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El guayabo de Chávez
por Edgar C. Otálvora
viernes, 14 diciembre 2007


La toma de posesión de Cristina Kirchner sirvió para un inusual despliegue de la política colombiana. Buenos Aires fue el más reciente ring de boxeo para que Alvaro Uribe y Hugo Chávez midieran fuerzas. El colombiano anda decidido a pasar la página en cuanto a la intervención de Chávez en las negociaciones con las Farc para liberar a los secuestrados. Chávez por su parte se niega a aceptar que quedó fuera del caso e insiste en mantenerse cercano a las gestiones internacionales que se están cumpliendo en estos días.

Uribe está armando una lista de gobiernos amigos que apoyarían una supervisión internacional de las negociaciones con las Farc. Para ello ha recurrido exitosamente a Brasil, Chile y Argentina, con el pleno y activo respaldo del gobierno francés. Uribe incluso aceptó sin protestar que Francia entrara en contacto directo con las Farc para tratar sobre la liberación de Ingrid Betancourt. Chávez por su parte continúa actuando con la senadora colombiana Piedad Córdoba, quien fue invitada a Buenos Aires y tuvo la oportunidad de conversar con la presidenta Kirchner. Córdoba viajó acompañada de la señora Yolanda Pulencio, madre de Betancourt. El viaje de Córdoba a la toma de posesión en Argentina habría sido una concesión de los Kirchner a Hugo Chávez. Ya en Buenos Aires, tanto la señora Pulencio como Chávez tuvieron duros ataques contra Uribe.

En algunos medios de prensa nuevamente se habla sobre la liberación de la señora Betancourt por parte de las Farc. Pero mientras ello es mera especulación, las relaciones entre Venezuela y Colombia continúan deteriorándose. Ya Chávez hizo saber que nunca jamás le dirigirá la palabra a Uribe. Los analistas internacionales aún se preguntan el significado exacto de ese anuncio.

Los auspiciosos anuncios de agosto

En agosto pasado, Uribe sorprendió a todos anunciando que su país deseaba formar parte del Banco del Sur. No porque Colombia estuviera muy interesado en el proyecto en sí, pero más para dar muestra de buena voluntad a Chávez, según confesaron fuentes cercanas al gobierno colombiano. Hasta ese momento Colombia no aparecía en la lista de los países que se disponían a sumarse a la fundación de esta iniciativa personal de Chávez. El guiño de Uribe fue acompañado de otro, de mayor relevancia, hecho por Chávez al calor de los aires de reconciliación bilateral que se vivían a mediados de año.

El asunto del comercio entre los dos países, tema de alta relevancia para sectores empresariales colombianos, igualmente fue sorpresivamente objeto de anuncios auspiciosos. Si bien Chávez por decisión ejecutiva sacó a Venezuela de la Comunidad Andina en el 2006, el comercio de los venezolanos con los andinos continuará rigiéndose por las normas CAN durante un lapso de varios años. Colombia ha procurado la negociación y firma de un tratado bilateral que reemplace las normas CAN que más temprano que tarde dejarán de estar vigentes, a lo cual Caracas había accedido sólo en los discursos. Reuniones técnicas realizadas con ese propósito no han logrado avanzar en lo que constituye un espinoso asunto por lo sensible y complejo de su contenido. Pero el anuncio de Chávez en agosto pasado sobre su eventual regreso a la CAN cambió los ánimos entre los hombres de negocios colombianos. Por aquellos días se habló incluso de una Cumbre Presidencial andina marcada para diciembre en Cali, Colombia, durante la cual Chávez formalizaría su regreso.

El venezolano hizo saber que condicionaría su reingreso a la CAN a un paquete de exigencias, las cuales fueron dadas a conocer varias semanas atrás. A juicio de empresarios colombianos y de expertos en normativa andina, ninguna de ellas era de difícil aplicación, e incluso alguna (la protección ante productos de terceros países) ya forman parte del acervo normativo andino.

Comercio y Banco del sur en la picota

Las cifras ofrecidas esta semana por la aduana de San Antonio del Táchira, en la frontera con Colombia, reflejan que por esa ruta habría ingresado mercancía colombiana por valor de US$ 3.400 millones. Las exportaciones venezolanas hacia Colombia, realizadas por esa aduana sumarían un poco más de US$ 400 millones. >Todo eso a pesar de que el comercio terrestre se vio afectado por conflictos fronterizos que cerraron el flujo por varias semanas. Las estrechas calles de San Antonio del Táchira sirvieron para que gandolas y camiones, transportando el comercio registrado, movieran US$ 4000 durante el año. La cifra es corta ya que a ella se le debería sumar el comercio hormiga no registrado y el comercio que se produce por otras vías y medios.

El retiro de Chávez de la facilitación ante las Farc y los posteriores desarrollos del desencuentro entre Uribe y el mandatario venezolano, ha significado una vuelta atrás en los aspectos de relaciones económicas. Chávez afirmó que no volverá a la CAN mientras Uribe sea Presidente de Colombia. También ha afirmado reiteradamente que el comercio bilateral se verá afectado por la “traición” de Uribe. Más recientemente anunció que su gobierno dejará de comprarle a Colombia y recurrirá a Brasil. Por su parte, Colombia hizo mutis en cuanto al Banco del Sur. La firma del acta constitutiva del nuevo banco finalmente ocurrió el 09 de diciembre en Buenos Aires. Colombia anunció previamente que por ahora no ingresaría al banco.

Chávez no vuelve a la CAN, amenaza con frenar las compras a Colombia, y Uribe hace lo que le queda: salirse del compromiso de apoyar la creación del Banco del Sur.


Pleitos a tres

La situación entre Venezuela y Colombia pareciera haber regresado al la confrontación estratégica abierta que ha privado en varias etapas de los ocho años de gobierno de Chávez.

A principios del 2007 se visualizaba que las tensiones entre Caracas y Bogotá comenzaban a ser acompañadas de acciones de presión contra Uribe provenientes de Ecuador y Nicaragua. Los dos socios de Chávez abrieron líneas de ataque internacional sobre Colombia. Rafael Correa de Ecuador llegó al gobierno en enero abriendo fuegos contra Uribe a propósito del uso de químicos altamente contaminantes en las acciones de erradicación de narcocultivos en la frontera ecuatoriano-colombiana. Por su parte, el comandante Daniel Ortega comenzó a incluir en sus discursos el reclamo nicaragüense sobre el Archipiélago de San Andrés y Providencia. El caso que fue llevado a la Corte Internacional de La Haya por el gobierno de Enrique Bolaños, previo a Ortega, ha servido ahora al sandinista para crear una retórica nacionalista que tiene como blanco a Colombia. Esta semana, coincidiendo con las tensiones entre Chávez y Uribe, Ortega hizo un curioso llamado para que el Ejército de su país estuviera atento ante el inminente desconocimiento que Uribe se propondría ejecutar ante una sentencia de la Corte Internacional.

Ortega está acusando de militarista a Uribe ya que el colombiano decidió realizar el usual desfile militar del 20 de julio en San Andrés, para ratificar la soberanía colombiana sobre esos territorios insulares. El llamado al Ejército hecho por Ortega no se correspondía con el estado del caso en la Corte, donde se dilucidaría aspectos previos y no de fondo, por lo cual en medios diplomáticos en Bogotá y Caracas algunos vieron en conducta del nicaragüense como parte de una triangulación de presión sobre Uribe por parte de un aliado de Chávez. La decisión de La Haya reconociendo la soberanía colombiana sobre San Andrés el pasado jueves, metería más leña en el conflicto geopolítico que Ortega está azuzando.

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  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


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