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Lula Big Leaguer
por Edgar C. Otálvora
viernes, 2 febrero 2007


Por siete meses, el presidente Lula da Silva dejó de transmitir su programa de radio “Café com o Presidente”. El lunes 29 de enero retomó las transmisiones de un programa mediante el cual, cada quine días, el presidente brasileño conversa con un moderador sobre un par de temas de interés en el momento. El acatamiento a la legislación electoral y las vacaciones decembrinas hicieron que el programa estuviera fuera del aire, la retomada del espacio fue destinada a dos temas. El primero de ellos fue explicar a groso modo, el contenido del plan de inversiones públicas anunciado una semana antes por el propio Lula, denominado Programa para el Aceleramiento Económico, y el cual contempla erogaciones por US$ 235.000 millones en infraestructura. Lula aspira incrementar la tasa de crecimiento del PIB brasileño mediante esta vía.

El segundo asunto tratado en el programa radial fue el de las negociaciones comerciales globales, resaltando la necesidad de que se abra el comercio internacional como vía para el desarrollo de los países pobres. “Estoy convencido de que si nosotros no hacemos un acuerdo de comercio que permita a los países pobres tener acceso a los mercados agrícolas de los países ricos, vamos a seguir viviendo un siglo viendo a los países más pobres continuar más pobres”, dijo Lula al periodista que le acompaña como interlocutor en su programa. Ante había afirmado que “de poco serviría que los países ricos creyeran que van a ayudar a los países pobres con un “pouquinho” de dinero”, prefiriendo asegurando que es mejor “que esos países inviertan en proyectos de desarrollo en los países más pobres”. En su intervención del lunes, Lula se refirió a la “Ronda de Doha”, las hasta ahora infructuosas negociaciones en el seno de la Organización Mundial de Comercio OMC, algo que para el escucha promedio quizás parezca un tema lejano y poco claro. Crecimiento con inversiones públicas y libre comercio mundial fueron los temas que Lula escogió para relanzar su programa radial.

De Porto Alegre a Davos

Al momento de grabar su programa de radio, Lula acababa de regresar de Suiza. El presidente brasileño asistió este año por tercera vez a Davos, en contravía con la línea de las organizaciones izquierdistas continentales que en repulsan al evento suizo crearon e impulsan anualmente el llamado Foro Social Mundial FSM. El FSM se realiza cada año en el mes de enero, en fecha coincidente con el de Davos. Desde el 2001, cuando el FSM nació en Porto Alegre, Lula comenzó a participar en sus actividades siendo una de las figuras más notorias entre los asistentes. Para entonces existía una clara simbiosis entre el FSM y el PT, el partido de Lula. El PT controlaba la gobernación de Rio Grande do Sul y la alcaldía de Porto Alegre, la capital estadal. El PT era fuerte en este estado sureño y el FSM era un evento que recibía el apoyo de la izquierda pro cubana, y el pleno respaldo del PT.

Varias cosas han cambiando desde entonces. El PT perdió la gobernación de Río Grande. El presidente de Venezuela se transformó en la figura central de los FSM, robándole aplausos y espacio a Lula. El FSM se ha volcado a la trashumancia abandonando Porto Alegre, por lo cual en el 2006 se celebró en Pakistan, Malí y Venezuela y, este año en Kenia. A su vez, Lula desde el año 2003 es presidente de Brasil y en ese rol ha dosificado su militancia en el FSM. A pocos días de su toma de posesión en su primer mandato, Lula asistió por primera vez al Foro de Davos. Ahora en el 2007, otra vez Lula formó parte de los líderes mundiales que se dan cita anualmente en el Foro Económico Mundial de Davos.

Lula activo en Davos

La agenda oficial de Lula en Davos la semana pasada, no se diferenciaba en mucho de la de otros colegas. Las agencias de noticias se mostraban más atentas por los pasos que daba el nuevo presidente mexicano, Felipe Calderón. El viernes 26, Lula intervino en un foro en el cual solicitó que los países ricos hicieran sacrificios para adelantar en materia de comercio, refiriéndose a la piedra de tranca: los productos agropecuarios y los subsidios que los países ricos otorgan a sus agricultores. Lo dicho por Lula hasta ese momento no se diferenciaba de su discurso ya usual. Un poco más tarde, Lula dio una sorpresa a los medios de prensa, anunciando que en ese momento en Davos se estaban produciendo negociaciones entre un importante número de gobiernos, las cuales permitirían la inminente reanudación de la Ronda de Doha. El primer ministro inglés Tony Blair confirmó ese día que había “un impulso”pero se negó a confirmar el acuerdo. Terminando el día los analistas estaban en ascuas. Se sabía que una treintena de ministros de comercio y cancilleres del mundo estaban reunidos en Davos, en paralelo al Foro. Se conocían el temor de que la Ronda de Doha no pueda avanzar ya que a partir del próximo mes de junio, el presidente George Bush perderá sus actuales poderes especiales para negociar acuerdos comerciales. Pero el optimismo de Lula no se correspondía con la flemática actitud de Blair. Ambos habían estado reunidos ese día, pero sus versiones de los hechos no coincidían. Al día siguiente, Pascal Lamy, director general de la OMC hizo en Davos el anuncio de la reanudación de la “Ronda de Doha”. Lamy dijo “Doha está viva y continuará”. Lula se había anotado varios puntos en su plan de líder mundial. La diplomacia brasileña se metió a fondo en los meollos para reactivar las negociaciones comerciales globales, bajo el criterio de que se trataba de un asunto a ser resuelto a nivel político. Ya en noviembre del 2005, Lula había expresado a Bush la necesidad acuerdos políticos de alto nivel para destrabar las negociaciones de la OMC. Con Bush, quien lo visitaba en la casa campestre presidencial en las afueras de Brasilia, Lula acordó que ambos países trabajarían de cerca sobre este tema. Si bien Bush no estaba presente en Davos, se mantenía en permanente contacto con Blair, y presuntamente con Lula. El presidente brasileño, durante el citado programa de radio del lunes pasado, narró haber dicho a Blair que el fracaso de las negociaciones de la Ronda Doha “ya no es un problema de los negociadores”. “En algún momento tendremos que tener cinco minutos entre los estadistas para nosotros tomar una decisión”. Los cinco minutos tuvieron lugar en Davos. La decisión se tomó allí. La imagen de Lula quedó como la de un influyente y eficiente “estadista”, y la diplomacia brasileña dio muestras de su publicitada alta capacidad de acción lejos del empantanado espacio regional suramericano.
 

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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