimiera los temas de la conducción de la organización. El segundo elemento es la ausencia de Manuel Marulanda del escenario, ya sea por enfermedad o por su muerte (como algunos analistas consideran). Ambos hechos colocaron a Raúl Reyes ya no como el vocero de las Farc sino como su aparente cabeza política. Esta observación quedó confirmada a raíz de la reunión de la senadora Piedad Córdoba con Reyes, en la cual se acordó que las Farc entrarían en el esquema que desde Caracas se había definido para la incursión de Chávez como activo actor en el tema de los secuestrados.

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Cuando el llamado “Plan Colombia” se transformó en “Plan Patriota”, uno de los elementos que caracterizaron la nueva etapa de combate a la narcoguerrilla fue la intensificación de las operaciones militares en el sur colombiano, en la frontera con Ecuador. La razón fue doble: la producción de coca estaba abandonando las frías tierras bolivianas para buscar las calientes tierras planas del Putumayo que se beneficiaban con  la intrincada red de ríos que permiten una alta movilidad del producto. Pero además, tras el arranque del “Plan Colombia”, las Farc tendieron a utilizar esa extensa región como su aliviadero.

La presencia de Farc en Ecuador ha sido una constante en los últimos años. El gobierno de Lucio Gutiérrez denunció en su momento que tras conflictos en la zona petrolera amazónica ecuatoriana, se encontraba la presencia política de las Farc. Más recientemente, el actual presidente ecuatoriano, el izquierdista Rafael Correa, había insistido que las Farc estaban presentes en su frontera con Colombia, pero sin aceptar que su país funciona como aliviadero de la guerrilla. Esta semana varios hechos han corroborado el papel que Ecuador estaría cumpliendo como santuario de las Farc.

Luis Eladio Pérez, político colombiano recién liberado por las Farc, denunció desde Caracas que parte de su cautiverio lo vivió en tierras ecuatorianas. Por otra parte, la acción en la cual fue dado de baja Raúl Reyes constituyó una típica operación de  persecución en caliente por parte de los militares colombianos sobre territorio ecuatoriano.

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El proyecto Chávez para Colombia, que había acaparado amplia difusión internacional, queda en suspenso en espera de la reacción que la desaparición de Reyes tendrá en el interior de las Farc. Dentro de esa organización guerrillera se estaría produciendo un grueso debate sobre su futuro político y militar, donde la oferta chavista de apoyo para su transformación en un partido político estaría siendo considerado como una opción.

El golpe a la cúpula de las Farc que representa la muerte de Reyes pondrá en tensión a los sectores que no aceptan un proyecto que implique el desarme.

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El presidente Uribe pareciera haber aceptado como una realidad inevitable la internacionalización del tema de los secuestrados en Colombia. Pero como ya lo había advertido en agosto, cuando invitó a Hugo Chávez a que interviniera a favor de los secuestrados, las negociaciones serían sobre “intercambio humanitario” y no unas negociaciones de paz.

Basándose en su conexión con las Farc, Chávez se está moviendo para crear un grupo de países amigos que sirvan de mediadores entre Uribe y la guerrilla. La propuesta tiene dos versiones. La primera es manejada por Brasil y Francia y contempla la presencia de Francia, España, Brasil, Cuba y Venezuela. La versión expuesta por Chávez incluiría a los gobiernos “amigos” de Nicaragua y Bolivia.

Uribe rechaza la presencia de Venezuela como mediadora, facilitadora o cualquier otro papel que signifique oficialización de la acción de Chávez en Colombia. En contraposición, Uribe abrió la opción para que Francia actúe como líder del proceso de facilitación. Nicolas Sarkozy, por su parte, está jugando varias cartas al mismo tiempo, no cerrando la puerta de Chávez, procurando jugar directamente con las Farc y Uribe, y manteniendo un canal directo de comunicación con Lula da Silva. En fin. La guerra en Colombia se ha convertido en un tema internacional, en el cual ya no sólo EEUU, Cuba  y Venezuela están jugando.

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El actual ciclo del tema de los secuestrados por las Farc, comenzó con la “liberación incondicional” por parte del Estado colombiano del guerrillero Rodrigo Granda a mediados del 2007.  En esa ocasión las Farc restaron importancia a un gesto que había  sido motorizado por el gobierno francés y que Uribe mostró como prueba de su disposición para acordar términos para el intercambio de secuestrados por presos. La liberación que las Farc ha hecho de seis secuestrados, en dos tandas, ha sido calificada como “incondicionales” por las Farc, pero ha estado amarrada a que Colombia permita el ingreso de enviados de Chávez a territorio colombiano. Asunto altamente urticante en la piel de los militares colombianos.

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Granda, el llamada canciller de las Farc, luego de ser liberado viajó a Cuba por razones médicas. Poco tiempo después, medios de comunicación afines a las Farc distribuyeron fotos de Granda reunido con algunos jefes guerrilleros. Posteriormente, formó parte del séquito del comandante de las Farc, Iván Márquez, durante su visita a Caracas en noviembre pasado, cuando se produjo la primera reunión oficialmente reconocida entre Chávez y un alto mando de la guerrilla. Más recientemente, Granda apareció como coautor de un artículo también suscrito por Iván Márquez y fechado en las “montañas de Colombia”.
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Según las Farc, Márquez fue escogido para viajar a Caracas y reunirse con Chávez en nombre del Secretariado de la guerrilla, por ser el comandante localizado más cercano a territorio venezolano, epicentro de la actual estrategia internacional de las Farc. En las últimas semanas Márquez se convirtió en el virtual vocero de las Farc, en reemplazo de Raúl Reyes.  

*	Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País