A
estas festividades les sucederá lo mismo que al árbol de
navidad. Por meses las esperamos, durante semanas las
planeamos, por unos días las disfrutamos y en cuestión de
horas las desmontamos hasta el año siguiente. Por suerte
el amor es un sentimiento renovable que podemos compartir
en diversas ocasiones y para ello solo basta buscar las
ganas de expresarlo. Con el árbol de navidad ocurre algo
similar: el pino que este año veló por los regalos puede
ser reciclado para volver a la tierra de donde salió.
El negocio de los arbolitos
naturales es verde e interesante. Este año se vendieron en
los Estados Unidos más de 30 millones de pinos que fueron
cultivados en unas 200 mil hectáreas y que brindaron
empleo a alrededor de 100 mil personas. Según la
Asociación Nacional de Árboles de Navidad por cada pino
cortado otros tres son plantados y toma en promedio unos
siete años para que alcancen su tamaño ideal. Los árboles
de navidad son una cosecha, al igual que el maíz o el
algodón, capaz de absorber cantidades importantes de
dióxido de carbono y si son correctamente cultivados no
requieren de toneladas de pesticidas.
Lo mejor es que cada día más
ciudades se suman a programas de reciclaje. En los EEUU se
calcula que el 93% de los pinos son convertidos en
material orgánico que luego será utilizado en jardines o
parques públicos. Y existen proyectos interesantes: a fin
de proteger las orillas de los pantanos en Lousiana, desde
hace unos diez años casi medio millón de árboles
desechados se han usado para crear barreras que regulen la
acción de las aguas y favorezcan la sedimentación. En el
condado de East Sussex en Inglaterra los pinos viejos se
utilizan para atrapar la arena de las dunas marinas y
evitar su erosión.
Dentro de unos días nos tocará
desmontar el árbol de navidad y todos los adornos volverán
a sus cajas hasta el próximo diciembre. De estas fiestas
nos quedarán los regalos, los abrazos y unos cuantos kilos
de más. Y de este pino no quedará nada. Vendrá una mañana
el camión de la basura a llevárselo para siempre y quién
sabe en dónde terminará sus días. Quizás lo recordaremos
por una foto donde aparece como telón de fondo para las
sonrisas de mis hijas con sus primeras bicicletas.
ebravo@unionradio.com.ve