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Estatizando por Seguridad Nacional
por Edgar C. Otálvora
domingo, 14 enero 2007
 


Estatización por seguridad nacional

Quienes consideran que la democracia venezolana falló al no crear un mecanismo cultural (hábitos ciudadanos, educación, ideología) que la preservara, tienen un nuevo argumento a su favor a partir de esta semana. La anunciada estatización de la empresa telefónica CANTV y de la Electricidad de Caracas, ha sido amparada en un argumento que los militares hoy en el gobierno no lo aprendieron en los libros de Karl Marx o en los folletos de Douglas Bravo. Para la estatización, el gobierno Chávez está invocando los principios de las teorías de Seguridad Nacional que les fueron inculcados en las escuelas militares y desde la fenecida Secretaría Nacional de Seguridad y Defensa.

Las teorías nacidas en Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial y calidamente criadas en las escuelas militares de las dictaduras brasileñas, fueron asumidas por las escuelas militares de la democracia venezolana. De allí surgieron conceptos barrocos como la “seguridad alimenticia”, donde la producción de alimentos tiende a confundirse con una operación militar. Por ello, cuando Chávez anuncia la estatización de CANTV, apela a su ministro de defensa para alegar razones de seguridad nacional que justificarían el hecho de que el gobierno controle el sector de comunicaciones y a todos aquellos sectores que sean considerados como “estratégicos”. Y, como “estratégico” puede ser cualquier cosa, las empresas extranjeras con presencia en Venezuela están dando carreras para saber a que atenerse.

Las teorías de la Seguridad Nacional que dieron soporte a las dictaduras sureñas, teorías otrora calificadas como fascistas por la izquierda latinoamericana serían, entonces, parte de los componentes argumentales del ahora publicitado socialismo del siglo XXI.

Asustando inversionistas

A mediados de noviembre pasado, el diario Nuevo Herald publicó un trabajo sobre el impacto de la inseguridad en la decisión de empresas extranjeras para permanecer en Venezuela. En aquella ocasión, un vocero empresarial afirmó que los altos niveles de gasto público en Venezuela eran suficiente razón para permanecer en el país, pese a los crecientes costos que significaba no sólo la inseguridad, sino la inestabilidad institucional y las reglas que el gobierno impone para hacer negocios. El ejemplo más curioso de estas nuevas reglas, lo constituye la obligación contractual que PDVSA impone a sus proveedores de “donar” bienes a determinados organismos públicos, como parte de la ejecución de cualquier contrato.

Pero la guinda en cuanto al tratamiento de las inversiones privadas en el país, la colocaron Rodrigo Cabezas y José Ramón Rivero, ministros del Poder Popular para Finanzas y, para el Trabajo y Seguridad Social, respectivamente. Los nuevos ministros adelantaron esta semana las ideas que el gobierno aspira imponer en la legislación referida a las empresas. Como una extensión y radicalización de las reglas que actualmente aplica PDVSA a sus proveedoras, el gobierno venezolano se propone declarar las ganancias de las empresas como propiedad colectiva. Aparte de los pagos que las empresas deben realizar al fisco por concepto de los diversos impuestos, en la reforma constitucional que planea el gobierno se establecerá la distribución de los beneficios empresariales con participación de los “consejos comunales” y los “consejos obreros”. La propiedad privada se preservará (“a corto plazo”) pero los beneficios serán colectivamente distribuidos…

La oposición sin reacomodo

Como respuesta a los anuncios presidenciales, esta semana se produjo una nueva aparición conjunta de Manuel Rosales, Teodoro Petkoff y Julio Borges ante la prensa. Con ello se ratifica la continuidad de su alianza política.

El activismo oposicionista comienza a enumerar sus actuales banderas de lucha: apoyo al canal de televisión RCTV ante el anunciado fin de la concesión; defensa de las actuales instancias de poder municipal; rechazo a la ideologización izquierdista de la educación; y uno de carácter genérico como lo es el combate contra el “socialismo del siglo XXI”.

Tras esta enumeración temática se esconde la realidad organizativa y emocional que viven los sectores de oposición. Amén de la imagen de unidad que presta la actuación conjunta de Rosales, Petokoff y Borges, en el más inmediato subsuelo de la política venezolana no chavista se mueven ondas de confrontación. Los planes para crear un “gabinete de sombra” con el cual hacer seguimiento a las medidas del gobierno, no se han concretado al igual que otras iniciativas, ya que el asunto de la “unidad” está comiéndose las menguadas capacidades de acción de la oposición.

El tema recurrente en las conversaciones políticas es el de la probable fractura de Primero Justicia, la cual -de concretarse- afectaría directamente la fortaleza de este partido y por ende la ya endeble alianza intergrupal e interpartidista de oposición. Leopoldo López, quien sería el principal rival de Julio Borges por el liderazgo en el partido amarillo, lanzó el viernes una convocatoria para una marcha de protesta en Caracas el 23 de enero. El sector que encabeza López buscaría ganarse la dirección de su partido desde la calle. Muchos analistas insisten en la división de PJ, la cual no necesariamente es un hecho consumado.

Pero en otros ámbitos, otros actores de la oposición igualmente están buscando acuerdos. A principios de semana se produjo en Caracas una reunión en la cual participaron políticos venidos desde varias partes del país, incluyendo maracuchos que no siguen a Rosales. La autodenominada “oposición radical” junta a la dirección de AD que no apoyó la candidatura de Rosales, con figuras como Oswaldo Álvarez Paz que si apoyaron esa candidatura. Antonio Ledezma, William Dávila (de regreso en AD), Genaro Mosquera y Oscar Pérez son nombres que suenan por estos lados del espectro oposicionista. Según los radicales, la oposición se dividirá en dos bloques y, según sus cálculos, la fracción de Primero Justicia encabezada por Leopoldo López tendería a acercárseles.

BOCADILLOS

Sabiéndose que las tomas de posesión de los presidentes Daniel Ortega y Hugo Chávez serían celebradas el mismo día, el 10 de enero, y dándose por descontada la presencia del venezolano en la ceremonia nicaragüense, en el mundo diplomático caraqueño circuló un chiste con alto contenido de ironía. Según el chiste, un diplomático asentado en Managua recibió la tarjeta de invitación para el acto de juramentación de Ortega, y con sorpresa vio que en el renglón correspondiente a la hora aparecía un extraño acrónimo: “ALHQLCH”. Confundido por cuanto no se trataba de unas siglas conocidas, llamó a la cancillería nicaragüense para precisar la hora para la cual estaba siendo citado. Un funcionario lo sacó de dudas informándole que aquellas letras simplemente significaba que la ceremonia presidencial nicaragüense empezaría “a la hora que llegue Chávez”…como en efecto ocurrió.
 

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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