La
cumbre energética que comienza mañana en Isla Margarita, es
la respuesta del gobierno venezolano al abierto deseo
brasileño de capitanear el proceso de creación de la
Comunidad Suramericana de Naciones (CASA). La puja por el
predominio en la región
Lula da Silva reiteradamente ha dicho a Chávez, en privado y
en público, que las relaciones entre los dos países no deben
“ideologizarse”. Que la integración no debe “ideologizarse”.
Y que la política exterior de Brasil no se “ideologizará”.
Estas expresiones han sido entendidas como una posición del
gobierno brasileño iniciada por Fernando Henrique Cardoso y
continuada por Lula, de no entrar en el juego
confrontacional de Chávez. A pesar de existir en la
cancillería brasileña algunos altos funcionarios vinculados
ideológica y funcionalmente con el proyecto de expansión del
Eje La Habana-Caracas, el peso de la Cancillería y de las
fuerzas armadas en el aparato del Estado brasileño, han
frenado las tendencias pro chavistas de cuadros burocráticos
medios que llegaron al poder con Lula.
El gobierno venezolano que tanto dentro como fuera del país
utiliza el argumento confrontacional (conmigo o contra mí)
en sus abundantes discursos, tiende a caer en su propia
trampa argumental. En Caracas estaban preocupados porque los
furiosos ataques de Chávez contra el etanol promovido por
Brasil y EEUU, fueran a molestar a Lula, y en consecuencia a
dañar las relaciones bilaterales. Chávez afirmó una semana
atrás que estaban muy activos para aclarar posiciones ante
Brasilia.
El presidente brasileño, actuando en consecuencia con lo que
pregona ante Chávez, continuará con una línea pragmática en
sus relaciones con Venezuela. Lula no dejó pasar bajo la
mesa los ataques de Chávez. Utilizó a sus dos voceros
internacionales, el canciller Celso Amorín y el comisionado
Marco Aurelio García para que respondieran a la dupla Fidel
Castro-Chávez. El izquierdista pragmático Amorin y el
militante García debieron salir a fijar la posición de su
jefe, quien decidió estructurar una alianza energética con
EEUU, sin que ello signifique un abandono de sus líneas de
relacionamiento con Venezuela o Irán.
Mientras sus voceros golpeaban un poco a Chávez y
especialmente a Fidel Castro (Amorín calificó de anticuados
los argumentos del cubano), Lula preservó su imagen como
Presidente de un país que pretende seguir haciendo negocios
con el rico y dispendioso gobierno venezolano. Se espera que
durante la visita de Lula a Venezuela se anuncien nuevos
planes conjuntos en materia energética. Los brasileños ya
pusieron pie en la franja del Orinoco y en las costas
venezolanas sobre el Caribe. Ahora, la alianza de intereses
privados empresariales y públicos que dirigen el gobierno de
Lula, pretenden fortalecer su posición en el negocio
petrolero aguas abajo en tierras venezolanas.
Desde febrero del año 2004, cuando se celebró en Caracas la
Cumbre de los 15, el gobierno optó por realizar sus grandes
eventos internacionales fuera de la capital. Margarita
cuando se trata de eventos masivos. Puerto Ordaz cuando el
grupo de invitados es pequeño. Como se recordará, en
paralelo a la reunión presidencial del 27 de febrero del
2004, se produjeron en las calles de Caracas fuertes
enfrentamientos entre fuerzas militares y una marcha
opositora.
La escogencia de Isla Margarita como sede de los eventos
internacionales, pareciera una repetición de la experiencia
colombiana. No sólo y no tanto por el carácter turístico de
la ciudad de Cartagena, los gobiernos colombianos prefieren
realizar cumbres presidenciales fuera de Bogotá. Los
desplazamientos de medidas de seguridad en Cartagena cuando
es visitada por un mandatario extranjero, especialmente si
es estadounidense son ampliamente publicitados. Algo similar
ha anunciado el gobierno venezolano para la cumbre
energética que comienza mañana. Caracas ha dispuesto un
aparato militar, calificado por expertos como sin
precedentes, para cuidar la Isla Margarita durante la
presencia de los jefes de estado extranjeros. Aviones caza,
fragatas misilísticas, submarinos y abundante tropa estarán
movilizados para garantizar la seguridad de Chávez y sus
ilustres visitantes.
A pocas horas de que la presidenta chilena Michelle Bachelet
vuele a Isla Margarita, se produce un encontronazo con
Chávez. El retiro de la concesión de TV al canal RCTV por
parte de Chávez, generó que en el Senado chileno se sumaran
votos de l gobernante partido socialdemócrata y de la
oposición para pedir un pronunciamiento de Bachelet al
respecto. Chávez respondió el jueves a los senadores
llamándoles fascistas y tocando la fibra íntima de la
alianza gobernante en Chile, al acusar a los senadores de
haber apoyado la represión durante el gobierno de Pinochet.
La respuesta chilena no se hizo esperar. El vocero
presidencial Ricardo Lagos Weber (hijo del exmandatario
Ricardo Lagos) respondió a Chávez afirmando que “En Chile
tenemos instituciones democráticas…las opiniones que
expresen los senadores hay que respetarlas”. Chávez repitió
sus argumentos el viernes lo que llevó a que la propia
Bachelet se pronunciara ante las cámaras de TV, rechazando
los términos utilizados por Chávez.
El tema Chávez se está convirtiendo en un problema para la
señora Bachelet, en su ejercicio de equilibrio entre las
fuerzas que conforman la alianza que la llevó a la
Presidencia y con la cual gobierna. Intentando no tener que
verse en la disyuntiva de apoyar a Chávez o confrontarlo
internacionalmente, en el gobierno chileno comienzan a
sentir que sectores de la izquierda pro cubana vinculados
con los movimientos impulsados desde Caracas, estarían en la
línea de crear focos de perturbación callejera en Chile.
La próxima cumbre presidencial que tendrá a Venezuela como
sede será la del ALBA, prevista para finales del mes de
abril. Expectativa ante la posibilidad de que Fidel Castro
realice el supremo esfuerzo de hacer su reaparición pública
en este evento, el cual reunirá a Chávez, Evo Morales,
Daniel Ortega, Rafael Correa y algunos mandatarios
caribeños.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |