El
2-D voy a votar por el NO. Dejar de hacerlo sería una
estupidez. No votar es la peor manera de oponerse a una
estrategia, una concepción de gobierno que considero
equivocada. No votar fue la estrategia que en un momento
escogió Venezuela y de aquellos abandonos resultaron estas
tormentas. Desde Miami tengo la oportunidad de decir que
NO apoyo la reforma constitucional y no voy a perderla. No
estoy solo. Fuera del país hay decenas de miles de
venezolanos inscritos para votar. Será decisión de cada
quien seguir las noticias desde las tribunas o participar
en el juego. Aunque no sea del todo limpio, a fin de
cuentas, es el terreno que hay. No existen las condiciones
ideales, solo queda obrar con la realidad.
Como periodista debo informar
con el mayor equilibrio posible. Como venezolano puedo
opinar con la mayor honestidad y para ello tengo esta
columna. Aquí y ahora no puedo reflejar ambas partes.
Tampoco lo haré a la hora de sufragar. Rechazaré la
reforma pero no como una manera de rechazar al chavismo.
Votaré NO como una manera de detener su aspiración a
convertirse en el único poder en Venezuela. Rechazaré la
reforma no porque no me gusta Chávez. Votaré NO para que
entienda el verdadero carácter de la oposición: un alto
porcentaje de ciudadanos que concebimos la democracia como
un sistema de respeto y tolerancia, de pesos y
contrapesos, de transparencia y responsabilidad.
No se si ganará el NO. Pero
quiero ver mi voto convertido en un reflejo del mapa del
país. Aunque mi lugar en ese mapa esté más allá de las
fronteras. Vivir en el exterior no me resta derechos, si
acaso, limita mis experiencias. Todo el Internet y el
cable del mundo no pueden llevarme a sentir lo que está
sintiendo la gente en las calles. El olor de las frutas,
las lacrimógenas y la incertidumbre no viaja virtualmente.
Pero tantas información me permite entender, como a miles
de otros venezolanos más, que en la diatriba de votar o no
votar hay una decisión de fondo más grande: la de actuar
por algo que nos duele, nos toca, nos interesa.
Será extraño votar este
domingo, como lo ha sido desde el 98 votar en Miami. Uno
se siente rodeado de compatriotas, envuelto en la ilusión
de estar muy cerca del epicentro de las cosas. Y a la ve
tan lejos.
Voy a votar porque espero
hacerlo siempre.
No votar es un error
No tengo secretos. Votaré NO.
ebravo@unionradio.com.ve