Para
decenas de miles jóvenes el sueño americano es una
pesadilla. Cada año unos 65 mil estudiantes se gradúan de
secundaria para descubrir que se les acabó el camino: como
sus padres cruzaron la frontera sin papeles y los trajeron
a cuestas cuando apenas eran unos niños, ahora son
ilegales que no pueden entrar al college o la universidad.
Es así como un joven que ha crecido en los Estados Unidos
totalmente adaptado a esta cultura se ve obligado a cortar
su carrera académica y permanecer en las sombras. No puede
estudiar, no puede trabajar, no tiene derechos. Puede
haber sido el mejor de su clase, pero sin documentos, pasa
a ser el último de la fila.
La inmigración es un complejo
asunto, víctima de generalizaciones maniqueas. Con la
etiqueta de “amnistía para ilegales” los sectores más
reaccionarios de EEUU están mutilando el desarrollo de
jóvenes que se sienten tan estadounidenses como cualquiera
de sus compañeros, y que además, son capaces de hacer un
trabajo que el país necesita. Todo a causa de un papel. Y
de la ceguera. Ellos no escogieron la ilegalidad: fueron
traídos por sus padres quienes cometieron un delito
migratorio, pero el castigo no les debe ser transferido,
especialmente si tienen un excelente record académico y de
conducta.
En esta sesión del Congreso se
busca una vez más la aprobación del Dream Act, la ley que
permitiría a estos alumnos obtener una residencia temporal
para culminar sus estudios y posteriormente, de acuerdo a
sus antecedentes y resultados, optar por un status legal.
Una ley sencilla que permite a buenos estudiantes
construir sus vidas en el país que ya les pertenece,
porque estos chicos no tienen otra nación sino la que los
ha visto crecer. Incluso, la que pueden servir, pues el
Dream Act beneficia a aquellos estudiantes que se enrolen
en el servicio militar.
Estados Unidos está en una
carrera por mantenerse al frente de las naciones
desarrolladas, y eso solo es posible estimulando la
educación y los sueños de sus individuos. Cerrarle las
puertas a jóvenes con hambre de éxito y realización es un
pasaporte al fracaso. Por eso el Congreso y millones de
estadounidenses deben entender que aprobar el Dream Act es
ganancia para todos, especialmente para los que sueñan con
el acto de graduación, y ponen todo su esfuerzo en
alcanzar ese día.
ebravo@unionradio.com.ve