La
iniciativa de EEUU de construir un escudo de defensa
misilística para Europa desató el rechazo del gobierno ruso,
quien lo considera como una acción contra su peso
geopolítica en Eurasia. Tras reunirse en Alemania en el
marco de la Cumbre del G-9, Vladimir Putin y George W. Bush
se reunirán nuevamente a fines para buscar un acercamiento.
Chávez apoya a Rusia contra EEUU
En medio de esta situación conflictiva entre Washington y
Moscú, Hugo Chávez asomó la posibilidad de reunirse pronto
con Putin, en un ejercicio de la máxima del “enemigo de mi
enemigo es mi amigo”, afirmación resaltada además por el
hecho de que Rusia es el gran proveedor de armamento del
actual gobierno venezolano. La diplomacia venezolana comenzó
a moverse para lograr una cita con Putin, y la fecha
ofrecida por Moscú fue una cercana al viaje del ruso a EEUU
para un encuentro con George W. Bush. Chávez debió optar
entre asistir a la cumbre presidencial del Mercosur o viajar
a Rusia. Los recientes encontronazos con el parlamento
brasileño y un creciente distanciamiento con el gobierno de
Lula hicieron fácil la elección a Chávez, quien ayer comenzó
su quinta visita a Rusia desde que ocupa la Presidencia.
El general (nuevamente en situación de retiro) Alberto
Müller Rojas, quien continúa actuando como un cercano asesor
presidencial, afirmó que la visita de Chávez a Moscú busca
mostrar respaldo a Putin en su enfrentamiento con EEUU. Para
algunos se trata de una sobrevaloración del gobierno
venezolano sobre su papel internacional. Para otros, es la
concreción de un viejo sueño de Chávez de anotarse en la
lista de socios estratégicos de Rusia. El propio Müller
consultado por Valentina Oropeza de El Nacional, afirmó que
“en el mundo existen dos interpretaciones opuestas sobre la
distribución del poder”, con el viaje a Moscú “Venezuela
está dejando claro de que lado está”. La agenda que Chávez
lleva para tratar con Putin incluye temas geopolíticos que
pudieran soldar la alianza Caracas-Moscú, donde el manejo
mundial del gas pudiera ser uno de los componentes.
Se acaba el proyecto latinoamericano
En su discurso con motivo del Día del Ejército, Chávez se
refirió a que Venezuela ya está en guerra. Calificó a esa
guerra de global y anunció que todo el Estado venezolano
debe prepararse para actuar.
Pareciera que los socios que Chávez ha cultivado en el
vecindario no son los más adecuados a la hora de ejecutar
una guerra contra EEUU. Brasil, el más poderoso de los
países suramericanos, se muestra muy poco interesado en
embarcarse en una estrategia de confrontación militar con
EEUU. El presidente Lula se muestra más interesado en
garantizar el ingreso del jugo de naranja brasileño a EEUU
antes que arrancar una carrera armamentista en la región.
Argentina, la segunda economía subregional, se hace eco del
discurso estratégico militar de Chávez, pero difícilmente
posee la capacidad militar o el interés estratégico de
convocar a una guerra global contra “el imperio”. Bolivia,
Ecuador y Nicaragua son socios menores o satélites de
Caracas. Piezas menores en el tablero.
Desde su solicitud de ingreso al Mercosur, Chávez insistió
que el mecanismo debía cambiar, para hacerse más “social” y
“político”. Siendo el Mercosur básicamente un esquema de
libre comercio, hasta ahora Venezuela no ha logrado
concretar su ingreso formal. Tampoco ha podido Chávez forzar
al Mercosur para que actúe como un bloque político contra
EEUU. Así las cosas, pareciera que el “Proyecto
Latinoamericano” de Chávez ha llegado a su final. Las
enormes erogaciones que el fisco venezolano ha hecho en los
últimos ocho años para apalancar el prestigio e influencia
de Chávez en Latinoamérica de poco sirven ahora, cuando el
país -según el anuncio oficial- está inmerso en una guerra
global.
La aventura militarista
El analista político y experto en temas bélicos Aníbal
Romero, comentó en su columna del miércoles en El Nacional,
una conjetura sobre el esquema militar y de política
exterior que Chávez estaría planeando para transformarse en
una pieza clave del ajedrez mundial. Haciendo una analogía
con la Crisis de los Misiles de 1962, cuando la Unión
Soviética colocó cohetes nucleares en Cuba, Romero sugiere
que Venezuela pudiera estar planeando actuar como una
extensión de Irán en esta parte del mundo.
En un ejercicio de construcción de escenarios, Romero asoma
la posibilidad de que los submarinos de fabricación rusa que
adquirirá Venezuela puedan ser dotados con armamento iraní.
Con ello se extendería el alcance iraní desde el Golfo
Pérsico hasta las cercanías de EEUU, dándoles a Chávez y su
socio iraní Ahmadinejad herramientas para amenazar
efectivamente a EEUU.
La gira que Chávez comenzó ayer incluye a Bielorrusia e
Irán. Todo indica que el primero será el proveedor de
sistemas de defensa misilistica para ser instalados en
territorio venezolano.
Si bien las compras de equipos militares han sido
justificadas como parte de un proceso de actualización de la
panoplia venezolana, la misma se realiza bajo el argumento
de prepararse para un ataque de EEUU. En el mismo sentido se
pronunció Fidel Castro, el pasado 17 de junio en una de sus
“reflexiones“ desde su convalecencia, cuando afirmó que
“continuaremos adquiriendo el material necesario y las bocas
de fuego pertinentes”.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |