La
toma de posesión de Cristina Kirchner sirvió para un inusual
despliegue de la política colombiana. Buenos Aires fue el
más reciente ring de boxeo para que Alvaro Uribe y Hugo
Chávez midieran fuerzas. El colombiano anda decidido a pasar
la página en cuanto a la intervención de Chávez en las
negociaciones con las Farc para liberar a los secuestrados.
Chávez por su parte se niega a aceptar que quedó fuera del
caso e insiste en mantenerse cercano a las gestiones
internacionales que se están cumpliendo en estos días.
Uribe está armando una lista de gobiernos amigos que
apoyarían una supervisión internacional de las negociaciones
con las Farc. Para ello ha recurrido exitosamente a Brasil,
Chile y Argentina, con el pleno y activo respaldo del
gobierno francés. Uribe incluso aceptó sin protestar que
Francia entrara en contacto directo con las Farc para tratar
sobre la liberación de Ingrid Betancourt. Chávez por su
parte continúa actuando con la senadora colombiana Piedad
Córdoba, quien fue invitada a Buenos Aires y tuvo la
oportunidad de conversar con la presidenta Kirchner. Córdoba
viajó acompañada de la señora Yolanda Pulencio, madre de
Betancourt. El viaje de Córdoba a la toma de posesión en
Argentina habría sido una concesión de los Kirchner a Hugo
Chávez. Ya en Buenos Aires, tanto la señora Pulencio como
Chávez tuvieron duros ataques contra Uribe.
En algunos medios de prensa nuevamente se habla sobre la
liberación de la señora Betancourt por parte de las Farc.
Pero mientras ello es mera especulación, las relaciones
entre Venezuela y Colombia continúan deteriorándose. Ya
Chávez hizo saber que nunca jamás le dirigirá la palabra a
Uribe. Los analistas internacionales aún se preguntan el
significado exacto de ese anuncio.
Los auspiciosos anuncios de agosto
En agosto pasado, Uribe sorprendió a todos anunciando que su
país deseaba formar parte del Banco del Sur. No porque
Colombia estuviera muy interesado en el proyecto en sí, pero
más para dar muestra de buena voluntad a Chávez, según
confesaron fuentes cercanas al gobierno colombiano. Hasta
ese momento Colombia no aparecía en la lista de los países
que se disponían a sumarse a la fundación de esta iniciativa
personal de Chávez. El guiño de Uribe fue acompañado de
otro, de mayor relevancia, hecho por Chávez al calor de los
aires de reconciliación bilateral que se vivían a mediados
de año.
El asunto del comercio entre los dos países, tema de alta
relevancia para sectores empresariales colombianos,
igualmente fue sorpresivamente objeto de anuncios
auspiciosos. Si bien Chávez por decisión ejecutiva sacó a
Venezuela de la Comunidad Andina en el 2006, el comercio de
los venezolanos con los andinos continuará rigiéndose por
las normas CAN durante un lapso de varios años. Colombia ha
procurado la negociación y firma de un tratado bilateral que
reemplace las normas CAN que más temprano que tarde dejarán
de estar vigentes, a lo cual Caracas había accedido sólo en
los discursos. Reuniones técnicas realizadas con ese
propósito no han logrado avanzar en lo que constituye un
espinoso asunto por lo sensible y complejo de su contenido.
Pero el anuncio de Chávez en agosto pasado sobre su eventual
regreso a la CAN cambió los ánimos entre los hombres de
negocios colombianos. Por aquellos días se habló incluso de
una Cumbre Presidencial andina marcada para diciembre en
Cali, Colombia, durante la cual Chávez formalizaría su
regreso.
El venezolano hizo saber que condicionaría su reingreso a la
CAN a un paquete de exigencias, las cuales fueron dadas a
conocer varias semanas atrás. A juicio de empresarios
colombianos y de expertos en normativa andina, ninguna de
ellas era de difícil aplicación, e incluso alguna (la
protección ante productos de terceros países) ya forman
parte del acervo normativo andino.
Comercio y Banco del sur en la picota
Las cifras ofrecidas esta semana por la aduana de San
Antonio del Táchira, en la frontera con Colombia, reflejan
que por esa ruta habría ingresado mercancía colombiana por
valor de US$ 3.400 millones. Las exportaciones venezolanas
hacia Colombia, realizadas por esa aduana sumarían un poco
más de US$ 400 millones. >Todo eso a pesar de que el
comercio terrestre se vio afectado por conflictos
fronterizos que cerraron el flujo por varias semanas. Las
estrechas calles de San Antonio del Táchira sirvieron para
que gandolas y camiones, transportando el comercio
registrado, movieran US$ 4000 durante el año. La cifra es
corta ya que a ella se le debería sumar el comercio hormiga
no registrado y el comercio que se produce por otras vías y
medios.
El retiro de Chávez de la facilitación ante las Farc y los
posteriores desarrollos del desencuentro entre Uribe y el
mandatario venezolano, ha significado una vuelta atrás en
los aspectos de relaciones económicas. Chávez afirmó que no
volverá a la CAN mientras Uribe sea Presidente de Colombia.
También ha afirmado reiteradamente que el comercio bilateral
se verá afectado por la “traición” de Uribe. Más
recientemente anunció que su gobierno dejará de comprarle a
Colombia y recurrirá a Brasil. Por su parte, Colombia hizo
mutis en cuanto al Banco del Sur. La firma del acta
constitutiva del nuevo banco finalmente ocurrió el 09 de
diciembre en Buenos Aires. Colombia anunció previamente que
por ahora no ingresaría al banco.
Chávez no vuelve a la CAN, amenaza con frenar las compras a
Colombia, y Uribe hace lo que le queda: salirse del
compromiso de apoyar la creación del Banco del Sur.
Pleitos a tres
La situación entre Venezuela y Colombia pareciera haber
regresado al la confrontación estratégica abierta que ha
privado en varias etapas de los ocho años de gobierno de
Chávez.
A principios del 2007 se visualizaba que las tensiones entre
Caracas y Bogotá comenzaban a ser acompañadas de acciones de
presión contra Uribe provenientes de Ecuador y Nicaragua.
Los dos socios de Chávez abrieron líneas de ataque
internacional sobre Colombia. Rafael Correa de Ecuador llegó
al gobierno en enero abriendo fuegos contra Uribe a
propósito del uso de químicos altamente contaminantes en las
acciones de erradicación de narcocultivos en la frontera
ecuatoriano-colombiana. Por su parte, el comandante Daniel
Ortega comenzó a incluir en sus discursos el reclamo
nicaragüense sobre el Archipiélago de San Andrés y
Providencia. El caso que fue llevado a la Corte
Internacional de La Haya por el gobierno de Enrique Bolaños,
previo a Ortega, ha servido ahora al sandinista para crear
una retórica nacionalista que tiene como blanco a Colombia.
Esta semana, coincidiendo con las tensiones entre Chávez y
Uribe, Ortega hizo un curioso llamado para que el Ejército
de su país estuviera atento ante el inminente
desconocimiento que Uribe se propondría ejecutar ante una
sentencia de la Corte Internacional.
Ortega está acusando de militarista a Uribe ya que el
colombiano decidió realizar el usual desfile militar del 20
de julio en San Andrés, para ratificar la soberanía
colombiana sobre esos territorios insulares. El llamado al
Ejército hecho por Ortega no se correspondía con el estado
del caso en la Corte, donde se dilucidaría aspectos previos
y no de fondo, por lo cual en medios diplomáticos en Bogotá
y Caracas algunos vieron en conducta del nicaragüense como
parte de una triangulación de presión sobre Uribe por parte
de un aliado de Chávez. La decisión de La Haya reconociendo
la soberanía colombiana sobre San Andrés el pasado jueves,
metería más leña en el conflicto geopolítico que Ortega está
azuzando.
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Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta |