Los militares colombianos
están en alerta ante Hugo Chávez.
Los rutinarios movimientos de aproximación y repulsa entre
los gobiernos de Chávez y Alvaro Uribe provocan alguna
ilusión entre el público. Los empresarios colombianos y
comerciantes venezolanos se muestran especialmente
agradecidos del clima de distensión, ya que les permite
incrementar notoriamente las cifras de productos colombianos
que llegan a los supermercados de este lado de la frontera.
Hipótesis de confrontación
Pero las relaciones entre ambos países están asentadas sobre
dos explosivas hipótesis bélicas. Los militares de Chávez
piensan que “el imperio” atacará a Venezuela usando a
Colombia de intermediario. En ello coinciden los generales
Alberto Müller Rojas y Raúl Baduel y, seguramente, el nuevo
ministro de Defensa, general Rangel Briceño.
Por su parte, los militares colombianos evalúan que Chávez
podría utilizar un ataque a Colombia para cohesionar a su
alrededor a la población en algún momento de desespero
político. Se trata de la llamada “hipótesis Malvinas” dada
su similitud con la acción de los militares argentinos, pero
esta vez orientada hacia una acción en la Guajira
colombiana. Ya Chávez organizó hace varios años un ejercicio
de todos los componentes militares desembarcando en la
Guajira.
Bogotá ven que los únicos países andinos que no han caído
bajo el influjo de Chávez son Colombia y Perú. La guerra no
sería necesariamente con tanques y helicópteros. La
diplomacia paralela bolivariana, respaldando grupos afines
en el interior de los países del vecindario, es vista como
una amenaza a la seguridad colombiana. Por ello agentes de
inteligencia militar de Colombia mantienen seguimiento a
actores políticos de ese país que se han convertido en
piezas políticas del proyecto de Chávez. Meses atrás quedó
en evidencia la operación de espionaje a la exesposa del
senador izquierdista Gustavo Petro, la militante Mary Luz
Herrán, reconocida operadora del chavismo en Colombia.
Incluso, fuentes militares colombianas han asomado que se
habrían detectado reuniones de “chavistas colombianos” con
militares activos de ese país.
Creciente desconfianza
Alvaro Uribe, para quien la guerra contra la guerrilla es la
razón de ser de su mandato, no ha dudado en aproximarse a
Chávez e incluso alcanzar acuerdos de cooperación en materia
de seguridad que le permitieran temporalmente debilitar a la
guerrilla.
Pese a ello, la histórica presencia de la guerrilla
colombiana en zonas de la frontera común, la no siempre
clara posición del chavismo ante esas organizaciones
guerrilleras que además participan en los grupos
continentales que apoyan el proyecto bolivariano y, el
actual cambio en los conceptos doctrinales en las fuerzas
militares venezolanas, hacen que en la cúpula castrense
colombiana se observe y se actúe con creciente desconfianza
ante sus pares venezolanos. Es cuesta arriba esperar que un
general colombiano pueda asumir como aliado a un general
venezolano que salude al grito de “patria, socialismo o
muerte”.
Fuentes colombianas aseguran que a nivel del Comando General
de las Fuerzas Militares y probablemente también en el
propio Ministerio de la Defensa de Colombia han sido
creadas, en fecha reciente, oficinas especializadas en
hacerle diario seguimiento a Venezuela, a las acciones hacia
y dentro de Colombia por parte del gobierno de Chávez. El
peligro “Venezuela” ha sido elevado a la condición de un
asunto que no puede ser tratado en los niveles burocráticos
usuales.
Conflicto para rato.
Ya en el año 2002, el interés de los oficiales colombianos
sobre Chávez se comenzaba a dejar sentir. Un estudio hecho
en aquella fecha a las tesis de grado de la Escuela Superior
de Guerra, indicaba que un creciente número de cursantes
escogieron como temas diversos aspectos del gobierno de
Chávez. Desde el año 1987 (Crisis de la Corbeta Caldas)
ninguna tesis había estado dedicada a un tema venezolano y
de pronto, los candidatos a coroneles y generales en
Colombia comenzaron a estudiar a fondo al vecino oriental.
Los autores de estas tesis académicas de cinco años atrás,
son los oficiales que comienzan ahora a ocupar cargos de
conducción estratégica militar en Colombia.
La presencia frente al Ministerio de Defensa de Juan Manuel
Santos habría tenido un efecto reforzador de las decisiones
que Colombia toma en previsión de un conflicto abierto con
Venezuela. Santos, quien antes de asumir el ministerio
expresó sistemáticas críticas contra el creciente
armamentismo venezolano, se ha convertido en usual blanco de
ataques del gobierno de Chávez. Pese a ello, Uribe lo
mantiene en el cargo. Santos muestra altos niveles de
aprobación en la opinión pública de su país y es, desde ya,
uno de los potenciales candidatos a reemplazar a Uribe en el
2010.
Mañana: Colombia busca aliados contra Chávez
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |