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Crisis binacional, cronología de los hechos
por Edgar C. Otálvora
martes, 27 noviembre 2007


La senadora colombiana Piedad Córdoba, actuando como virtual vocera del gobierno venezolano, habría dicho a la prensa de su país que Hugo Chávez estaba pensando cerrar la embajada de Venezuela en Bogotá. Pocas horas después, el Presidente venezolano inició una ofensiva verbal contra el presidente Alvaro Uribe. Las razones del encontronazo es la decisión del colombiano de suspender el apoyo oficial a las gestiones que Córdoba y Chávez realizaban para la liberación de los secuestrados en manos de las Farc.

Chávez anunció el congelamiento de las relaciones con Colombia, como ya lo había hecho en el 2005 cuando el “Caso Granda”. El término “congelar” no está en los manuales que usan los diplomáticos, pero lo que se desprende de aquella experiencia es que Venezuela impuso un bloqueo a los productos colombianos durante varias semanas. La frontera vio paralizado el comercio y dificultado el tránsito de personas. El domingo en la noche, Chávez calificó la situación de “crisis” y confeso que ya en Miraflores opera una sala de crisis para seguir los acontecimientos. La decisión de Chávez fue la conclusión de una semana de dimes y diretes entre Bogotá y Caracas.

El fracaso en París
Al llegar a París, el lunes 20 en la noche, Chávez afirmó que Uribe estaba dispuesto a reunirse con Marulanda. Según alegó Chávez después, el anuncio lo hizo para llegar con alguna buena noticia a su escala francesa. Pero en Colombia la nueva no fue bien recibida.
Los colombianos tienen aún fresca la imagen humillada del presidente Andrés Pastrana cuando asistió a un encuentro con Marulanda, quien al final decidió no aparecerse. Además, Uribe está comprometido con los militares de su país, a darle total apoyo político a la guerra que allá se libra. La guerra la hacen unos, la política la hace Uribe y, ambos están actuando de común acuerdo. Eso explica que a pocas horas del anuncio de Chávez en Paris, Uribe saliera una vez más a dar su versión de los hechos, contradiciendo el anuncio del venezolano. Uribe estaría dispuesto a reunirse con Marulanda sólo después de producirse la liberación de los secuestrados, y ya como parte de un proceso de negociaciones de paz. Uribe aprovechó para fijar la fecha máxima final -el 31 de diciembre- para las gestiones de Chávez, las cuales nuevamente agradeció.

Al diferenciar el “intercambio humanitario” de las “negociaciones de paz”, el gobierno colombiano otra vez aclaraba lo que estaba dispuesto a permitirle a Chávez, quien se enteró por la prensa del plazo impuesto por Bogotá.

La visita de Chávez al nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, había reunido grandes expectativas. Curiosamente el encuentro previsto para el martes 21, lejos de estar centrado en las relaciones franco-venezolanas, se concentraba en las gestiones para liberar a Ingrid Betancourt, en manos de las Farc. Ni el gobierno francés ni la prensa estaban muy interesados en el tema petrolero que Chávez llevaba en el bolsillo. Todos querían saber de las pruebas de vida que el venezolano había prometido llevar a Sarkozy. Las pruebas nunca llegaron. Incluso el jefe guerrillero Raul Reyes, cuñado y vocero directo de Marulanda, ya había confesado al diario L´Humanité que las pruebas aún no existían. El encuentro Chávez-Sarkozy no dio siquiera para que los mandatarios brindaran la prevista rueda de prensa. Sin pruebas de vida no había mucho que mostrar. La visita a París fue un fracaso en tanto no sirvió para el gran despliegue publicitario que Caracas había previsto dos meses antes.

Chávez le da papaya a Uribe
El miércoles Chávez habría visitado Cuba. En algún momento de ese día y probablemente desde La Habana, se produjo la llamada de la señora Córdoba al comandante del Ejército colombiano, general Mario Montoya. En la conversación telefónica intervino Chávez. Esa misma noche, Colombia dio por concluidas las gestiones de Chávez. Uribe había sacado a Chávez del proceso de negociaciones con las Farc. Analistas colombianos dijeron al unísono que Chávez con su llamada al alto mando militar, le dio papaya (excusa) a Uribe para sacarlo sin que el costo político interno fuera muy alto.

En pocas horas Chávez acumulaba varios hechos internacionales que retan la imagen que se ha creado a su alrededor. El incidente con el rey de España, la falta de apoyo en el seno de la OPEP a sus propuestas anti-EEUU, las infidencias de la presidente de Chile sobre el incidente en la Cumbre Iberioamericana, la falta de respaldo por parte de las Farc para reunir las pruebas de vida de los secuestrados y finalmente, la sacudida de alfombra de Uribe.

Chávez encolerizado y en campaña
El jueves la cancillería caraqueña emitió un muy medido comunicado, donde afirmaba aceptar la decisión de Uribe. En la noche, durante un acto político en Caracas, Chávez afirmó que seguiría en contacto con las Farc para el intercambio humanitario, y pidió que le enviaran las recurridas pruebas de vida. Uribe respondió que respetaría las acciones unilaterales que Francia o Venezuela ejecutaran.

El viernes en la noche, Chávez hizo aparición en uno de los canales oficiales de TV. El programa que duró hasta la madrugada se caracterizó por arremeter contra personalidades de oposición. Se trataba de una actividad de la campaña de Chávez con miras al referendo del 2 de diciembre, pero el tema colombiano formó parte de la lista de asuntos sobre los cuales el Presidente optó por hablar rudo esa noche. Aseguró que la decisión de Uribe de sacarlo de las gestiones humanitarias, tendría repercusiones en las relaciones bilaterales. Uribe respondió a la mañana siguiente, reiterando el deseo de Colombia de tener buenas relaciones con Chávez.

El domingo, Chávez durante un acto proselitista en el Zulia, calificó a Uribe de indigno, al tiempo que declaró la congelación de las relaciones con España y Colombia. Comentó que había dado instrucciones a los militares para estar atentos en la frontera. Menos de tres horas después, Uribe personalmente respondió a Chávez. Con su paño campesino en el hombro derecho y en manga de camisa, el mandatario colombiano pronunció un discurso que traerá cola no sólo en las relaciones entre los dos países, sino en la política latinoamericana. El presidente colombiano no se limitó a narrar detalles hasta ahora secretos de las gestiones de Chávez y la senadora Córdoba, sino que acusó a Chávez de ser complaciente con el terrorismo…pero ese asunto amerita otras líneas.

Mañana: La confrontación geopolítica.

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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