Desde
que tomó posesión del cargo por tercera vez, el día 10 de
enero, Hugo Chávez ha pasado sólo pocas horas en territorio
venezolano.
Mientras los mandatarios invitados a la toma de posesión de
Daniel Ortega permanecieron unas pocas horas en Nicaragua,
Chávez se tomó dos días. Luego viajó a Caracas, para un
discurso ante la Asamblea Nacional y para recibir la visita
de su aliado, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Luego
viajó a Ecuador, llegando con un día de anticipación a la
ceremonia oficial de asunción de su nuevo aliado
ecuatoriano, para adelantar dos días de frenética actividad
proselitista en ese país. Y para completar la semana, Chávez
deberá ir a Río de Janeiro, donde aparte de su presencia en
la cumbre semestral de Mercosur (razón oficial del viaje),
adelantará una extensa agenda política.
Debe resaltarse que el propio Ahmadinejad realizó un periplo
por Nicaragua (ocho horas) y Ecuador, en cuya organización y
ejecución se sintió la mano de Chávez como facilitador y
estimulador del acercamiento entre el gobierno iraní y los
nuevos gobiernos izquierdistas de Ortega y Correa.
La confirmación de la nueva influencia de Chávez en
Nicaragua y Ecuador es ciertamente un tema noticioso, pero
la visita a Caracas por unas cuantas horas, del presidente
de Irán, es quizás el más relevante y peligroso ingrediente
que la diplomacia bolivariana ha incorporado a la agenda
política internacional de Venezuela.
Se trata de la tercera reunión Chávez-Ahmadinejad desde que
éste asumió la Presidencia de su país. El estrechamiento de
las relaciones Irán-Venezuela que tradicionalmente se
concentraban en el tema petrolero, ha coincidido con la
presencia de Ahmadinejad al frente del gobierno, período en
el cual han ganado terreno las posiciones más radicales en
la política iraní. La grandeza de Irán, de acuerdo con los
actuales dirigentes, pasaría por la transformación de ese
país en una potencia regional, en términos económicos y
militares, que guíe la política del medio oriente e influya
en la mundial. Cosa parecida a la que se propone Chávez. La
producción de armamentos nucleares, la promoción financiera
de movimientos anti-EEUU y anti-judios y, los abiertos
preparativos para una confrontación directa contra Israel,
forman parte de los asuntos en los cuales está ocupado el
presidente Ahmadinejad.
Por motivos que aún desconocidos Chávez prefirió mantenerse
temporalmente lejos de Corea del Norte, el otro país que en
estos días amenaza al mundo con sus deseos de demostrar
poderío nuclear. Pero en el caso de Irán, Chávez ha pactado
una alianza que va más allá del ensamblaje de carros,
tractores o bicicletas “made in Irán” en territorio
venezolano. Amarrar amistades justifica un viaje desde
Teherán hasta Caracas, pero con toda seguridad en las
reuniones presidenciales privadas, el tema estratégico y
militar debió dominar la agenda. Irán está en camino de una
guerra y Ahmadinejad vino a hablar con Chávez para acordarse
en líneas de acción ante EEUU, su enemigo común.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |