El
presidente de Sudán es culpable de asesinatos, crímenes
contra la humanidad y genocidio, al menos a los ojos de
Luis Moreno-Ocampo, el fiscal de la Corte Criminal
Internacional quien solicitó el pasado 14 de Julio una
orden de arresto en su contra. En el poder por casi 20
años, Omar Hasan Ahmad Al-Bashir comenzó su carrera
militar a muy temprana edad, graduándose de paracaidista y
escalando hasta convertirse en Ministro de Defensa tras
liderar en 1989 un golpe de estado que lo convirtió además
en la cabeza del Consejo del Comando Revolucionario.
Casado con dos esposas y sin hijos propios, Al-Bashir
busca imponer a toda costa la sharia, o ley islámica, en
el país más extenso de África donde el 70% de sus 39
millones de habitantes se identifica como musulmanes
sunitas.
Para ello se ha usado inmensas
cantidades de plomo. En el ejército sudanés combatió en el
sur a los rebeldes cristianos y animistas que desde 1983
han demandado autonomía y una porción de las riquezas
minerales. Tras casi dos millones de muertos y gracias a
la presión internacional, en 2004 se firmó un acuerdo de
paz que contempla la ventana de un referéndum
independentista en 2010.
Pero la sombra más negra del
régimen de Al-Bashir está en Darfur, una zona desértica al
oeste de Sudán y aproximadamente del tamaño de Francia.
Allí han muerto más de 200 mil personas en una limpieza
étnica contra la población negra realizada por milicias
árabes. Según el fiscal Moreno-Ocampo, el presidente Al-Bashir
ha sido la mente y el motor detrás de esta operación. De
confirmar los cargos, la CCI dará un claro paso para
detener esta matanza que ocurre ante las narices de la
comunidad internacional, esa misma que eleva mucha
retórica y pocos resultados a la hora de salvar las vidas
de los pobres africanos.
El Consejo de Seguridad de la
ONU ya tiene en pie sanciones contra Sudán, pero en un año
apenas ha desplegado la tercera parte de una fuerza de paz
conjunta con la Unión Africana. El mismo día que
Moreno-Ocampo leyó sus acusaciones, siete soldados la ONU
fueron asesinados en un ataque presuntamente cometido por
milicias avaladas por el gobierno sudanés.
El peligroso Don Omar insiste
en que todo es un atajo de mentiras. El hombre que alojó a
Osama Ben Laden en los 90´s, confía en salirse con la
suya. Quizás sea otro dictador confiado en que la historia
lo absolverá. Pero Moreno-Campo tiene otros planes.
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