Casi
desapercibido pasó el hecho de que Caracas fue convertida en
sede de contactos de alto nivel entre el gobierno colombiano
y los negociadores de la organización guerrillera ELN. El
domingo pasado el Alto Comisionado de Paz de ese país, Luis
Carlos Restrepo, llegó a Caracas como parte de la delegación
encabezada por la canciller María Consuelo Araújo. El lunes,
mientras los periodistas esperaban en la Casa Amarilla las
conclusiones del encuentro entre Araújo y su contraparte
venezolana, Nicolás Maduro sobre temas comerciales, el
comisionado Restrepo se trasladaba por la ciudad para un
encuentro con Antonio García, vocero del ELN.
En un ejercicio de sutilísima
diplomacia entre Alvaro Uribe y el ELN, la reunión de
Caracas tuvo como propósito definir la agenda para “la
quinta ronda” de la "fase exploratoria" que deberá cumplirse
en La Habana a partir del próximo miércoles 22 de febrero.
El gobierno venezolano mantuvo
absoluto silencio sobre estos hechos, hasta el miércoles 14,
cuando el ministro de Interior y justicia, Pedro Carreño
informó a la agencia oficial ABN que Caracas “sólo colabora
con el espacio físico para las reuniones”. La Habana y
Caracas se convierten así en los escenarios para la
operación que Uribe lleva adelante para lograr los términos
de un acuerdo para la desmovilización de la segunda
guerrilla colombiana
Guerra entre guerrillas
Mientras la diplomacia opera
entre la cúpula del ELN y el gobierno de Uribe, en el
terreno de juego la situación del conflicto armado
colombiano ha tendido a ganar complejidad. La silenciosa
guerra que en los últimos años han librado las FARC y el ELN
finalmente se convirtió en un hecho notable y registrado por
los medios de comunicación.
Las dos organizaciones
guerrilleras colombianas de izquierda han entrado en una
fase de guerra declarada. Ambas organizaciones han vivido a
lo largo del tiempo una fuerte federalización, basada en el
control territorial, la especialización de cada unidad en
cuanto al tipo de operaciones que realiza, y como un
elemento decisivo, sus vínculos con los narco-negocios. Los
enfrentamientos entre unidades del ELN y las FARC han sido
reportados en los últimos años con mayor o menor frecuencia,
dependiendo del estado de las negociaciones del ELN con el
gobierno, y se consideraban como fenómenos de carácter
local. La situación ha cambiado ahora ya que -según los
medios colombianos- la jefatura central de las FARC ha
ordenado concentrar esfuerzos bélicos contra las pocas
unidades del ELN aún existentes. Impedir la entrega de
armamento al gobierno, ocupar los espacios controlados por
el ELN en distintos departamentos, moralizar a su tropa y
lograr que guerrilleros del ELN pasen a sus filas serían los
objetivos de las FARC, según los análisis de los llamados “violentólogos”.
Las FARC en un comunicado recientemete acusaban al ELN: “A
pesar de que nunca fue tocado por el Plan Patriota, se
apresta -desmotivado de su lucha armada-, a incorporarse al
sistema político vigente, a la lucha institucional,
electoral, y de remate, dejándose utilizar por la
Inteligencia Militar del ejército, contra las FARC. En los
últimos tiempos comenzaron disparando contra nuestra
organización y ahora se presentan ante el mundo,
olímpicamente, como las víctimas de una respuesta por ellos
obligada.”
Las indefiniciones de Caracas
Por otra parte, la visita de la
canciller Araújo, acompañada del ministro de Comercio, Luis
Guillermo Plata, tenía como objetivo central allanar el
camino para un acuerdo entre ambos países en materia
comercial. Luego de la salida de la CAN de Venezuela, el
presidente Hugo Chávez ofreció a su colega colombiano la
negociación de un acuerdo bilateral que regulara el
comercio. La alta burocracia en Bogotá sienten que el
gobierno venezolano está dándole largas para obviar el
cumplimiento de la oferta de Chávez. Según versiones
recogidas desde Bogotá, tanto la Cancillería como el
ministerio de comercio han intentado avanzar en las
negociaciones, encontrándose con el mutismo de la ministra
María Cristina Iglesias. Cuentan que el anterior ministro
colombiano de comercio, Jorge Humberto Botero jamás pudo
reunirse con la ministra de Industrias Ligeras de Venezuela.
Si bien el periódico bogotano especializado en negocios
Portafolio (forma parte del grupo editorial de El Tiempo)
calificó a la señora Iglesias como una “dama de hierro”, la
interpretación con más peso en el gobierno de Uribe sería
que los funcionarios venezolanos se inhiben de aceptar
reuniones con sus colegas colombianos, ante el temor de
“meter la pata”, al no contar con lineamientos precisos y
directos de parte de Chávez.
El presidente venezolano sacó a
Venezuela de la CAN, y recientemente ha dicho que está
evaluando la posibilidad de volver, ante los pedidos de sus
socios políticos Evo Morales y Rafael Correa. Dicen fuentes
cercanas a ese mundo que ni los funcionarios que deberían
negociar con Colombia parecen saber muy bien a que atenerse.
En lo tocante a las relaciones
bilaterales, la lista de temas conflictivos entre Caracas y
Bogotá comienza nuevamente a engrosarse. Por una parte el
caso del periodista colombiano del canal oficial
cubano-venezolano Telesur acusado de vínculos con las FARC
ha sido presentado por Caracas como un acto de contenido
político. Y por otro lado, en la posición confrontacional
del gobierno de Ecuador ante Colombia sobre el tema de
seguridad (plan Colombia, operaciones antinarcóticos,
fumigaciones, etc.) ya Venezuela tomó partido a favor del
ecuatoriano.
BOCADILLOS
No sólo los disidentes de Primero Justicia se disponen a
crear una nueva organización. En predios de la oposición se
comenta que el próximo jueves se anunciaría la conformación
de un nuevo partido político bajo el nombre de Directorio
Popular Alternativo, el cual se definirá como un “partido de
centro”. Sería la unión de varias organizaciones
preexistentes (Movimiento Republicano, Visión Emergente,
Movimiento Laborista, Fuerza Liberal y Solidaridad
Independiente) y agruparía bajo las mismas siglas a
políticos como Cipriano Heredia, Vicente Brito, Carlos
Padilla, Haydee Deutsch y Froilan Barrios.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |