“No vamos a comernos un plato ya hecho, queremos ir a la cocina y participar de la elaboración de ese plato”. Esas fueron palabras de Marco Aurelio García, el influyente consejero y operador del presidente Lula da Silva en materia de política latinoamericana. García se refería a la creación del Banco de Sur promovido por Hugo Chávez, y García lo expresó desde territorio venezolano. El estilo retador de Chávez cada vez es menos tolerado en los altos salones de la diplomacia en Brasilia, al punto que un manifiesto admirador del proceso venezolano como lo es García, ha debido salir a marcar distancia con Caracas.

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Si bien la Cumbre Energética celebrada una semana atrás en Margarita había sido planeada desde finales del año pasado, a última hora adquirió para el gobierno venezolano una importancia adicional, ya que permitiría un encuentro con el presidente brasileño, en un esfuerzo para reducir las tensiones provocadas por Hugo Chávez con su campaña internacional contra el acuerdo Brasil-EEUU sobre etanol. Chávez y Lula tuvieron oportunidad de hablar, colocaron la primera piedra de una planta petroquímica y, públicamente dieron señales de muy buena educación. Fotos sonrientes junto a otros mandatarios sirvieron para transmitir el mensaje de que la sangre no llega al río. Chávez intentó reducir la tensión, anunciando que seguirá importando etanol brasileño, pero esta vez fueron los altos funcionarios brasileños los que decidieron resaltar el cortocircuito entre Brasilia y Caracas.

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La manifiesta distancia entre Chávez y Lula quedó marcada en tres temas específicos. La creación del Banco del Sur, la constitución de una OPEP del gas y la construcción del gasoducto del sur, tres temas sobre los cuales Chávez ha montado su eje público de acción en Suramérica.

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El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, había anunciado la semana pasada el ingreso de su país al Banco del Sur. Lo hizo desde la sede del Fondo Monetario Internacional en Washington, hecho que no dejó de tener cierto sentido simbólico. Desde entonces ya se daba como un hecho que Brasil ingresaría de lleno al grupo técnico que conforma Venezuela y Argentina sobre el tema. Pero algo pasó en la paradisíaca Isla de Margarita entre Chávez y Lula, que hizo que Brasil se echara para atrás en su ingreso al Banco del Sur exponiendo incluso nuevas condiciones.

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Lula afirmó que Brasil no sabía muy bien para qué podría servir el Banco del Sur. Y su ministro de Hacienda al llegar a Brasilia lanzó una fuerte parrafada “Brasil no es un país que adhiere. Brasil participa, elabora junto, o no. Brasil participa en condiciones de igualdad, dentro de un proyecto que nos interese, en base a principios bancarios legítimos, modernos, o no participamos”.

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Mientras tanto Brasil anda en la onda de crear un mecanismo similar a la denominada Iniciativa de Chiang Mai, la cual reúne a Japón, China, Corea del Sur, y a Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam. Estos últimos son los miembros de la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático). La Iniciativa de Chiang Mai tiene prevista la conformación de un Fondo Monetario Asiático.

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La estrategia brasileña es la de fortalecer los mecanismos financieros ya existentes en la región. En esa línea estarían proponiendo que el Fondo Latinoamericano de Reservas FLAR (integrado por Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Costa Rica y Bolivia) se transforme en un Fondo Monetario Latinoamericano con la participación de los países sureños. Brasil prefiere fortalecer lo ya existente y no propiciar la creación de lo que algunos comienza a llamar “el Banco de Chávez”.

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Las fuerzas armadas chilenas se proponen gastar US$ 3.000 millones en compra de armamentos. Los presupuestos militares de ese país están disfrutando de un superávit debido a los altos precios de exportación del cobre. Una ley que establece la obligatoriedad del traspaso a las FA de un porcentaje fijo de las ganancias de la estatal del cobre Codelco. Renovación de su flota de aviones y buques de guerra forman parte de la lista de compras. En el 2006, los militares chilenos dispusieron de US$ 1.300 millones, de los cuales habrían gastado mil millones. Los gastos chilenos en armas crean inmediatas aspiraciones entre los militares peruanos.

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El gobierno de Rafael Correa de Ecuador está recibiendo ayuda militar de EEUU, para retirar minas terrestres plantadas en la Cordillera de El Cóndor, durante el período de tensones fronterizas con Perú en 1995.

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Para su segundo gobierno, Lula prometió a las fuerzas armadas iniciar un programa de renovación de los equipos militares. El plan diseñado contemplaría erogaciones por US$ 7.000 millones. Entre las prioridades se encuentra la aplicación del llamado Proyecto F-X para la adquisición de nuevos aviones caza. Entre los equipos que Brasil estaría evaluando están los Sukoi rusos, análogos a los adquiridos por Venezuela.

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Ayer sábado, efectivos de la Guardia Nacional instalaron en la autopista de acceso a Caracas desde el oriente del país, un operativo similar al usado en carnaval y Semana Santa, limitando a sólo dos canales el tránsito en algunos puntos. Durante los días feriados este esquema es utilizado para frenar a los conductores que corren para llegar a su destino playero. Pero su aplicación el mismo día que la oposición realizaba una concentración de protesta en Caracas, se interpretó como uno de los mecanismos de que se vale el gobierno para inhibir, o en todo caso dificultar, la participación en eventos oposicionistas.

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Como se recordará, el día que Manuel Rosales escogió para su mitin de cierre de campaña en Caracas, la gobernación de Miranda, casualmente, decidió lavar las paredes y calzada del túnel de acceso a Caracas desde Guatire. Con otras acciones similares en los túneles de la autopista que conduce a Caracas desde el occidente, lograron cerrar en la práctica el acceso a la capital.

*	Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País