Animosos candidatos a las elecciones
venezolanas de noviembre, por favor no olviden en sus
campañas a los menores de edad. Recuerden que ellos acuden
a las urnas con los ojos cerrados. Pero no para votar por
ustedes, sino para descansar eternamente. En el país con
la segunda mayor tasa de homicidios del planeta, los
niños, niñas y adolescentes ponen su gota de sangre:
en 2006 se registraron 24
homicidios por cada 100 mil menores de edad, siendo la
principal causa de muerte en los adolescentes varones
entre 15-19 años. Un total de
4,858 niños, niñas y adolescentes fallecieron de
forma violenta en ese año, la tercera parte de ellos
víctima de homicidios. Y estas son las cifras oficiales
del MiPoPo de Salud, no de una campaña
desestabilizadora.
Aunque
para lo que el gobierno llama tremendismo mediático, basta
leer el Economist del 19 de Julio. Trece mil
homicidios el año pasado para una población total de 27
millones, es decir, 48 por cada 100 mil. Para este 2008 el
ministro Rodríguez Chacín insiste en que el número de
homicidios ha bajado entre 43% y 27%, pero aún suponiendo
que la mejoría es real y no asunto de sobar las
estadísticas, el drama es claro: en Venezuela los menores
de 18 años mueren como si estuviesen en una guerra, muchas
veces a manos de sus contemporáneos.
Cuando
ustedes los candidatos hablan de combatir la inseguridad;
¿están pensando en los votantes o en todos los ciudadanos?
La diferencia no es sutil, porque los menores de edad, sin
derecho al voto, tienen derecho a la vida y a funcionarios
públicos que consideren sus verdaderas necesidades. La
juventud no puede ser un anexo del plan de gobierno, a fin
de cuentas y más allá del lugar común, ellos son el país
del presente. Y en futuro serán electores. Si sobrevivien.
En el
laberinto de la criminalidad venezolana se han perdido
infinidad de presidentes, gobernadores, alcaldes y
concejales quienes han sido incapaces de lograr una
solución. El problema es tan complejo que se requiere más
que una acción de gobierno para doblegar las cifras, pero
toca al gobierno liderar el cambio hacia una cultura de
vida. Y cuando llegue el momento de subir a la tarima, o
asumir la cuota de poder que hayan ganado, por favor
candidatos, recuerden que en algún lugar de la ciudad un
menor de edad puede estar empuñando una pistola por
primera vez, o sintiendo en su cuerpo la primera y última
bala.
ebravo@unionradio.com.ve