La
era latinoamericana está pariendo un corazón y Venezuela
prefiere hacerlo por cesárea, así que la Asamblea Nacional
habilitará al presidente Chávez para legislar y este a su
vez habilita a una Comisión para que reforme la
constitución y le permita gobernar sin tantos obstáculos.
Pura sinergia política. Los procesos constituyentes de
Ecuador y Bolivia tienen al menos que pujar un debate con
la oposición, y si bien Evo Morales se esfuerza con el
fórceps para salir adelante, numerosos actores políticos
se resisten a ese fervor de renacimiento republicano que
pica y se extiende. Rafael Correa espera resolver el
asunto con un poco de anestesia y por ello juega la carta
de reformista moderado, por ahora.
En la centrífuga socialista
continental del siglo XXI los matices importan pero no
aseguran resultados. En Venezuela la centralización viene
acompañada de un respaldo popular. En otros países la
solidez del liderazgo no es tan cómoda, como el caso de
Daniel Ortega, quien conquisto poco más del 30% del voto
gracias a la fragmentación de sus opositores. Manejar una
aplanadora requiere peso y combustible: Chávez lo tiene
con su carisma y su petróleo. Los nuevos reformadores
latinoamericanos buscan controlar los recursos energéticos
y aspiran a la vez destapar su popular appeal. De
otra manera la fiebre progresista puede convertirse en una
epidemia de descontentos. Construir al personaje y su
culto toma tiempo, que no siempre juega a favor,
recordemos que en los países andinos han sido más
impacientes con sus gobernantes. Por lo pronto están
concentrados en dar a luz sus aspiraciones y ambiciones,
que suelen ser la misma cosa.
¿Cómo será la América Latina
adolescente de esta era parturienta? Hace 18 años nos
castigaba la década perdida y en 18 más quizás sigamos
perdidos en el laberinto de una niñez con carencias y una
juventud llena de frustraciones. Concebir es una cosa,
pero criar es otra. Puede ser que la modernidad llegue al
continente transitando por el pasado y que el siglo XXI
haya que escribirlo en clave de siglo XIX.
Síndrome incurable el del
continente, regresando al punto de partida una y otra vez.
Ojalá para aquel entonces sepamos donde está la piedra.
ebravo@unionradio.com.ve