El
misterio sobre el estado de las negociaciones para la
delimitación en el Golfo de Venezuela finalmente fue
aclarado. La información fue hecha pública por un alto
funcionario colombiano mientras Caracas permanece muda al
respecto.
El embajador colombiano en Caracas, el empresario
santandereano Fernando Marín, en declaraciones dadas al
diario El Universal afirmó que durante la reciente reunión
Chávez-Uribe los presidentes recibieron de mano de los
negociadores las propuestas de acuerdo sobre el Golfo. El
asunto ya no estaría en manos de los negociadores (la Coneg)
sino que dependerá de una decisión de parte de los
Presidentes. De esta forma, Marín confirmó lo que hace un
par de semanas se comentó en este Informe.
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Las diversas declaraciones de voceros colombianos,
incluyendo a los propios negociadores por parte de ese país,
señalan que existirían varias opciones de resolución del
diferendo limítrofe sobre las áreas marinas y submarinas.
Opciones que forman un menú de posibilidades de trazado de
líneas delimitadoras y (al parecer) de condiciones para
aprovechamiento conjunto de algunos de los lotes. Dos días
después de escuchar en la hacienda Hato Grande el informe
privado de los negociadores, Hugo Chávez sugirió
públicamente la opción de explotar binacionalmente las áreas
en las cuales no se alcance un acuerdo delimitador.
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El anuncio de Chávez sobre el Golfo tomó de sorpresa al
gobierno colombiano el cual había asumido la presentación
del informe de los negociadores como parte de la rutina en
las reuniones presidenciales venezolano-colombianas. No se
esperaba en Bogotá que Chávez hiciera público el tema pero
ahora el embajador colombiano en Caracas ha respondido
afirmando que “Colombia ve condiciones para avanzar en el
tema del Golfo”. Obviamente Colombia le ha tomado la palabra
a Chávez y se apronta a buscar una precisión de Caracas
sobre el tema.
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Mientras tanto, Hugo Chávez ha descubierto en el tema de su
papel de facilitador para el intercambio humanitario en
Colombia (secuestrados en manos de la Farc a cambio de
guerrilleros presos) un filón publicitario internacional de
gran impacto.
Alrededor de la senadora colombiana Piedad Córdoba, el
gobierno venezolano ha montado una operación de marketing
político de alto vuelo, con apoyo financiero irrestricto.
Aparte de las movilizaciones internacionales y del aparato
de lobby político que Caracas paga en Washington, la
senadora colombiana Córdoba, facilitadora designada por
Alvaro Uribe (no por Chavez!!!) utiliza la sede diplomática
venezolana en Washington para sus contactos con la prensa y
como base de operaciones en esa ciudad.
Un equipo de abogados gringos habría sido contratado por el
gobierno venezolano para que asesoren a la señora Córdoba en
el tratamiento que debe darle al caso de los dos comandantes
de las Farc que permanecen presos en EEUU.
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Lo del intercambio humanitario incluso ha servido a Caracas
para abrir una brecha en la complicada relación con el
gobierno de EEUU.
Horas antes de que el Canciller Nicolás Maduro le hiciera el
quite a Chávez en la ONU y embistiera contra EEUU, se
produjo un hecho relevante en la atormentada química entre
Caracas y Washington. El ministro Maduro recibió en la sede
de la misión venezolana en Nueva York a Thomas Shannon, el
subsecretario para América Latina del Departamento de Estado
gringo.
El hecho mismo de que el encuentro se produjera, y que
además tuviese lugar en territorio venezolano, dejó sentir
una nueva línea de acción del gobierno Bush a propósito del
tema colombiano en la cual reconoce a Chávez como un
interlocutor para procurar la liberación de 3
estadounidenses secuestrados por las Farc. Y tanto el
Embajador de EEUU en Bogotá, William Brownfield, como el
Secretario de Defensa Robert Gates han manifestado el apoyo
de su gobierno a la negociación con las Farc.
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La izquierda colombiana ha estado en intensa comunicación
con el Partido Demócrata de EEUU en el último año. El
propósito inicial fue cercar la ayuda militar al gobierno
Uribe, materia en la cual ciertamente han tenido éxito. Las
Farc ven como congresistas estadounidenses actúan como sus
virtuales aliados, al restarle recursos financieros y
políticos al aparato militar de Uribe. El frente
bipartidista formado en Washington en tiempos de Bill
Clinton de apoyo al Plan Colombia fue roto por el Partido
Demócrata el cual ahora golpea seriamente la política del
gobierno Bush hacia Colombia.
Colombia quedó encapsulada en la pugna entre los Demócratas
y la Casa Blanca sobre temas sensibles como Irak y los
tratados comerciales, asuntos que los demócratas han
convertido en parte de su arsenal para alcanzar la
Presidencia en el 2008.
En ese cómodo marco se mueven ahora Chávez y la señora
Córdoba, encontrando apoyos en Washington. Logrando que
desde el Congreso se presione a la Casa Blanca para que
apoye la gestiones de Caracas ante las Farc.
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En la última semana, Uribe ha endurecido su posición ante
las gestiones de Chávez, rechazando condiciones de las Farc.
Sabiendo el provecho político que le representa, Chávez
declaró el viernes que ningún “obstáculo” lo hará abandonar
sus gestiones. Aparte de la buena prensa que está ganando
por lo de Colombia, Chávez ha logrado compensar el interés
internacional sobre la reforma constitucional que impondrá
la presidencia perpetua en Venezuela.
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En medio de las tensiones entre Caracas y Bogotá por las
desbordadas acciones publicitarias de Chávez a propósito del
“intercambio humanitario”, explotó un inusual conflicto
fronterizo: protestas locales contra los peajes establecidos
en la ruta que conduce desde la línea fronteriza en el
estado Táchira hasta Cúcuta, la principal ciudad fronteriza
colombiana. Algunos analistas políticos han tendido a unir
el tema fronterizo con el de la intermediación de Chávez, lo
cual no pareciera ajustarse del todo a la realidad. Pero los
dos temas están coincidiendo en el tiempo y se están sumando
a la lista de roces.
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Estudiosos del tema limítrofe venezolano-colombiano
sostienen que los peajes cucuteños en las proximidades de la
frontera, violan los acuerdos con base en los cuales fueron
construidos los puentes internacionales Simón Bolívar y
Francisco de Paula Santander, en la primera mitad del siglo
pasado. En la práctica, ciudadanos venezolanos están
impidiendo el tránsito carretero entre los dos países lo
cual viola los tratados bilaterales, y ha llevado a que
Bogotá exija a Caracas la reapertura de las vías. Se está
cocinando un conflicto análogo al que mantiene cerrados los
pasos fronterizos entre Argentina y Uruguay, sin que Buenos
Aires haga nada para impedirlo.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |