¿Cómo ves la cosa? La pregunta
suele brincarme con los aperitivos, como rompe hielo en
las reuniones de trabajo o al cruzarme con alguien en los
pasillos. “Cosa” es el genérico para la situación
venezolana, y “ver” es la palabra clave para la bola de
cristal que se supone tenemos los periodistas para
predecir lo que sucederá con la cosa en cuestión. Si la
pregunta viene de algún coterráneo resumo mi respuesta
diciendo “complicada” y acto seguido mi interlocutor lanza
su monólogo sobre el futuro del país, el cual remato con
un “puede ser”. En caso de ser un extranjero, mi respuesta
es “complicada” y el silencio que sigue procuro llenarlo
con cinco minutos de contexto y tres segundos de
pronóstico: lo más probable es que quién sabe.
Venezuela se ha convertido en
una incertidumbre que no cabe en los anchos titulares de
prensa ni en las largas marchas de ciudadanos. De cierta
forma el país es un acertijo que se plantea
incesantemente, siempre cambiante, oscuro hasta la médula.
Material para el análisis, la especulación y los engaños,
la creciente perplejidad del mundo ante los sucesos en
Venezuela refleja las dimensiones del laberinto nacional,
un enredo cotidiano para los venezolanos que visto desde
afuera es como una estopa mojada en gasolina. Y cada vez
hay más candela.
En la superficie está Chávez y
su permanencia en el poder. Pero basta quitarle una capa a
la cebolla para ver que el nudo aprieta más hondo. En los
últimos diez años son tantos los diablos sueltos que
tomará mucho más que un cambio de gobierno para retomar la
santa paz. La polarización, el desmontaje de las
instituciones, el enfrentamiento de clases, las
contradicciones de la economía, y sobre todo, el choque
ideológico que ha destruido las posibilidades de diálogo,
todo esto ha metido al país en una confrontación estéril
que le hace perder impulso y competitividad en la
comunidad global.
¿Entonces, tú crees que la
cosa tiene solución? Suele ser la re-pregunta y mi
respuesta es más clara: la cosa se está solucionando. No
es un proceso inmediato, automático y sencillo. Es algo
que avanza con la misma dinámica de este acertijo. Pero al
escuchar a los líderes emergentes se siente en ellos la
convicción de que la salida del laberinto está más allá de
la primera capa de la cebolla: ahora los venezolanos están
apuntando al meollo del asunto.
ebravo@unionradio.com.ve