El
concepto de guerra asimétrica, pregonado ampliamente por el
gobierno venezolano, fue el que habitantes de una remota
población boliviana utilizaron contra una aeronave militar
de bandera venezolana. La nave, uno de los veteranos
Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Venezolana, fue apedreada
cuando realizaba una misión de transporte como parte de las
acciones de apoyo de Hugo Chávez al gobierno de Bolivia.
Oficialmente el avión llevó antenas a Bolivia. Además se
ocupaba de mover a personal encargado de las operaciones de
los helicópteros Super Puma venezolanos puestos a la orden
de Evo Morales.
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Fuentes bolivianas aseguran que el Hércules partió de La Paz
el jueves pasado, con combustible insuficiente para su
travesía hasta Venezuela. Por ello se planeó una escala en
la pequeña población de Riberalta, en el departamento de
Beni, al norte de Bolivia. En Riberalta se produjo el
apedreamiento de la nave por parte de pobladores que
gritaban consignas en contra de la presencia venezolana en
Bolivia. Las autoridades locales no pudieron brindar
seguridad a los venezolanos quienes lograron decolar a
salvo.
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El Hércules se reportó en emergencia por contar con poco
combustible. Las autoridades aeronáuticas de Rio Branco,
capital del estado brasileño de Acre, autorizaron el pose
del avión militar, máxime tratándose de una aeronave de un
país amigo. El caso fue rápidamente tomado por la Policía
Federal, la cual procedió a revisar la carga y tomar cuenta
de la tripulación y los pasajeros. El caso fue monitoreado
desde Brasilia tanto por autoridades militares como de la
Presidencia de la República. Inicialmente desde Rio Branco
se informó que al avión transportaba material militar pesado
con destino a Bolivia. Luego las autoridades brasileñas
informaron que el avión no transportaba armas y su destino
era Venezuela.
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El estado de malestar contra los venezolanos en esta zona de
Bolivia es tal, que los llamados movimientos cívicos que
hacen vida en el departamento de Beni y se oponen al
gobierno de Morales, decidieron varias semanas atrás que “a
partir de ahora, ningún avión de Venezuela va entrar sin que
el pueblo, la prensa y sus autoridades lo conozca”. De
hecho, el avión Hércules tras su apurada salida de
Riberalta, no pudo descender en otras poblaciones bolivianas
ya que los cívicos, actuando en coordinación, tomaron cuatro
aeropuertos para impedir la llegada de los venezolanos.
La toma ocurrió incluso en la capital del departamento,
Trinidad, donde el avión presidencial venezolano (el viejo
Boeing 737) aterrizó en dos ocasiones en noviembre pasado,
en el viaje de Chávez a Chile para participar en la Cumbre
Iberoamericana. En aquella ocasión causó extrañeza que los
venezolanos prefirieron aterrizar en Trinidad y no en el
aeropuerto internacional de Viru-Viru de Santa Cruz, el cual
cuenta con condiciones operativas superiores. Se alegó en
aquella oportunidad que en Trinidad operan tropas
venezolanas en tareas de ingeniería y Chávez habría querido
reunirse con ellos. Otra razón habría sido que en octubre un
avión venezolano aterrizó en Viru-Viru, justo el día que se
producía un paro cívico en la capital santacruceña,
generando fuertes protestas de los pobladores de Santa Cruz.
Ese día fueron quemadas banderas venezolanas. Quizás los
hechos de octubre movieron a que por razones de seguridad,
el avión presidencial venezolano no hiciera
reaprovisionamiento de combustible en Santa Cruz, temiendo
una acción de protesta de los locales.
Con el incidente del Hércules, ya suman tres episodios en
los cuales las comunidades de poblaciones bolivianas
protestan contra la presencia de aeronaves venezolanas.
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La presidencia de Brasil filtró a los medios la opinión del
presidente Lula da Silva sobre los resultados electorales en
Venezuela. Lula habría afirmado en la reunión de
coordinación política de los lunes, que él esperaba la
derrota de Chávez, especialmente desde que se produjera la
“rebelión de los estudiantes”. En el alto gobierno brasileño
habría una renovada esperanza de que el revés electoral
amaine los ímpetus de Chávez en su agresiva política
internacional. Lula habría decidido tenderle una mano a
Chávez, mostrarse como el amigo fiel en los momentos
difíciles, y por ello se apresta a visitarlo.
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El jueves, Lula viajó a Belem do Pará. Aparte de inaugurar
obras en este estado controlado por su partido, el PT, Lula
pronunció un muy importante discurso ante los participantes
del Encuentro de Gobernadores del Frente Norte del Mercosur.
Lula anunció un conjunto de medidas para fortalecer la
presencia de Brasil en el continente. La decisión de Lula
estaría soportada en dos criterios. El primero es que Brasil
debe actuar regionalmente, aun siendo tildado de país
“imperialista”. El segundo criterio es que Lula no se
enfrentará a Chávez, y por el contrario, intentará hacerse
socio del venezolano en programas de cooperación en terceros
países. Pareciera que la cancillería brasileña y Lula
personalmente optaron por un camino intermedio, a efectos de
compensar el protagonismo de Chávez a nivel continental
(como lo reclama la élite brasileña) pero sin generar una
ruptura en lo que aún Lula considera como una alianza de
fuerzas progresistas en el continente. Una de las propuestas
de Lula es que Brasil, Argentina y Venezuela financien la
construcción de una hidroeléctrica en Nicaragua.
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Según Lula los mandatarios regionales, incluyendo a Chávez,
no se leen previamente los materiales que deben ser
analizados en las reuniones cumbres presidenciales. Lula se
mostró conocedor de las situaciones internas de los países
del vecindario, afirmando que a Evo Morales le quedan tres
años de mandato y cuatro a Rafael Correa. “No se cuanto
tiempo le queda a Chávez” aseguró el brasileño.
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Las palabras de Lula fueron antecedidas de un anuncio hecho
por su asesor de política internacional, Marco Aurelio
García. Durante un foro realizado en Río de Janeiro con
asistencia de diplomáticos extranjeros, García aseguró que
Lula propondrá a su colegas suramericanos, la creación de
una “Junta de Defensa” regional, con especial atención en la
protección armada de la Amazonía y del litoral. La propuesta
sería presentada por Lula en la próxima reunión de la Unión
Suramericana de Naciones, prevista para enero en Cartagena,
Colombia. Se trata de un tema en el cual Chávez ha estado
insistiendo desde el año 1999 y en el cual Brasil se ha
mostrado renuente. Ahora, de acuerdo con García, Lula
estaría dispuesto a asumir la iniciativa de un pacto militar
regional.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |