Correr
hasta la extenuación. Esa pareciera ser la estrategia de
Hillary Clinton. Tras arrasar en West Virginia pero sin
posibilidad de sumar los delegados que aseguren su
nominación, quizás sea a principios de Junio cuando
desista en su empeño. O quizás no. Clinton es una mujer
que no da su brazo a torcer y su campaña va drenándole
energías a Barak Obama mientras los republicanos se
enfocan cada vez más en la Casa Blanca.
¿Es Obama el hombre para
ganarle a Mc.Cain? Puede que haga falta una mujer como
Clinton para enfrentar la maquinaria republicana, pero el
voto popular ha sido claro. El candidato Demócrata será el
carismático e imperfecto Obama, para quien su mayor reto
será vencer los prejuicios. Los gringos hablan de “un
elefante en el cuarto” para referirse a esos temas que la
gente prefiere no debatir y la trompa del racismo ya se
eleva unos cuantos metros sobre el escenario: el color de
la piel será el termómetro del cambio que EEUU ha
experimentado en las últimas cuatro décadas.
A partir de ahora los
Demócratas tendrán que lidiar con la inexperiencia de
Obama, su carácter moderado, su imagen elitista y su
pasado junto a Jeremiah Wright, asuntos que su campaña
podría manejar con una buena estrategia. Pero ¿cómo
enfrentar la animosidad y resentimiento entre razas que el
país arrastra desde su constitución?
Obama ha luchado por mantener
la imagen “postracial”, pero a medida que se acerca el
momento de las decisiones, las reservas y recelos afloran
como hongos. A menos de que Obama convierta el tema racial
en un factor constructivo en su campaña, corre el riesgo
de perder las elecciones.
En su discurso del pasado 18
de Marzo en Filadelfia, Obama asumió su múltiple carga
genética y habló del racismo como un tema que no se puede
ignorar, so pena de repetir los errores del pasado. Esto
significa ir más allá de los estereotipos, abrir una
verdadera comunicación entre las etnias, reconocer las
raíces de tanta rabia y resentimiento, pero sobre todo,
debatir los objetivos y valores comunes más allá del
color.
Mientras Obama comienza a
olvidarse de Hillary y se enfoca en Mc.Cain, tiene la
oportunidad de unir al país y propiciar un cambio
fundamental en la sociedad estadounidense: sanar heridas
para entenderse como una nación cada vez más diversa y
multiétnica.
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