Al
otro lado del Atlántico, el pasado jueves en la mañana, fue
emitida una decisión judicial que en el futuro pudiera
comprometer la soberanía venezolana sobre el Golfo de
Venezuela y, sobre la proyección venezolana en el Mar
Caribe. Si bien la decisión no está directamente relacionada
con Venezuela, sino con Colombia y Nicaragua, se trata de un
caso judicial internacional que pudiera convertirse en
precedente para futuras acciones de Colombia en relación a
las aún no delimitadas aguas del Golfo de Venezuela.
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La Corte de La Haya falló sobre
el tema de la diferencia histórica que Colombia y Nicaragua
han mantenido sobre la titularidad de las islas de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina. Igualmente decidió
sobre los cayos de este archipiélago y, de las zonas marinas
y submarinas sobre las cuales generan derechos estas islas y
formaciones. Además, explícitamente, la sentencia de La Haya
afirmó la competencia de esa Corte para en un futuro tratar
y decidir sobre el tema de la delimitación entre Colombia y
Nicaragua, en caso de que ambos países no alcancen un
acuerdo al respecto.
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La sentencia de La Haya confirmó
la soberanía colombiana sobre San Andrés, Providencia y
Santa Catalina con lo cual Colombia se apuntó una victoria
sobre el tema. Pero la corte internacional igualmente
rechazó la posición colombiana sobre varias materias.
Colombia considera que las formaciones menores del
Archipiélago son colombianas. La Corte dijo “no” y decidió
que Colombia deberá demostrarlo en el juicio. Colombia
afirma que la delimitación entre Nicaragua y Colombia (a
partir de la propiedad colombiana de las islas) ya está
resuelta. La Corte dijo “no” y ordenó que luego de definirse
la titularidad de los cayos, deberá iniciarse un proceso de
delimitación. Colombia considera que La Corte no tiene
competencia para intervenir en la delimitación. La Corte
dijo “no” a Colombia y se declaró competente sobre la
materia. Parecen temas lejanos, pero no lo son.
Ante Venezuela, Colombia ha
recurrido desde el siglo XIX a mecanismos internacionales
(no bilaterales!!!) para dilucidar las diferencias
limítrofes. El camino de apelar a un tercero como la Corte
de La Haya, ha sido propuesto por Colombia en diversas
ocasiones desde los años 60 del siglo pasado, para buscar
una salida a la delimitación en el Golfo. En el caso del
Golfo, Colombia mantiene una posición diametralmente inversa
a la sostenida en el caso ante Nicaragua.
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Para quienes estudian el tema de la delimitación de las
áreas marinas y submarinas entre Venezuela y Colombia, el
proceso de La Haya es un tema de seguimiento obligatorio. La
probabilidad de que los dos países no alcancen un acuerdo
sobre el Golfo es un horizonte bastante realista, pese a que
el presidente Hugo Chávez en agosto pasado afirmó que era
posible alcanzar una solución en breve plazo. Sin embargo,
la actual crisis en las relaciones entre Caracas y Bogotá
pareciera alejar aún más la posibilidad de que a corto plazo
el tema del Golfo alcance alguna suerte de avance bilateral.
No pareciera que el actual
gobierno colombiano esté en la onda de dedicarse al tema del
Golfo de Venezuela, sumando un nuevo tema de tensión con
Caracas. Lo del arreglo de la delimitación del Golfo,
expresado en agosto pasado, habría sido un anuncio
inconsulto hecho por Chávez desde Bogotá, el cual sorprendió
y extrañó incluso al gobierno colombiano. El mantenimiento
de un modus vivendi de ambos países en el Golfo garantiza
que el tema delimitador se mantenga, por ahora, con baja
presión. Incluso el gobierno Chávez dio marcha atrás, hace
dos años, a su proyecto de otorgar concesiones petroleras en
áreas bajo disputa con Colombia. Pero la sentencia de La
Haya queda como un precedente sobre la perspectiva que reina
en la corte internacional sobre temas de delimitaciones no
resueltas en América.
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El caso por parte de Colombia
ante La Haya está siendo conducido por Julio Londoño
Paredes, actual Embajador colombiano en La Habana. Londoño
comenzó a asesorar a la Cancillería colombiana desde los
años setenta. Fue Canciller del gobierno de Virgilio Barco a
partir de 1985. Fue el autor intelectual de lo que concluyó
en la “Crisis de la Corbeta Caldas”. Es un renombrado autor
de textos sobre la delimitación de las fronteras
colombianas. Junto a Londoño, está actuando Guillermo
Fernández de Soto, vicecanciller en los años 80 y Canciller
durante el reciente gobierno de Andrés Pastrana. De Soto fue
el primer Secretario Ejecutivo de la parte colombiana de las
Comisión de Asuntos Fronterizos Colombo-Venezolanos creada
en 1989 por Carlos Andrés Pérez y Virgilio Barco. La
presencia de ambos en el equipo que guía la estrategia ante
Nicaragua, es uno ejemplo de la continuidad que el Estado
colombiano mantiene en el tratamiento de sus temas
limítrofes.
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La situación política boliviana
alcanzó en las últimas horas una dimensión de crisis
nacional. El gobierno de Evo Morales decidió aprobar, a toda
costa, un texto de nueva Constitución. Si bien el texto
ahora deberá ser sometido a referendo, los mecanismos de los
cuales se valió el gobierno para votar y aprobar el texto,
ha roto los pocos puentes institucionales que existían entre
la oposición y el oficialismo.
La confrontación
gobierno-oposición en el caso boliviano, posee un componente
adicional que ha radicalizado la situación. El poder que la
oposición mantiene en las regiones de la llamada Media Luna
(los departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando) en
la fachada amazónica y brasileña de Bolivia, se ha
convertido en un virtual movimiento secesionista. Lo que
comenzó como movimientos federalistas de reivindicaciones
regionales en procura de autonomía administrativa, han
derivado en tendencias que rechazan a Morales y al modelo
político centralista que promueve al Presidente. En medio
del conflicto interno, Venezuela está presente como un actor
dado el apoyo financiero, político y en servicios que tanto
venezolanos como cubanos están prestando para apuntalar al
gobierno de Morales.
En este contexto, Brasil y Chile
han decidido involucrarse directamente para tratar de dar
estabilidad a la tambaleante situación boliviana. Lula da
Silva se prepara para viajar a La Paz y sellar acuerdos con
Morales, quien recibe con brazos abiertos las nuevas
inversiones brasileñas. Brasilia entiende que Bolivia forma
parte de su inmediata zona de influencia y no está dispuesta
a permitir la anarquización de su principal proveedor de
gas.
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El presidente ecuatoriano,
Rafael Correa, está resultando un bullicioso rival de Hugo
Chávez, en lo tocante a la autoría de polémicos asuntos. El
ecuatoriano se ha adjudicado en los últimos meses, por lo
menos dos ideas que igualmente Chávez reivindica como
propias. Correa sostiene que es de su autoría la idea de
eliminar la autonomía del Banco Central de Venezuela, tema
que formara parte de la derrotada reforma constitucional
presentada por Chávez. Según Correa, la idea se la expresó a
Chávez en enero pasado en Caracas y el venezolano la asumió
como propia. El ecuatoriano igualmente se adjudica como
propia la idea de abandonar el dólar como moneda para las
ventas de la OPEP. Oficialmente este es una propuesta hecha
por Irán y Venezuela.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |