El
año 2007 comenzó en Venezuela bajo las expectativas de la
toma de posesión de Hugo Chávez para su tercer gobierno.
Pero quizás sea necesario refrescar la historia previa.
Tras su victoria en 1998, Chávez utilizó el impulso
electoral para obtener la presidencia del Senado para uno de
los suyos, pese a no contar con una mayoría parlamentaria.
Poco después forzó con presión de calle al Congreso Nacional
para que le aprobaran una Ley Habilitante. Casi
inmediatamente convocó a una Asamblea Constituyente que
aprobó un texto constitucional inspirado por Chávez, quien
se jactaba de haber redactado lo sustancial del articulado.
En el camino de elaborar su primera Constitución, Chávez
ejecutó un Golpe de Estado haciendo disolver al Congreso
legítimamente electo, pero que no le era controlable. Con su
Constitución azul bolivariana, Chávez se dio el lujo de
hacerse reelegir por primera vez en el año 2000. Su segundo
gobierno quedó amparado por la Constitución de 1999, la cual
durante varios años se convirtió en el principal souvenier
que el gobierno venezolano gustaba obsequiar a la creciente
ola de turistas revolucionarios que llegan a Caracas.
Con marrullerías y el apoyo de un poder legislativo dócil,
Chávez logró posponer por cerca de un año la realización de
un referendo revocatorio. Con el apoyo operativo de Cuba,
con las finanzas que proporcionan el petróleo caro y, la
discrecionalidad en el manejo de los dineros públicos,
Chávez armó un parapeto asistencialista para una población
que clamaba por participar en la nueva torta petrolera.
Y a finales del año 2006, Chávez se alzó con su tercer
gobierno. Contaba con la Asamblea Nacional unicolor y, con
el franco propósito de establecer en Venezuela un régimen
político al calco del cubano pero con las variantes propias
de un país petrolero. Los teóricos petroleros le acuñaron el
término "Socialismo Rentístico" en contrario al "Capitalismo
Rentístico" descrito por el economista Asdrúbal Baptista.
Los llamados de Fidel Castro y Hugo Chávez para idear un
"socialismo del siglo XXI" se concretaron en una lista de
temas, que se sumaron a otros que el reelecto mandatario
venezolano acariciaba desde antaño: la reelección perpetua
establecida constitucionalmente. A principios del 2007,
Chávez lanzó sus motores de la revolución. Amagó con
establecer el socialismo mediante una lista de leyes que
aprobaría, valiéndose del amplísimo poder delegado por la
Asamblea Nacional. Luego optó por la vía de la reforma
constitucional.
El 2 de diciembre, Hugo Chávez conoció por primera vez la
derrota electoral. Esta vez no fue el alzamiento militar que
lo llevó a negociar su renuncia en abril del 2002 y a ganar
simpatías internacionales. La derrota del intento por
establecer un socialismo vía la reforma simple de la
Constitución, marcó un punto de inflexión en la carrera de
Chávez hacia el control y rediseño total de la Nación. Su
empecinamiento de cerrar el canal RCTV fue la espoleta que
desató un movimiento estudiantil que le tomó la calle y la
iniciativa política a un chavismo burocratizado y
dependiente de las acciones personales de su líder. El
chavismo comenzó a desgranarse, tanto en sus vertientes
civiles (el partido Podemos) como militares (el ex ministro
Raúl Baduel) quienes salieron a los medios a rechazar el
cambiazo constitucional. Y Chávez, demasiado comprometido
con su agenda de proyección internacional, confió en su
buena estrella y en el poderío que le otorga el control
total del aparato estatal. Todo ello, y la decisión de
millones que se abstuvieron o que votaron contra el librito
rojo de la constitución socialista, construyeron la que a
juicio de El Nuevo País, es la Noticia venezolana del año
2007.
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Edgar
C. Otálvora es el Director Ejecutivo del diario El Nuevo
País. |