Esta
semana que termina, Venezuela quedó colocada en el ojo del
huracán de la mayor crisis política internacional de los
últimos tiempos. Por primera vez en la historia venezolana,
lo que ocurre fuera -y sobre lo cual ningún control real
tiene el país- se ha convertido en la principal hipótesis de
conflicto político interno. El nombre clave de todo esto es
Irán.
Dos hechos distintos, acontecidos en escenarios distanciados
por miles de kilómetros, fueron atendidos en Venezuela como
temas de la lejana política internacional. Uno de ellos
aconteció en Teherán y el otro en New York.
Desde que arrancó el año se ha presenciado una intensísima
diplomacia entre Siria e Irán, dos enemigos jurados de
Israel y piezas activas de la crisis en el Medio Oriente. A
mediados de febrero, el presidente sirio Bachar al Asad
viajó a Teherán. A principios de este mes, el ministro de
Defensa iraní, Mustafá Najar llegó a Damasco para reuniones
de trabajo. En la última semana han desfilado por Teherán
desde el Primer Ministro sirio, Mohamad Nayi Otri hasta una
larga lista de ministros (Economía, Petróleo, Industria,
etc.).
Durante su estadía en Teherán, el primer ministro sirio fue
atendido por el Vicepresidente iraní, Pervez Daudi, con
quien firmó una decena de protocolos de cooperación. Uno de
los anuncios del encuentro fue la decisión de construir una
refinería de crudo (en lugar no identificado) en sociedad
con Venezuela. La cancillería venezolana no negó y tampoco
desmintió a sus socios sirios e iraníes.
El vicecanciller venezolano Vladimir Villegas acaba de
concluir una gira que incluyó cuatro países: dos de ellos
fueron precisamente Siria e Irán. Se espera que el
presidente sirio visite en breve a Caracas para sellar
acuerdos con Hugo Chávez.
Tanto Irán como Siria son señalados por su injerencia en el
Líbano, por su apoyo a grupos armados palestinos, y por
estar fraguando una alianza militar directamente contra
Israel y de hecho contra EEUU.
Mientras en Teheran, sirios y árabes se ponían de acuerdo,
al otro lado del mundo en la sede de la ONU en New York se
dio un parto por forcet. Los cinco poderosos miembros
permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania alcanzaron
unanimidad en cuanto a un texto de proyecto con sanciones
para Irán. Hasta Rusia y China están de acuerdo en que se
debe meter en el redil al régimen iraní, especialmente
efervescente desde la llegada de Mahmud Ahmadineyad a la
presidencia. El socio favorito de Chávez en su estrategia
planetaria, estaría a punto de ser objeto de una resolución
de la ONU que crearía alrededor de Irán una alta valla de
restricciones.
Las sanciones colectivas de la ONU contra Irán se dispararán
en caso de que ese país mantenga su programa nuclear, el
cual ha sido calificado como bélico por parte de EEUU y
varios países de Europa. El discurso anti-israelí de
Ahmadineyad y la ostensiva campaña de adquisiciones bélicas
de Irán han ayudado a darle credibilidad a quienes sostienen
que Teheran pretende orientar hacia fines bélicos su
creciente capacidad nuclear.
El texto acordado por las potencias instará a los países
miembros de la ONU a cercar financieramente a Irán, no
concediéndole al gobierno de ese país créditos, subvenciones
o asistencia financiera salvo en casos humanitarios o de
desarrollo. Igualmente, la ONU pedirá a sus miembros que
impidan el tránsito de funcionarios iraníes asociados con
las actividades nucleares. Como se ve, son los primeros
pasos hacia un eventual bloqueo internacional a Irán. Por
ahora son advertencias, pero algunas de ellas con
consecuencias de largo impacto.
Dada la cantidad y variedad de acuerdos suscritos por
Venezuela con Irán, que incluyen hasta la cooperación en
construcción de equipos militares, es muy probable que el
gobierno Chávez se vea en la disyuntiva de mantener sus
lazos con ese país al costo de violar las restricciones que
impondría la ONU. Hasta ahora, Chávez y sus voceros han
manifestado que se la juegan a favor de Irán, involucrando a
Venezuela de lleno en el conflicto global.
El gobierno venezolano basa su activismo internacional en
una evaluación concreta: su condición de proveedor petrolero
le da gran holgura para actuar en el escenario mundial,
entre ellos en el Medio Oriente, sin mayores consecuencias
en el frente interno. Aunque desde hace algún tiempo el
temor a sanciones o retaliaciones económicas ha estado
rondando las cabezas oficiales, lo cual explica el cambio
del dólar al euro como principal moneda para las reservas
internacionales. Dicen los que suelen viajar al exterior,
que es usual ver altos funcionarios del Banco Central
embarcándose hacia Suiza para canalizar las reservas
internacionales hacia cofres alejados de EEUU.
Curiosamente esta semana dos fuentes distintas emitieron
conceptos sobre la búsqueda por parte del gobierno Chávez,
de un conflicto externo. Enrique Gómez Hurtado, hijo del ex
presidente Laureano Gómez y vocero conservador, alertó en
entrevista publicada por la revista Zeta, sobre las acciones
de Ecuador y Venezuela al alimón, buscando un incidente
limítrofe con Colombia. Por otra parte, la periodista
brasileña Eliane Cantanhede en el diario Folha de São Paulo,
informo sobre un análisis de la inteligencia militar de su
país, según la cual uno de los escenarios de posible
actuación de Chávez sería la invasión a Guyana. Cantanhede
es una experimentada periodista que en el pasado ha sido la
jefa de las oficinas de la Folha en Brasilia, y usualmente
publica información obviamente filtrada desde el Ministerio
de Defensa brasileño.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |