Una
crisis militar se vivió en Brasil en la noche del pasado
viernes. Los controladores aéreos que son parte del personal
militar se declararon en huelga, con acuartelamiento
voluntario y cesación de funciones. Más de cuarenta
aeropuertos quedaron paralizados en todo el país y la
normalidad sólo se alcanzará el miércoles próximo.
El alzamiento se produjo en momentos cuando el presidente
Lula da Silva se encontraba en el avión presidencial
brasileño en vuelo hacia EEUU, para su cita con George W.
Bush. Con el Vicepresidente también fuera de Brasilia,
correspondió a Lula dirigir a larga distancia las acciones
que se tomarían.
Diversos medios acusan al ministro de Defensa, Waldir Pires,
de haber tolerado y hasta estimulado la acción conflictiva
de los controladores aéreos militares. Pires en
declaraciones dadas el viernes en la mañana apoyó el reclamo
de desmilitarización de los servicios de control aéreo.
Pires quien cuenta con una largo historial político no puede
considerarse un radical de izquierda. Pero algunos
comentaristas basados en Brasilia, insinuaban ayer que tras
bastidores dentro del gobierno de Lula se estarían moviendo
piezas para alentar conflictos que desestabilicen al
gobierno. Ayer se llamaba la atención sobre la
“coincidencia” de estos actos con lo que se considera un
realineamiento de Brasil en la arena internacional con las
alianzas que están surgiendo entre el gobierno Lula y
Washington.
Según comentaristas políticos brasileños, por instrucciones
directas de Lula, el ministro de Defensa no fue convocado al
Gabinete de Emergencia que se realizó en el palacio
presidencial de Brasilia en la noche del viernes. El militar
de mayor rango presente fue el brigadier Juniti Saito,
Comandante de la fuerza aérea brasileña. Saito poco antes de
la reunión en el Palacio de Planalto, personalmente encabezó
las tropas que tomaron las instalaciones del Centro
Integrado de Defensa Aérea y Control do Espacio Aéreo
situado en Brasilia, para hacer presos a parte de los
controladores declarados en huelga allí.
El alto mando militar brasileño solicitó el viernes la
destitución del ministro Pires del gabinete. Los comandantes
de las fuerzas, quienes apenas comenzaron funciones un mes
atrás, habrían hecho llegar numerosos mensajes a la alta
cúpula política y partidista del país, manifestándoles la
inconformidad con el tratamiento que Pires da a los temas
militares.
Juniti Saito, Teniente Brigadier del Aire, y Comandante de
la fuerza aérea brasileña (Aeronáutica), nació en Pompéia
(estado de São Paulo). Tras una brillante carrera, Sainto se
convirtió a los 64 años de edad, en febrero pasado, en el
primer nissei (hijo de japonés) en alcanzar este alto nivel
en la jerarquía militar brasileña.
La aproximación de Lula a Washington, con todas sus
consecuencias de debilitamiento del eje La Habana-Caracas,
ha comenzado a ser tratada por Hugo Chávez y Fidel Castro
como un problema “filosófico”, procurando no exacerbar las
diferencias con Brasilia. El tema de la producción de
biocombustibles, asomado por Brasil y EEUU como una opción
energética, busca ser transformada por La Habana y Caracas
en un asunto poco menos que apocalíptico. A las casi diarias
lecciones anti-etanol dictadas por el presidente venezolano,
esta semana Castro hizo publicar un texto-editorial en la
portada del periódico Granma. Para el cubano hablar mal de
Bush y del etanol es más o menos la misma cosa y su artículo
estuvo en esa línea, mordiendo de paso a su amigo Lula.
El gobierno brasileño quedó particularmente sensibilizado
luego de la gira anti Bush que realizó Chávez, durante la
cual el venezolano dedicó largos discursos para atacar el
acuerdo Lula-Bush sobre etanol. En aquella oportunidad,
Brasil optó por obviar los subidos comentarios de su socio
venezolano. Pero esta semana, ante la aparición del artículo
firmado por Castro, en pocas horas se dejaron oir tanto el
canciller brasileño Celso Amorín como el propio Lula da
Silva. Uno y otro rechazaron que el etanol condenara al
hambre a los pobres del mundo. Amorín, con un sentido
pragmático que le caracteriza, invitó a Castro para que Cuba
acompañe a Brasil (y de hecho a EEUU) en los previstos
planes de producción de etanol en países de Africa. La
Habana pasó agachada ante la invitación.
Desde el interior del propio PT se estaría armando una
alianza con organizaciones de la izquierda radical
brasileña, para iniciar jornadas de protestas callejeras
contra el gobierno de Lula da Silva. Su aproximación a EEUU
se la pretenden cobrar a buen precio. Lo acusan desde ya de
neoliberal, de traidor a la clase obrera y de entregado al
imperialismo. La agencia oficial de noticias Radiobrás
ofrecía, ayer en horas del mediodía, decenas de fotos de los
parientes de los controladores en huelga y, sólo una del
presidente Lula en su llegada a EEUU.
Tres gobiernos de la región
habrían sido colocados en la mira de organizaciones
izquierdistas continentales: Chile, Brasil y Colombia.
Protestas violentas callejeras y planes para provocar la
salida anticipada de sus respectivos gobernantes, formarían
parte de planes que se están adelantando en cada no de esos
países, atendiendo a sus especificidades.
En Chile, las violentas manifestaciones de esta semana,
iniciadas como reclamos de reivindicaciones de estudiantes
de secundaria, fueron rápidamente capitalizadas por
organizaciones radicales de izquierda. El gobierno
socialista de la señora Michelle Bachelet acusó al Frente
Manuel Rodríguez, organización que promueve un “proyecto
político Nacional, Popular y Bolivariano”.
En Colombia, una sorda alianza entre el viejo liberalismo,
el viejo M-19, la izquierda legalizada, la guerrilla
histórica y uno que otro asomado de última hora, con alguna
ayuda política (valga la ironía) que llega desde La Habana y
desde Washington, están jugando a la carta de un impeachment
contra el presidente Uribe Vélez. Sobre esto seguiremos
comentando en futuros informes.
Al menos públicamente las
relaciones entre Eleazar Díaz Rangel, biógrafo de Hugo
Chávez y director de Ultimas Noticias, y su paisano y
biografiado, se han deteriorado. Los informes sobre
corrupción publicados en ese diario han molestado al
mandatario y, se habla incluso de demandas del oficialismo
contra el medio, el director y una periodista. El episodio
pareciera ser uno más de la reestructuración que vive el
entorno presidencial tras la salida de José Vicente Rangel
del gobierno.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |