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Círculo engañoso 
por Eli Bravo  
sábado, 12 abril 2008


Al gobierno venezolano se le perdió la verdad. Obsesionado con ser su único dueño, llegó el momento cuando ya no logra hilvanarla, no convence, ni siquiera es capaz de crear dudas. De tanto manejarla a conveniencia, de hacer propaganda con verdades a medias, de convertir la justicia en un ministerio de intereses públicos, al gobierno venezolano se le está revelando un nuevo problema: ya no logra descubrir ni siquiera sus propias mentiras.

Cuando falta transparencia las sombras crecen como hongos. Esta semana el otrora testigo estrella en el asesinato del fiscal Danilo Anderson dijo que toda la investigación fue un montaje, así que a cuatro años del atentado es imposible saber quién ordenó matar al fiscal. Y de nuevo se duda de los autores materiales. Y otra vez aparece el fantasma de la multimillonaria red de extorsión liderada por Anderson, y quién sabe, por otros funcionarios del alto gobierno. El resultado: la impresión de que el Ministerio Público y el de Justicia trabajan en “encubrir” y no en “descubrir”. A veces un prefijo hace toda la diferencia. El mártir de la revolución, el encomiable fiscal Anderson, está enterrado bajo los escombros del mismo gobierno que lo convirtió en un cadáver propagandístico.

Y la semana cierra con otra deuda judicial. A seis años de los sucesos del 11 Abril no existe una investigación a fondo ni una comisión de la verdad. Eso si, se lanzó un costoso despliegue oficialista para ensalzar al presidente y la movilización popular que lo reinstauró en el poder. A estas alturas los policías metropolitanos acusados por las muertes de ese día esperan sentencia. El juicio más largo en la historia venezolana no avanza un ápice porque jueces y fiscales no reúnen pruebas, mientras que los otros ciudadanos señalados de disparar a las masas, los pistoleros de Puente Llaguno, fueron exculpados en un juicio expreso y elevados a la rango de héroes. Los muertos de ese día quedaron en el recuerdo de sus deudos, tragados por la maquinaria de promoción chavista.

Jugar con la verdad es jugar con fuego. Cada vez más al gobierno venezolano le cuesta convencer a empresarios, diplomáticos, periodistas, intelectuales y votantes de que está diciendo la verdad. Es un círculo engañoso. Un anillo donde se va perdiendo la confianza, incluso, entre los propios camaradas.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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