El canciller Nicolás Maduro afirmó que en la reunión de los presidentes Hugo Chávez y Lula da Silva el jueves en Manaos, se “ratificó la alianza y amistad política” entre ambos mandatarios. Pareciera que es la fórmula diplomática para ocultar que el tenso encuentro fue un estruendoso fracaso.

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La cancillería de Hugo Chávez es dada a la hiperproducción de documentos para ser firmados por los jefes de Estado, en cada uno de los innúmeros encuentros que el venezolano realiza usualmente. En Manaos, por el contrario, no se firmó ningún documento ni presidencial ni de rango ministerial. Acuerdos verbales fueron los anunciados

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La hiperactividad exterior de Chávez lo convirtió en los últimos años en un habitual personaje en Brasilia. Cada viaje presidencial al sur era excusa para una visita a Lula. Desde noviembre Lula y Chávez no se reunían, siendo el mayor lapso de incomunicación directa entre ambos. La situación no cambió tras el encuentro en Manaos. En esa usual practica de las cancillerías para meter bajo la alfombra los problemas irresolutos, los presidentes acordaron reunirse cada cuatro meses. La filial informalidad reinante antes entre Lula y Chávez cedió lugar a la burocrática relación entre sus cancillerías. Un nuevo modus vivendi ha surgido entre los dos.

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Chávez llegó a Manaos en tono agresivo. Los tres temas fundamentales de su agenda suramericana pública, los trató de una forma confrontacional ante Brasil. Sobre el Banco de Sur dijo que ya estaba acordado con Argentina, Ecuador y Bolivia que comenzaría a operar en noviembre. Alegó que ya se habían hecho los estudios y consultas necesarias. Implícitamente dijo que el Banco del Sur arrancaría con o sin Brasil. Al término del encuentro se anunció que Chávez asumía la propuesta brasileña de realizar nuevas reuniones técnicas a nivel de ministros de Finanzas.

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Sobre la paralización de los proyectos energéticos (gasoducto del Sur y construcción de una refinería en Pernambuco, Brasil), Chávez acusó a la alta gerencia de Petrobrás de ser responsable de opiniones contrarias a la integración. Lula en la reunión privada y luego ante la prensa, afirmó que la integración energética es estratégica para Suramérica, pero no dio ninguna señal de pretender avanzar en lo del gasoducto. El caso de la refinería es otro grillo binacional. Chávez fue a Pernambuco en diciembre del 2005, a colocar la primera piedra de la denominada Refinería José Inácio Abreu e Lima. A principios de este mes, cuando debían comenzar las obras de movimiento de tierra, Petrobrás anunció que todavía Pdvsa no había firmado el contrato para la refinería. Lula ordenó que la obra arrancara sin los venezolanos y personalmente se fue a Pernambuco a manejar una escavadora. El jueves, Chávez debió admitir el retraso por parte de Venezuela, y acepto que Petrobras y Pdvsa se reúnan de aquí a diciembre para ponerse de acuerdo.

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El ingreso de Venezuela al Mercosur fue nuevamente la gran espina de Chávez. Antes de reunirse con Lula, afirmó que la no aprobación por el Congreso brasileño del protocolo de ingreso de Venezuela, era por culpa del imperialismo. Con ello renovó su pleito con los principales partidos políticos de Brasil quienes, nuevamente, se expresaron duramente contra las palabras de Chávez. Los dos principales partidos de centro y centro izquierda, el PMDB (aliado de Lula) y el PSDB (el partido de Fernando Henrique Cadoso) anunciaron que se proponen impedir el ingreso de Venezuela al mecanismo del Sur. En su reunión, Lula sólo alcanzó a prometer a Chávez que haría lobby ante los distintos partidos de oposición. Actualmente Lula anda ocupado en cuadraturas políticas en el Senado, para lograr apoyo para proyectos internos. Pareciera difícil que Lula se la juegue por Chávez en este momento de cierta tensión política en el Congreso de Brasil.

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Coincidiendo con estos hechos, Lula das Silva ordenó la destitución del hasta ahora Director de Gas y Energía de Petrobras, Ildo Luis Sauer. Sauer es un hombre de izquierda, académico universitario y en su carta de despedida de sus compañeros de Petrobrás reivindica que su tarea fue combatir los intereses de las grandes corporaciones de energía. Sauer era el proponente de una alianza con Rusia para la construcción de gasoducto del sur.

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Hugo Chávez ya está armando su agenda internacional para el mes de diciembre. El 12 se reuniría con Lula da Silva. Poco después viajaría a Cuba a inaugurar los arreglos hechos a una refinería en esa isla. El 20 estará en Managua, compartiendo con los presidentes de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y el representante que Fidel Castro envíe a la Cumbre Presidencial del ALCA. La cuenta sugiere que el referendo para la reforma constitucional será el domingo 09 de diciembre, fecha tras la cual Chávez emprenderá viajes.

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A más corto plazo, Chávez viajaría a Francia, Rusia y China en un periplo a cumplirse en el próximo mes de octubre. Dada la actual dinámica de relaciones bilaterales, no debe descartarse que Chávez haga una parada en Teherán para otro encuentro con el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad. Por cierto, Ahmadineyad estaría por viajar a Latinoamérica a finales de septiembre, como parte de una agresiva estrategia diplomática que tiene como objetivos Nicaragua y Bolivia. Tal como lo comentara el analista Alfredo Michelena en su artículo de ayer sábado en El Nuevo País, Chávez está abriéndole a Irán espacios del entorno latinoamericano de tradicional influencia de Venezuela.

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Esta semana en Nueva York arranca una de los show políticos de alcance planetario, que suelen llamar la atención de los seguidores de estos asuntos. La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, correspondiente al año 2007, promete una vez más servir de hervidero para las pasiones políticas internacionales. Para el presidente de Argentina, Nestor Kirchner, su intervención en la ONU se ha convertido en un trago amargo. Se trata de la última vez que concurrirá ya que en octubre hay elecciones en su país. Pero la comunidad judía argentina y el gobierno de Irán se han encargado de amargarle el viaje a Kirchner.

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Las organizaciones que representan a la comunidad judía argentina han solicitado que Kirchner se pronuncie en la ONU, quejándose por la falta de apoyo de Irán para entregar a los autores de la voladura en 1994 de dos centros israelíes en Buenos Aires.

El dilema de Kirchner es complejo. Los judíos dentro de Argentina y a nivel mundial están respaldando la candidatura de la señora Cristina Kirhner a la Presidencia de la República. Pero el pronunciamiento de Kirchner contra Irán ofendería al aliado internacional de Hugo Chávez, quien a su vez tiene al argentino como un aliado privilegiado en Suramérica.

*	Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País