En
estos días de Internet, foros de debates globales e
información masiva, poco queda de los secretos militares de
antaño. Lo que antes era considerado como secreto de estado,
ahora es información que circula libremente en los espacios
de la web. Las especificaciones de una nueva arma, la
producción o exportación de la misma son asuntos que pueden
corroborarse en las versiones digitales de las publicaciones
especializadas, o en las páginas de las propias empresas
fabricantes. En el caso de armamento ruso, es especialmente
frondosa la información existente. Tanto la fabricante
estatal Rosoboronexport como la agencia de noticias Novosti,
son generosas en información sobre los productos bélicos de
su país. En los foros públicos sobre esos temas, es posible
además encontrar opiniones al respecto. El armamentismo se
ha hecho parte de la caleidoscópica realidad globalizada,
entre otras cosas, porque la web forma parte de los teatros
de la guerra actual.
Los misiles de Chávez
En agosto del 2006, en uno de sus Aló Presidente, el
presidente Chávez afirmó que en Venezuela se instalaría "el
más moderno sistema de defensa aéreo de mundo", con misiles
que tendrán un alcance de más de 100 kilómetros de
distancia. "Vamos a blindar a Venezuela, aquí nadie vendrá
de ninguna parte, por más fuerte que sea, a detener la
marcha libre del pueblo venezolano", reportaron las agencias
de noticias que había dicho el presidente venezolano, quien
previamente comentó haber visto equipos antiaéreos en
Bielorrusia, Rusia e Irán.
Las indicaciones públicas del presidente, sobre el alcance
del sistema de defensa aérea que se disponía comprar, hizo
pensar a los analistas que se trataría de un sistema de
defensa aérea de alcance medio, denominado S-300 de
fabricación rusa. Este sistema, llamado por algunos como el
“Patriot ruso”, ofrece capacidad para detectar blancos a más
de 200 km, y sus misiles pueden hacer impacto contra
objetivos situados a 100 km de distancia. Desde entonces, ha
sido tal la certeza entre analistas pro estadounidenses
sobre la preferencia de Venezuela por el S-300, que una nota
publicada por el diario El Mercurio de Santiago de Chile
apenas el pasado 02 de febrero, daba cuenta de declaraciones
de Christopher Langton, presentado como especialista del
Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS),
quien daba como un hecho la compra de este tipo de
armamento.
Un analista de temas bélicos de origen ruso, Konstantin
Makienko, publicó en la edición del mes de enero de la
revista Moscow Defense Brief, un informe sobre los contratos
entre Rusia y Venezuela en materia de equipos bélicos.
Makienko afirmó que no toda la información a este respecto
es aún pública, pero excluyó como parte del paquete de
compras al sistema S-300. El ruso adelantó que probablemente
Venezuela compraría sistemas de defensa Tor-M1, cuya
fabricante (Kupol) situada en la ciudad de Izhevsk fue
visitada por Chávez en julio pasado según reportaron la
empresa y diversas agencias de noticias.
Geopolítica rusa
Tal como anunciaran Caracas y Moscú la semana pasada,
Venezuela comprará varios sistemas de defensa antiaérea Tor-M1,
los cuales serían emplazados en distintos sitos del país
para, según el general Alberto Müller Rojas, defender
“refinerías, algunos puentes estratégicos... represas
hidroeléctricas, que son objetivos sensibles en una ataque a
Venezuela.” Müller aseguró que estos sistemas que cuentan
cada uno con ocho misiles aire-tierra, son sólo para la
defensa. En todo caso, las especificaciones de este sistema
(rango de detención de blancos de un máximo de 25 km según
información contenida en los folletos públicos de la empresa
fabricante Rosoboronexport) develan que se produjo un cambio
en el concepto del sistema misilístico que adquirirá
Venezuela. Los sistemas cuya compra fue anunciada
oficialmente, son propios para la defensa puntual de sitios
de alto valor estratégico para los planificadores militares.
Al contrario del S-300, el sistema seleccionado no tiene
capacidad para impactar más allá de las fronteras del país.
En definitiva, los sistemas cuya compra anunció Caracas no
se corresponden con las características señaladas en agosto
por Chávez.
Aparte que las - seguramente notables - diferencias de
precios entre uno y otro sistema (S-300 y Tor-M1) pudieran
haber alterado la decisión de Venezuela, analistas
consultados piensan que algunas consideraciones geopolíticas
pudieran haber privado en este negocio. Según un analista
brasileño que dirige una publicación especializada, la
compra del Tor-M1 le proporcionará a Venezuela el más
moderno sistema de defensa antiaéreo en Latinoamérica sin
molestar a sus vecinos. En cambio, la venta por parte de
Rusia a Venezuela del sistema S-300, dado su alcance y
capacidades, hubiese podido ser interpretada por países como
Brasil y Colombia como una amenaza, y por EEUU como una
grave intromisión rusa en Latinoamérica.
A mediados del 2006, circuló la información según la cual
Rusia estaría negociando con Irán la venta de S-300, pero el
Ministro de Defensa ruso, Serguéi Ivanov, ha negado
reiteradamente este hecho. Lo que si es cierto es que Irán
pudo hacerse del sistema Tor-M1, similar al comprado ahora
por Venezuela.
Irán ya los probó
La semana pasada informábamos que Rusia recientemente había
entregado a Irán algunas de las 29 unidades del sistema Tor-M1
que Teherán compró por un precio calculado en US$ 1.000
millones. El miércoles pasado, el general Hossein Salami,
comandante de la aviación de los Guardianes de la Revolución
de Irán, informó que ya sus fuerzas probaron “con éxito” el
sistema, durante las maniobras Saegeh que comenzaron el
miércoles en la región del Golfo Pérsico y el Mar de Omán.
La TV iraní mostró las imágenes del lanzamiento de un misil,
el cual según Hossein “es capaz de alcanzar a aviones
livianos, aviones rápidos y misiles modernos de crucero y
puede ser lanzado en menos de un segundo y rearmado
inmediatamente".
BOCADILLOS
Después de la Segunda Guerra, en la Alemania Oriental bajo
gobierno comunista, comenzó la producción de un carro
inicialmente denominado AWZ, el cual poco después se
llamaría oficialmente Trabant. Cuentan que los ciudadanos de
aquel desaparecido país debían esperar varios años par
obtener su ruidoso vehículo, dos puertas, cuatro puestos y
22 caballos de fuerza, el cual con el tiempo fue bautizado
con el diminutivo de Trabi. Quienes viajan hoy en día a
Berlín y desean darse un baño de comunismo pueden contratar
los servicios de un Safari en Trabi, para manejar o ser
pasajero en un viaje por la ciudad, en caravana de varios
vehículos, paseándose por la calles de la reunificada y rica
capital alemana.
* |
Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |