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Botar a conciencia 
por Eli Bravo  
viernes, 22 junio 2007


Que estamos rodeados de basura, basta mirar alrededor para comprobarlo. Al igual que la población, la basura se está multiplicando: según un reporte de la revista The Economist, desde 1960 en Estados Unidos la cantidad de desechos se ha triplicado hasta alcanzar las 245 millones de toneladas en 2005. En Europa occidental el volumen se ha incrementado en 23% entre 1995 y 2003 para un promedio de 577 kilos anuales por habitante. Desde bolsas plásticas hasta baterías de computadores, pasando por diarios y vehículos, los humanos somos unas incansables máquinas productoras de basura.

Reciclar los desechos es una tendencia cada vez más fuerte. Un estudio del Programa de Acción para los Desechos y Recursos de Inglaterra encontró que en el 83% de los escenarios donde se reciclaba la basura el resultado era mejor para el ambiente. Además, es una manera de economizar recursos minerales y vegetales. Algunas naciones han hecho de sus desechos un negocio razonable (aunque por lo general el costo de reciclar es superior al de simplemente botarla) y China se está convirtiendo en un fuerte comprador de desperdicios que luego transforma en mercancía de exportación: productos de moda, basura son y en basura se convertirán.

Otras tendencias son la creación de bienes que puedan ser usados, desarmados y rehusados en múltiples ocasiones, así como la confección de empaques sustentables que han adoptado cadenas como Target, Starbucks y Wal-Mart. A nivel mundial Toyota está trabajando en búsqueda de materiales “cero emisión” que no aumenten los niveles de CO2 en la atmósfera al ser procesados y Apple se ha comprometido a eliminar las sustancias tóxicas de sus productos.

Todo este periplo para ofrecer el prometido balance de los pañales ecológicos Baby G que compré para Andrea. Como muchas cosas verdes, los resultados fueron mixtos: funcionan bien pero no absorben tanto como los desechables, así que con más frecuencia de la que quisiéramos hay que terminar lavando pañales. Acostumbrados a los desechables, los Baby G dan algo más de trabajo, requieren ser cambiados más a menudo y son propensos a los accidentes. La evaluación: seguiremos usándolos, alternando con los desechables según las condiciones. Así al menos cuatro pañales diarios no terminarán en el basurero y llegará el momento cuando tengamos un producto que combine lo mejor de ambos mundos. Mientras tanto, haremos lo posible por conservar este y nuestra comodidad.

ebravo@unionradio.com.ve 

 
 

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