Todo
hace pensar que Venezuela lograría en los próximos meses su
ingreso formal al MERCOSUR, mediante la ratificación por los
parlamentos de Brasil y Paraguay del Tratado respectivo.
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En el caso brasileño, la ratificación del Tratado no se
paralizó por la polémica suscitada por Chávez cuando atacó
al Senado brasileño a raíz del caso del cierre de RCTV. Ese
evento, sin duda, caldeó los ánimos e hizo que desde la
socialdemocracia (el partido PSDB) se abriera una línea de
confrontación contra Chávez y evidentemente contra Lula.
Esto creó la sensación de que la tardanza en la ratificación
de Tratado se debía únicamente a las diferencias entre
sectores de la oposición de Brasil y el gobierno venezolano.
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El Tratado fue firmado en julio del 2006 en Caracas, pero el
gobierno Lula sólo lo envió en febrero de este año a la
Presidencia de Diputados para su trámite legislativo. Su
consideración está paralizada desde marzo por razones
“burocráticas”.
La ratificación no ha podido ser votada ni siquiera en
Diputados (luego debe ir al Senado), porque el proyecto de
ley tiene más de cuatro meses engavetado. Y el gobierno de
Lula, con amplia representación en el parlamento, no había
movido un dedo hasta esta semana, para sacarlo de la gaveta.
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La aprobación en el parlamento brasileño no será fácil.. El
senador Sergio Zambiasi, del oposicionista PTB, calculaba a
principios de semana que los votos de la oposición son
insuficientes para frenar el ingreso de Venezuela. Pero si
la votación se hiciera en este momento, votos del
progubernamental PMDB se irían contra el ingreso de
Venezuela. Así las cosas, el gobierno de Lula, comprometido
con Caracas para el ingreso al Mercosur, deberá organizar
una de las usuales operaciones de cuadratura de votos que se
escenifican en Brasilia, incluso para convencer a sus
propios aliados.
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El canciller venezolano, Nicolás Maduro, hablaba el jueves
de un bloqueo que la “derecha histérica” le estaba dando al
ingreso de Venezuela al MERCOSUR.
Llamó la atención que Maduro siguiera el jueves en una línea
de confrontación contra “la derecha” representada en el
parlamento brasileño. En Brasilia no dejó de sorprender que
el jefe de la diplomacia bolivariana calificara al PSDB de
partido de “derecha”. Tratándose del partido de Fernando
Henrique Cardoso, situado a la izquierda del PMDB partido
centrista aliado de Lula.
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El embajador de Venezuela en Brasilia, el militar retirado
Julio García Montoya, fue el miércoles hasta el edificio del
Congreso brasileño y se reunió con algunos senadores y
diputados. Intentó bajarle tono al ultimátum y plazo
perentorio que Chávez le dio a Brasil y Paraguay para
aprobar el Tratado. En esa ocasión el jefe de la misión
venezolana habría sido informado que la tardanza en la
aprobación del Tratado era por razones burocráticas y no
políticas.
Dadas las declaraciones de Maduro del jueves y suponiendo
que el Embajador García informó oportunamente a su Ministro
sobre su reunión en Brasilia, algunos analistas consideran
que el reiterado ataque a los parlamentarios brasileños
sería parte de una línea de Chávez para -sin querer
queriendo- apartarse del MERCOSUR echándoles la culpa a los
brasileños.
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En medios diplomáticos de Brasilia se comenta la
contrariedad que existe en la Cancillería brasileña (Itamaraty)
ante los recientes ataques verbales de Chávez, no sólo
contra políticos de oposición a Lula, sino contra el propio
Ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorin.
Simpatizantes de Chávez en Itamaraty han sido afectados por
la ofensiva de Caracas. Por otra parte, en medios
empresariales brasileños se llama la atención sobre la prisa
que Chñavez quiere imponerle a su ingreso al Mercosur, y la
lentitud con la cual sus propios representantes están
tratando las negociaciones comerciales que son el epicentro
del acuerdo mercosuriano.
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En un encuentro celebrado el pasado martes con media docena
de expertos en las relaciones Brasil-Venezuela, bajo el
auspicio de una fundación alemana con presencia en Caracas,
existía el consenso sobre el inevitable ingreso de Venezuela
al MERCOSUR. Uno de los analistas presentes aseguró que
Venezuela entrará al Mercosur pero con una pata coja. Otro
de los participantes afirmó que sólo Hugo Chávez podría a
esta altura impedir ese ingreso, mediante gestos agresivos
contra sectores políticos brasileños.
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En esa misma dirección de análisis, Alberto Garrido, en
entrevista publicada el viernes por el diario maracucho La
Verdad, resaltaba que a Chávez no le interesa el actual
Mercosur para su proyecto político. El presidente ve en el
Mercosur un frente regional que frene a EEUU, pero existe un
divorcio entre lo que es el Mercosur y lo que Chávez aspira
que sea. Caracas quiere convertir al Mercosur en un frente
político y hasta militar ante EEUU, y ya Chávez pareciera
haber entendido que esa aspiración queda cuesta arriba.
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A propósito de Alberto Garrido. Es inminente la aparición de
su nuevo libro, el cual con toda seguridad va a causar una
gran polémica. En abierta referencia al libro de Alberto
Barrera Tyska y Cristina Marcano (“Chávez sin uniforme”), el
próximo libro de Garrido se titula “Chávez con uniforme”, se
autodefine como una “antibiografía” y advierte en su portada
que es “únicamente para chavólogos”.
En meses recientes surgió una soterrada polémica sobre la
utilización por parte de Barrera y Marcano en su biografía
de Chávez, de textos procedentes de Garrido y de otros
autores. Lo que ahora trae Garrido es una metida de lupa al
“Chávez sin uniforme”. Contrates de textos y precisiones
históricas sobre el proceso político venezolano reciente
serán el fuerte de esta obra que promete dar que hablar.
El libro de Garrido aparece en momentos cuando la obra de
Barrera y Marcano, con prólogo de Moisés Naim, comienza a
ser publicitada en el mercado anglosajón.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |