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Río dorado 
por Eli Bravo  
viernes, 23 marzo 2007



El año pasado más de 60 millardos de dólares llegaron a América Latina y el Caribe con olor a sudor de inmigrantes, y según el Banco Interamericano de Desarollo, en tres años más se espera que esta cifra llegue a los 100 millardos. Gota a gota el río de las remesas se ha convertido en un torrente que mantiene a flote familias enteras. Un tercio de ese dinero llegó a México en envíos de $300 promedio, generalmente desde Estados Unidos, el país que con $ 45 millardos encabeza la lista de los emisores de remesas y al cual le siguen Arabia Saudita, Suiza, Alemania y España. De la madre patria salieron el año pasado $ 8 millardos, un 35.4% más que en 2005.

Si algo se ha globalizado en estos tiempos es la migración y el dinero. Las mareas humanas que fluyen hacia las economías desarrolladas lo hacen para enviar a sus países de origen el dinero que allá no encuentran sus familiares, generando un mercado que cada vez es más eficiente: el costo de enviar ese dinero ha bajado del 15% ha principios de siglo, hasta 5% o menos actualmente. El sector privado está haciendo todo lo posible por captar ese río dorado y convertirlo en un activo útil, así que los ingresos por remesas se pueden usar como referencias para solicitudes de créditos y muchas inmobiliarias están seduciendo a los trabajadores inmigrantes con atractivos planes de inversión en sus países. Todos vuelven, como dice la canción, y cada vez más los inmigrantes planifican su vida en función de ahorrar para vivir el retiro en su tierra natal. Mientras tanto, el resto de la familia comparte las bondades de un salario en moneda dura. Para aliviar la pobreza, nada mejor que un hijo en el norte.

No importan los muros y las redadas, los inmigrantes seguirán cruzando fronteras. Por ello organizaciones como el BID buscan la forma de normalizar estos flujos de gente y dinero para que se conviertan en factor de crecimiento y generen más riqueza. Las remesas son una realidad de las asimetrías económicas del mundo, pero encauzadas y bien administradas pueden ser más que una bendición para las familias. Hoy en día el volumen de las remesas a la región supera los montos de la inversión extranjera directa y la ayuda oficial al desarrollo, todo eso gota a gota, de sudor y esperanzas, un individuo a la vez. Tienen razón quienes ven en las remesas el rostro humano de la globalización.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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